SALUD / ALERTA
El titular de Médicos del Mundo para América Latina y el Caribe, Gonzalo Basile, advirtió que la epidemia de fiebre amarilla en Brasil "puede generar la reintroducción" de la enfermedad en la Argentina, donde también se encuentra el mosquito transmisor.
"Planteamos que la alerta epidemiológica de Brasil, que viene desde diciembre de 2016 y ya tiene unos 820 casos confirmados y más de 280 muertes, es un escenario de riesgo para la región latinoamericana y puede reintroducir la enfermedad en Argentina", afirmó el especialista.
Cabe recordar que la semana pasada, la OMS recomendó en un comunicado que aquellos turistas que viajaran a ciertas zonas del país carioca debían vacunarse, lo que generó una preocupación por parte de los usuarios y de las entidades sanitarias.
Basile recordó que Brasil "tiene tres Estados demográficamente muy importantes con casos" y que "en los últimos años la circulación de turistas (entre ambos países) es más significativa". "Eso nos pone en una alerta aún mayor sobre el escenario epidémico, porque cualquier argentino que circule en determinados estados de Brasil puede luego reintroducir la fiebre amarilla. Pero también están las poblaciones de frontera, donde está el vector", agregó el profesional en una entrevista con Diario Popular.
El especialista precisó que el mosquito que contagia la fiebre amarilla "es el mismo que transmite dengue, zika y fiebre chikungunya, que circula desde el sur de Estados Unidos hasta la provincia de La Pampa".
En ese sentido, consideró que la Argentina está en "riesgo medio" de sufrir un brote: "Por el momento no tenemos ningún caso confirmado, pero la situación es de riesgo medio y plantea nuevos desafíos sanitarios".
"En primer lugar, sería un nuevo problema epidemiológico que se sumaría a los que ya tenemos. Segundo, la reintroducción en contextos urbanos densamente poblados puede generar rápidamente una tasa de ataque importante", sostuvo.
Ante ese panorama, Médicos del Mundo alertó sobre la necesidad de una "estrategia integral, nacional y regional de abordaje".
"Hay que repensar nuevos marcos conceptuales y metodológicos sobre la salud y la epidemiología en las ciudades, por el tipo de urbanizaciones caóticas, inequitativas y con déficit en agua, gestión de residuos y saneamiento ambiental", subrayó.
"Los patrones climáticos extremos también generan comportamientos nuevos en los vectores, por lo que no es posible seguir haciendo lo mismo que hace cuarenta años y esperar resultados diferentes", concluyó.
# CLAVES DE LA FIEBRE AMARILLA
La fiebre amarilla es una enfermedad causada por un virus que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti, que previamente ha picado a una persona enferma y de esa manera se ha infectado.
Se llama fiebre amarilla, porque a muchos de los que se enferman se les pone la piel de ese color.
El contagio de la fiebre amarilla sólo se produce por la picadura de los mosquitos infectados y no se contagia a través del contacto personal, de objetos ni por la leche materna, informan desde el Ministerio de Salud de la Nación.
Si bien cualquier persona puede contraer la fiebre amarilla, las personas de edad avanzada y los niños tienen mayor riesgo de presentar una enfermedad grave.
< Síntomas: a veces la enfermedad se presenta parecida a una gripe, y en otros casos puede producir enfermedades graves con hemorragias. Muchas veces los casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas los más comunes son fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio.
En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días. Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica.
Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados varios órganos, generalmente el hígado y los riñones. En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho que ha dado nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos.
Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 7 a 10.
< Tratamiento: según el Ministerio de Salud, no existe tratamiento antiviral específico para la fiebre amarilla y sólo se realizan medidas de sostén contra los síntomas. En aquellos casos de manejo ambulatorio se indica reposo, pautas de alarma para re-consulta inmediata (aparición de sangrados, ictericia, oliguria), protección de la picadura de mosquito durante los primeros cinco días de la enfermedad para evitar la transmisión viral (aislamiento) y paracetamol si el paciente tiene dolor o fiebre.
Están contraindicados otros antiinflamatorios no esteroides como el diclofenac, ibuprofeno, naproxeno y aspirina.
Es fundamental que la persona afectada evite el contacto de mosquitos con el paciente por lo menos durante cinco días desde el comienzo de la enfermedad, por medio de mosquiteros, en lo posible rociados con insecticidas de acción residual y el uso de repelentes.
< Vacunación: se debe aplicar la vacuna a partir del año de vida y hasta los 60 años en todas aquellas personas que viven o viajan a zonas de riesgo. La vacuna es segura, tiene una eficacia mayor al 95% y protege a partir de los 10 días de su aplicación.
Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de refuerzo.
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