Diana SACAYÁN |
Diana Sacayan fue encontrada muerta “con signos de violencia”, confió una fuente judicial a Infojus Noticias, en su departamento de avenida Rivadavia al 6700, en el barrio porteño de Caballito.
Interviene la comisaria 38 porteña y la Fiscalía de Instrucción N° 4, a cargo de Matías Di Lello.
Fuentes policiales confirmaron a Infojus Noticias que la División Homicidios investiga a “una persona que entró con ella al edificio”. Llegaron a él a través de un testimonio.
"Se investiga un crimen, un homicidio", aportaron. Había llegado de la provincia de Tucumán con sus padres. Se había radicado en Laferrére y ahora estaba instalada en Caballito.
Vivió en la pobreza, se prostituyó, pero se organizó, resistió y la militancia le permitió en 2012 postularse como candidata a ocupar la Defensoría del Pueblo de La Matanza.
Había trabajado en el INADI, en el programa de la diversidad sexual. También había colaborado en el suplemento Soy, de Página/12, y en la revista El Teje.
Diana había sufrido dos agresiones que llegó a denunciar. El último, en agosto pasado, con la Policía Metropolitana: había contado que tras ser agredida por un hombre en la calle, llegó la Policía y se la llevaron presa junto a otro activista. La maltrataron, amenazaron y denunciaron por resistencia a la autoridad con lesiones.
Una semana después, la Procuvin denunció a la Metropolitana por la agresión. “Son prácticas sistemáticas de la Metropolitana atacar a grupos sociales vulnerables y vulnerados", dijo el titular de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), Miguel Palazzani, quien pidió la indagatoria de al menos 12 policías por torturas y privación ilegítima de la libertad de Diana y un empleado del INADI.
La agresión anterior había ocurrido en agosto de 2013. Diana contó que un hombre “blanco, alto” le destrozó la cara a golpes en la estación Laferrére, en La Matanza. Y agregó que esa noche cuatro gendarmes vigilaban la zona y detuvieron al agresor, pero terminaron por dejarlo ir.
“¡Miren lo que me hizo!”, les gritó con la cara ensangrentada y los agentes de seguridad terminaron por golpearla en las costillas. Solo logró frenar la nueva golpiza, cuando les dijo que trabajaba en el Ministerio de Justicia. Ahí le dijeron: “¡Corré!”.
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