Según la resolución que se publicó en el 'Boletín Oficial', todas las empresas de alimentos, bebidas, productos para el aseo personal, de limpieza y de perfumería, entre otras, estarán obligadas a presentar previamente los rótulos y etiquetas de cualquier producto que planeen poner en el mercado.
La Dirección de Lealtad Comercial, que depende de la Secretaría de Comercio, que maneja Augusto Costa, tendrá 15 días hábiles para aprobar o no las etiquetas. De no haber una respuesta vencido el plazo, las empresas podrán lanzar su producto, pero quedarán sujetas a la regulación posterior de la Secretaría.
Para justificar la medida, Costa puso dos ketchup Hellmann's sobre la mesa. El primero promociona en su etiqueta que tiene "tomates frescos"; el segundo, más caro, que "tiene más tomates frescos".
El secretario comentó que se juntaron con Unilever, dueña de la marca, "y probamos una salchicha con cada ketchup, y nos dio lo mismo: tenían el mismo sabor". "Son estrategias que hacen las empresas en todo el mundo para encubrir subas de precios. Posiblemente, no estén violando la ley, pero como hay un vacío legal, sacamos una resolución para frenar el engaño", dijo Costa, que presentó el del ketchup, entre otros ejemplos, para explicar el nuevo Sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas que empezó a regir desde ayer.
También negó que la medida, a menos de 2 meses del cambio de Gobierno, se traduzca en un incremento del personal de planta en la Secretaría, en línea con lo que está sucediendo en otras oficinas públicas.
"Pondremos la lupa sobre qué producto es más relevante, como los de consumo masivo, y con los funcionarios que tenemos hoy no vamos a tener problema. No vamos a llenar de camporistas el edificio, ni cambiar la situación del empleo en la Argentina", respondió ante una consulta del matutino 'La Nación'.
Las empresas que hoy tengan productos que no cumplan con los criterios de la Secretaría de Comercio tendrán 60 días hábiles para adaptar sus etiquetas. La norma prohíbe además que se incluyan en etiquetas ofertas o descuentos, algo que es muy habitual hoy.
"Porque si la empresa no puede garantizar que le llegue al consumidor el ahorro, no lo puede incluir", explicó Costa, que mostró ejemplos de packs de gaseosas y paquetes de toallas femeninas que en góndola no tenían el precio sugerido o que hasta eran más caras que lo que decía la etiqueta.
Mientras tanto, en las empresas temen por la discrecionalidad de los criterios que pueden aplicarse, además, de los costos y burocracia asociados.
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