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Las noticias de los últimos días hablan de un aumento notable de los secuestros. Diariamente nos enteramos a través de los medios de comunicación de al menos un secuestro en la Ciudad y/o Provincia.
Al respecto, la ministro de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aseguró que hay una disminución de esta modalidad delictiva pero que aumentó "la repercusión". Es decir, según la funcionaria, no es que haya más secuestros que antes, si no que los medios volvieron a ponerlos en su agenda. ¿Será realmente así?
Antes que Bullrich, el flamante ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari, había admitido el aumento de los casos de secuestros. "Se están dando más secuestros que el año pasado" en la Provincia, admitió.
Pero Bullrich lo desmintió. "Tenemos una disminución pero aumentó mucho la repercusión de los secuestros, han vuelto a ser un tema", explicó la funcionaria nacional. Y aseguró que "el total de la disminución en CABA y la Provincia es del 19,1%".
Bullrich detalló, con cifras del Ministerio Público, que durante enero y mayo de 2015 hubo 137 secuestros; y que durante el mismo período de 2016, hubo 115 casos. Según la estadística brindada por la funcionaria, en la provincia de Buenos Aires hubo una disminución de casos de secuestro en un 27,4% y un aumento en la Ciudad del 25%.
Entonces, ¿aumentaron los secuestros o aumentó la repercusión mediática? La respuesta oficial es contradictoria, como vemos.
Este viernes (10/06) se conocieron al menos dos casos:
1- JEFE ANTISECUESTROS HERIDO
Anoche, en Villa Martelli, el jefe de Antisecuestros, comisario inspector Santos Gustavo Díaz, fue herido en un operativo para detener a una banda de secuestradores que estaba por dar un nuevo golpe. Se encuentra internado en el Hospital Churruca, donde fue intervenido quirúrgicamente y está, en principio, fuera de peligro.
En tanto, uno de los delincuentes que participó del hecho fue detenido horas después cuando ingresó al Hospital de José C.Paz herido de un balazo y los investigadores buscaban esta mañana al resto de la banda en una villa del partido de San Martín. Según las fuentes, el episodio se produjo en el marco de un operativo de seguimiento de los integrantes de una banda de secuestradores que actuaba en la Capital Federal y el conurbano bonaerense.
Como parte del operativo se encontraba el jefe del departamento que investiga los casos de secuestros extorsivos que, de acuerdo a los voceros consultados, había dado la orden de seguir de manera encubierta a los sospechosos para intentar identificar a toda la banda y, en caso de que fuera necesario, intervenir para detenerlos.
Sin embargo, el cierto momento, al llegar al cruce de las calles Talcahuano y Carlos Francisco Melo, de Villa Martelli, los ocupantes de un Volkswagen Bora color gris metalizado comenzaron a disparar contra un Fiat Siena con vidrios polarizados en el que iba el comisario inspector Díaz sentado en el asiento del acompañante.
Según las fuentes policiales, el jefe policial recibió una perdigonada de escopeta que le provocó heridas en el cuerpo y en el rostro. Los policías también dispararon e hirieron al menos a uno de los delincuentes, a pesar de lo cual huyeron hacia el interior de la Villa Loyola, de San Martín. Sin embargo, horas después uno de los supuestos secuestradores ingresó herido al Hospital de José C.Paz y quedó detenido.
En tanto, los investigadores secuestraron luego en el mismo partido de José C.Paz el Bora metalizado que habían utilizado los delincuentes en la persecución. El auto estaba siendo sometido a peritajes en busca de huellas, con la intención de identificar a los otros sospechosos.
Este mediodía, la ministro de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aseguró que le pedirán al presidente Mauricio Macri que se modifique el Código Penal para que los delincuentes que hieran o maten a policías reciban penas más graves.
"(Díaz presenta) un estado delicado pero muy controlado, ha recibido perdigonadas de una escopeta en el rostro, esperemos que evolucione bien", dijo Bullrich respecto a cómo encontró al comisario herido sobre todo en un ojo, y añadió que lo felicitó "por su heroicidad, porque es un comisario inspector que salió al frente de su gente a perseguir a esta banda de delincuentes peligrosos".
Respecto a los atacantes, la funcionaria explicó que se trataba de una "banda de secuestradores que ya tenía antecedentes de dos secuestros y el mismo modus operandi: secuestrando en Capital y luego intentando el cobro en la zona de José C. Paz".
2- SECUESTRO EXPRESS EN LUJÁN:
En la zona rural ubicada en las afueras de Open Door, una pequeña localidad bonaerense, secuestradores detuvieron a un hombre que transitaba un camino de tierra junto a su hijo en un camión, lo golpearon y se llevaron cautivo al joven. Más tarde exigieron un rescate de 600.000, pero la negociación fracaso y acabaron liberando a la víctima, publica El Día.
Raúl Bivardo volvía del campo donde había ido con su hijo, Marcos, de 21 años. Cuando estaba en camino, vio dos autos que, debido a la soledad que suele predominar en aquel paraje, le llamaron la atención. Uno de estos coches tenía el baúl abierto, y Raúl siguió viaje.
A la vuelta, luego de haber cargado los fardos en el campo, se topó con los violentos; varios hombres armados que emergieron de un costado del camino los obligaron a bajarse del vehículo. Allí golpearon a Raúl con tal fuerza que el hombre casi pierde el conocimiento. Al levantarse, desorientado, no sabía qué había pasado con su hijo. Varias horas más tarde, después de muchas angustias, Marcos sería liberado.
“Los bajaron, al padre lo tiraron al piso y le pusieron las manos por la espalda. Además le robaron la billetera. No llegó a ver cuando a mi hijo lo metieron adentro del coche y se lo llevaron. Cuando se levantó empezó a buscarlo sin entender bien lo que había sucedido, como que estaba bloqueado. Empezamos a llamarlo a su teléfono celular, hasta que nos dicen que estaba secuestrado y empezaron a pedir dinero. Así que llamamos apenas pudimos a la policía” describió Graciela, madre del joven secuestrado.
Al parecer, los bandidos golpearon brutalmente al marido de Graciela para luego meter de golpe a su hijo en el baúl del auto en el cual se habían trasladado hasta allí. "Mi marido había ido a cargar fardos para llevar a otro lugar. Marcos y mi esposo iban en camión, y otro de mi hijos iba en el tractor. Todo sucedió cuando estaban pasando por el puente de Manzanares y ruta 6, en un camino de tierra” continuó contando Graciela, agregando que “nosotros somos gente que trabaja en el campo, somos laburantes, no somos dueños de nada”.
En cuanto al relato de la víctima principal de este secuestro, Marcos dijo que los secuestradores lo metieron en el asiento trasero de uno de los autos en los cuales se trasladaban los secuestradores. Antes le habían tapado la cabeza para evitar cualquier detección vía cámaras de seguridad. Más tarde pasó al baúl, lugar donde esperó ser rescatado durante casi seis horas.
Sus padres, una vez conscientes de lo que había sucedido, decidieron dejar prendido sólo dos celulares para facilitar las comunicaciones. “Dejamos prendidos solo el mío, el de mi marido y el de casa. Habrán llamado tres veces, en muchas se cortaba. Se ve que habría un tema de señal. En la segunda ya pidieron dinero (si bien la mujer no lo confirmó, habrían sido 600 mil pesos) pero nosotros estábamos tan nerviosos que terminó negociando mi yerno” aclaró la madre de la víctima.
Pero las negociaciones no terminaron como esperaban los delincuentes: Marcos fue liberado seis horas después, en el partido de San Martín. Al parecer, los captores decidieron soltarlo al darse cuenta que la Policía los tenía cercados.
Los ladrones lo hicieron bajar del auto, aún con la bolsa en la cabeza, y caminar para atrás sin sacarse el cobertor. Finalmente un joven que pasó en bicicleta a los pocos metros terminó ayudándolo a recuperarse.
# POLICÍAS QUE SE ROBARON EL RESCATE DE UN SECUESTRO
La Justicia federal de Morón logró comprobar investigando un secuestro extorsivo ocurrido a fines del año pasado que dos policías se habían robado el rescate.
En el expediente,a cargo del juez Juan Pablo Salas y el fiscal Carlos García, no se llegó a identificar a la banda que en la noche del 21 de octubre de 2015 capturó a un adolescente de 18 años. Pero los que sí terminaron cayendo fueron dos policías a los que el destino cruzó con lo secuestradores y que decidieron mexicanearles los 40.000 pesos que acababan de cobrar de rescate.
“Los imputados, en sus condición de integrantes de una fuerza de seguridad policial, uniformados y armados, en pleno conocimiento al desapoderar a los captores del dinero que habían recibido como rescate, provocaron serios riesgos en la vida de la persona que se encontraba retenida y oculta, toda vez que se sucedieron otros llamados intimidatorios a raíz de que el dinero se los había sacado una ‘patrulla que pasaba por el lugar’”, sostuvo el juez federal Salas en la resolución por la cual procesó por robo a los policías bonaerenses Jonatan Cardozo (28) y Julio González (51).
El agente y el oficial –compañeros en el móvil 19.725 del Comando de Patrullas de Prevención Comunitaria de Esteban Echeverría– fueron procesados por el delito de “robo con armas agravado por su condición de miembros integrantes de una fuerza de seguridad policial”.
En la misma resolución, a la que accedió Clarín, el juez Salas les dictó la prisión preventiva (quedaron presos) y les trabó un embargo de 30.000 pesos a cada uno.
La historia del rescate robado comenzó cerca de la medianoche del 21 de octubre de 2015 y pudo ser desentrañada por el trabajo de la propia Policía –que entrecruzó cámaras de seguridad con el GPS de los patrulleros que andaban por la zona– y el fiscal García, quien reunió todos esos elementos y finalmente, el 12 de mayo último, pidió la detención de los dos policías.
Ese 21 de octubre, a las 23.45, un estudiante de 18 años llamado Franco llegaba a la puerta de su casa, en Morón, manejando el Ford Focus de su madre. Antes de que llegara a bajarse cuatro hombres a bordo de un Renault Clio lo cruzaron. Dos de los secuestradores lo obligaron a sentarse en el asiento trasero de su auto, se subieron al Focus y se lo llevaron.
Pocos minutos después, la familia del adolescente recibió el primer llamado extorsivo, en el que reclamaban 100.000 pesos de rescate. Las tratativas –monitoreadas por la Policía– no duraron mucho. La banda contaba con un “aguantadero”: a Franco lo metieron en una casa mientras negociaban. Con la cabeza tapada, el joven logró escuchar cómo unos nenes jugaban a su alrededor y también cómo, a la media hora de estar allí, los secuestradores comenzaban a discutir diciendo que “algo había salido mal con la Policía” y que “el dinero se lo había llevado una patrulla que pasaba por el lugar”.
La historia se completó con el testimonio de Santiago –hermano de Franco–, quien fue el encargado de llevar el rescate –40.000 pesos y joyas– a una estación de servicio Esso ubicada en Camino de Cintura y Avenida Olimpo (en 9 de abril, partido de Esteban Echeverría).
Pasada la medianoche del 21, Santiago les dio el rescate en la mano a los secuestradores. Pero antes de irse vio cómo a los captores de su hermano se les acercaban dos policías que estaban en una patrulla, en la misma estación de servicio.
Poco después, recibió una nueva llamada de los secuestradores que, furiosos, le recriminaron que hubiera ido al lugar con la Policía. El joven lo negó, ante lo cual le exigieron que fuera a buscar al patrullero y reclamara el dinero. No lo hizo pero, con su hermano ahora amenazado de muerte, se vio obligado a juntar un segundo rescate (de 30.000 pesos).
Lo pagó esa misma madrugada cerca de la Universidad de La Matanza. En venganza, los secuestradores le pegaron y le sacaron las llaves de su auto. Al rato fue liberado Franco. Lo ocurrido orientó la investigación de la causa hacia una posible complicidad policial, pista que en realidad llevó a los dos policías que, se cree, no tenían nada que ver con el monitoreo del secuestro ni pertenecían a la banda de secuestradores.
“Simplemente vieron la oportunidad y la aprovecharon. Sabían que era el dinero de un secuestro y no les importó nada”, le dijo a Clarín una fuente judicial.
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