sábado, 16 de mayo de 2015

A PESAR DEL BAILANDO Y EL FÚTBOL, AÚN ES POSIBLE UN PROYECTO DISTINTO

ENTRE RÍOS / OPINIÓN 



"(...) Los mediocres solo pueden triunfar donde los necios se lo permiten. Dejemos de serlo. (...)" 

Por DANIEL LUJÁN 

PARANA (U24 Entre Ríos). ¿Será qué finalmente es verdad que no estamos viviendo un “fin de ciclo”, sino el inicio de una nueva etapa del kirchnerismo?



De ser así deberemos reconocer que quienes estábamos errados éramos todos quienes opinábamos lo contrario. Es decir todos aquellos que creíamos que la mediocridad nunca nos iba a poder vencer. 

Pero lo lograron, los mediocres nos vencieron, y aunque por supuesto que no bajaremos las banderas que siempre hemos defendido, para poder revertir la situación debemos empezar por reconocer los errores propios.

 El primero de todos los errores es la falta de participación. Protestamos, gritamos, nos enojamos, pero no ocupamos los lugares que había que ocupar. Los ocuparon ellos.

 A millones de argentinos nos dieron años gratos que nos permitieron hacer cosas buenas en lo personal: pudimos cambiar el viejo televisor, la vieja computadora, el viejo celular, ¡el viejo auto hasta los pudimos cambiar dos veces en 12 años!, pudimos viajar al exterior, quisimos y pudimos casi todo lo que nos propusimos en lo material, pero al mismo tiempo perdimos, y muchísimo, en cuestiones que ahora nos costará recuperar.

 No es la primera vez que pasamos por la misma situación; ya hubo años atrás otro gobernante que uso las mismas artimañas para seducirnos, pero volvimos a caer en la misma trampa. Y esta vez se agregó un factor que en aquella oportunidad no era tan visible: el desinterés de una enorme franja de la sociedad por todo lo que sucedía.

Fue esa falta de compromiso lo que nos llevó a este lugar. Cambiamos los valores que siempre nos distinguieron como sociedad por lo material, antepusimos lo personal sobre lo colectivo, nos dejamos llevar por el relato, la mentira, simplemente porque estábamos bien, sin importarnos si el otro también lo estaba.

Y así les allanamos el camino a ellos. Pero a medida que el relato fue siendo superado por la realidad, esta comenzó a venirse encima de nosotros, y allí fue cuando comenzamos a darnos cuenta que para enfrentar lo que estaba sucediendo no teníamos las herramientas necesarias. Habíamos dejado que ellos las destruyeran.

 Destruyeron el trabajo, destruyeron la educación, destruyeron la familia, destruyeron los valores más sagrados de convivencia, destruyeron la seguridad, destruyeron la justicia, destruyeron la política, destruyeron doscientos años de historia.

 ¿Destruyeron? o ¿Destruimos? Ellos no dudarían, como lo hacen todos los días ante cualquier situación, en decir que fueron los otros los que destruyeron, nunca ellos. Sería un error tremendo comenzar cualquier intento de recuperación pensando de la misma forma.

Solo haciéndonos cargo de lo que a cada uno le corresponda es como habrá que comenzar a buscar las soluciones. La semana que termina ha sido todo un símbolo de hasta donde les hemos permitido a los mediocres llegar: Comenzó con una nueva edición del bailando, siguió con el atropello a la Corte Suprema y los relatos de la presidente en sus interminables cadenas y terminó con lo ocurrido en el fútbol.

 Todo lo sucedido en esta semana tendría que servirnos como un momento de reflexión para darnos cuenta dónde estamos y de que es lo que deberíamos hacer para comenzar a salir. Y no se trata solo de una elección política, se trata de una elección que va mucho más allá. Se trata de decidir si queremos seguir viviendo en la mediocridad, o si por fin nos decidimos a vivir de acuerdo con las posibilidades que esta tierra bendita siempre nos dispensó.

 Los mediocres solo pueden triunfar donde los necios se lo permiten. Dejemos de serlo. Demostremos al mundo que a pesar de la mediocridad del bailando, de nuestro fútbol, de nuestros gobiernos y gobernantes, los argentinos somos capaces de reconocer que nos equivocamos y de cambiar por un proyecto distinto y mejor.

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