OPINIÓN / DE BATE SOBRE AEROLÍNEAS ARGENTINAS
por LUIS ALEJANDRO RIZZI
Dicen que la desesperación es mala consejera, y la noticia que nos ratificó “Aviacion News” en su última edición, parece demostrarlo.
Me dicen fuentes amigas que Isela Costantini no se imaginaba que le podían cortar drásticamente los aportes financieros, por no llamarlos subsidios, fijados en el presupuesto para el año en curso y menos aun que se los podían reducir.
Pero así fue.
Cuando analizo un problema o realizo una crítica, siempre intento ponerme en el lugar del otro y en este caso intento imaginarme que haría en esa misma situación.
No se si pensar de ese modo es una virtud o un vicio, pero así es mi forma de ser.
Confieso, no se me hubiera ocurrido recurrir a la figura del “lease back”, porque partiendo de lo informado por el portal de Garcia Rúa, con esa figura solo se lograría debilitar patrimonialmente a la empresa e incrementar su endeudamiento, ni siquiera tendría el efecto de una aspirina para calmar un dolor consecuencia de una grave enfermedad.
Sería lisa y llanamente una “chambonada” que pondría en duda la letra de cualquier curriculum.
El dinero que se podría obtener mediante esa operación sería destinado a cubrir gastos corrientes que ni alcanzarían a cubrir con los u$s 260 millones comprometidos por el Poder Ejecutivo el total de subsidios que habría presupuestado Isela Costantini que eran u$s 420 millones, pero aunque los cubriera si se encontrara un “lessor” extremadamente generoso, el problema para el 2017 sería más grave.
Claro está, ese dinero la ayudaría a esconder o disimular su hasta ahora floja gestión, con buenas intenciones según lo destacamos en este portal hace algunos días, pero que no se materializan en hechos concretos.
En Aerolíneas Argentinas no se notan esos pequeños cambios que marcan un buen rumbo.
Ahora será más difícil corregir el rumbo, pero también debo destacar que el gobierno de Mauricio Macri, no le hace asco a la corrección de sus errores.
El camino es otro consiste en elaborar un plan de crisis, que debió haberse hecho al iniciarse la nueva gestión y allí se pondrá a prueba la voluntad real de “salvar a Aerolíneas Argentinas”, porque una cosa es decirlo de la boca para afuera y otra es sentirlo y realmente comprometerse para salvar a la llamada “línea de bandera”.
La cuestión es arreglarse con lo que se cuenta sin incrementar el endeudamiento, máxime en una actividad de baja rentabilidad y mínima productividad en el caso especifico de Aerolíneas Argentinas.
Por ejemplo cuanto se ahorraría suprimiendo todo servicio de abordo en cabotaje, incluso en algunos vuelos largos, que son pocos se podría ofrecerlos en venta. Se podría disminuir la franquicia para el transporte de equipajes, en fin debería tomarse el ejemplo del “low cost”.
Para ser honesto un programa de crisis implicará financiar retiros, modificar convenios colectivos de trabajo si realmente se pretende no solo mantener una fuente de trabajo sino de una buena vez intentar tener una empresa sustentable. Además modificar políticas que siguen vigentes a pesar de sus pésimos resultados.
Es una inmoralidad que se destine parte de los impuestos que pagamos los contribuyentes para subsidiar una oferta prescindible, por lo menos en el tráfico regional e internacional, cuando hay necesidades básicas insatisfechas para un 30 o 40 por ciento de la población, que somos nosotros, vale la pena recordarlo.
No es más endeudamiento como podrá recuperarse a Aerolíneas Argentinas.
La vía del lease back es ponerle fecha cierta a un destino aun incierto porque aun no se le dio a su personal la oportunidad de mostrar que es capaz de mucho mas.
Se está a tiempo para evitar cometer un grosero disparate.
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