AGENCIA / ENTRE RÍOS
PARANÁ (U24 Entre Ríos). El espectáculo es dantesco y hace temer avanzar por el lugar para tratar de tomar fotos para reflejar lo sucedido.
Una enorme porción de la parte alta de las barrancas que constituyen esa maravilla natural que es orgullo de los paranaenses, el Parque Urquiza, no soportó más el descuido y la falta de mantenimiento de los últimos gobiernos municipales de Paraná y cedieron de forma estrepitosa deslizándose peligrosamente y arrastrando añosos árboles y parte de una de las calles internas del parque.
El paseo se comenzó a construir en los terrenos que fueran donados por la esposa del General Justo José de Urquiza a fines del siglo 19. Esa zona ubicada sobre las barrancas, se denominaba antiguamente “La Batería” y luego se fueron agregando más terrenos donados por otros vecinos, hasta completar las 44 hectáreas que hoy comprende.
El diseño del parque estuvo a cargo del arquitecto francés Carlos Thays y sus construcciones fueron realizadas fundamentalmente durante la intendencia del intendente Francisco Bertozzi quien logró financiar la totalidad de la obra con un empréstito municipal que es un ejemplo de eficiencia y transparencia hasta la actualidad.
Un tremendo contraste con las gestiones municipales de los últimos años, que comenzando con la de Julio Solanas en 2003, hasta la actual de Blanca Osuna, que finaliza el próximo 10/12, solo se han dedicado a llenar la municipalidad de ñoquis, llevando la planta de personal a más de 8.000 empleados, cuando en el año 2000 solo había 3.000 y eran más que suficientes.
Al intendente Solanas se lo recuerda porque en el año 2007 firmó un decreto por el cual creó y cubrió el cargo de “jefe de departamento de Reparaciones y Mantenimiento del Mástil del Parque Nuevo”, una ridiculez mayúscula.
En los años sucesivos siguieron los nombramientos en desmedro del personal profesional del municipio integrado por ingenieros en diversas áreas, arquitectos y otros técnicos, que lentamente fueron reemplazados por personal sin experiencia y sin los conocimientos necesarios para enfrentar los problemas cotidianos de la ciudad.
Los resultados de toda esa torpeza de las intendencias de Julio Solanas, José Carlos Halle y Blanca Osuna, comienzan a verse cada vez con más nitidez. Aunque parezca increíble, los tres se postulan nuevamente: El primero nada menos que para la gobernación y los otros dos para repetir en la intendencia de Paraná.
El derrumbe de una gran porción del Parque Urquiza es quizás la muestra más dramática de lo que esas tres gestiones han sido para los paranaenses. Toda la ciudad se está derrumbando por culpa de estos nefastos gobernantes, a los que solo una sociedad adormecida puede darles una nueva oportunidad.
“Esto es una especie de ACV leve que si no es tratado convenientemente se puede agravar”, indica el arquitecto Rodolfo Borini, ex convencional constituyente y precandidato a intendente de Paraná, al explicar lo sucedido con las barrancas derrumbadas.
U24 Entre Ríos lo acompañó en una recorrida por el lugar, lo que nos permitió conocer in situ lo ocurrido.
“El derrumbe se produce por las fugas de agua en la red de distribución y en las vertientes canalizadas, que al no tener el mantenimiento adecuado forman nuevas vertientes que se van desplazando horizontalmente y separan la tierra en capas que luego son las que se deslizan por saturación de humedad”, explica el arquitecto Borini, quien agrega: “Esto se solucionaba simplemente controlando las fugas y manteniendo limpios los desagües, ya que como se puede apreciar los mayores desplazamientos están en línea con los caños rotos y para eso solo se necesita personal que salga a la calle y no que este todo el día detrás de un escritorio”.
Borini recuerda además que en toda esa zona del derrumbe, durante la Cumbre del Mercosur: “Se podaron árboles y arbustos sin control, para que los visitantes tengan una mejor vista y encima subieron camiones para cargar lo que cortaron. Eso fue un despropósito y esto también es consecuencia de aquello”.
Pero señala además que uno de los caños que ha quedado a la vista luego del desplazamiento y que se ve claramente que ya estaba roto, “es un caño clocal que baja hasta la costanera, hasta la planta de elevación que está en ese lugar”. Increíble.
El profesional explica: “El parque tiene un valor moral que nos obliga, en caso de tener que hacer reparaciones como las que habrá que realizar acá, a hacer las obras respetando el espíritu de su creador, el arquitecto Carlos Thays. Hay que respetar el perfil de la barranca, aunque lamentablemente muchos de los árboles se perderán otros se pueden recuperar, construir senderos con materiales más livianos, al tiempo que habrá que adecuar el tránsito por la zona”.
Borini expresa que para solucionar todo lo ocurrido: “La nueva cañería debería ser de estructura plástica flexible, mientras que para preservar la estabilidad de la barranca, se deberá utilizar una malla de acero galvanizado y otra de geotextil que permite paso de raíces y evita la erosión”, pero para él “lo más importante es resolver la cuestión de las fugas de aguas de las zonas lindantes que acompañan la cresta de la barranca”.
El arquitecto agrega: “Probablemente el secretario de planeamiento municipal, el arquitecto Guillermo Federik, ya organizó el negocio con contrataciones de consultoras y empresas de todo tipo para armar un globo que pueda justificar un gasto como el que hicieron con la barranca del patito sirirí, pero es evidente que la solución la encontrarán en el asesoramiento de los empleados municipales que hace 12 años nadie escucha y con el aporte de aquellos que se fueron corridos por estas administraciones, con el simple costo de la gestión. Esta es una obra de no más de 30 días, sin necesidad de ninguna contratación, porque para eso están todas esas máquinas nuevas que mostró hace unos días la intendenta como nuevas adquisiciones, salvo que solo hayan estado para la foto”.
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