jueves, 25 de enero de 2018

CAVALLO LO PUSO EN EL MAPA, CABEZAS EN LA TAPA

SOCIEDAD / TODOS SOMOS CABEZAS 



"Fue el atentado más grave contra la libertad de expresión en Argentina en democracia”, estas fueron las palabras de Ezequiel Torres, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (ARGRA), en su momento. 


José Luis Cabezas fue un fotógrafo argentino, un hombre que decidió no limitarse a lo "debido" o "seguro", y hacer verdadero periodismo, siempre creyendo que lo peor no pasaría, que las amenazas eran parte del juego, ese fue el problema, que no era un juego... No eran tiempos fáciles, si bien el país estaba cada vez mejor al mirar hacia atrás, había demasiada corrupción y engaños.

Por ese entonces el Ministro de Economía del presidente riojano, Domingo Cavallo había hecho una acusación fuertísima públicamente: "Hay una mafia enquistada en el poder y su jefe es Alfredo Yabrán".

La pregunta era ¿quién es Yabrán?, quienes nadaban por las profundidades sabían quien era, uno de los peores mafiosos del país, legalmente un exitoso empresario, verdaderamente un peso pesado, que además de todo, gozaba de la impunidad que le aseguraba su cercana relación con el entonces presidente Carlos Saúl Menem.

La declaración del ministro puso a toda la prensa, tanto cronistas como freelancers detrás de Yabrán, el gran problema es que nadie lo conocía físicamente, por lo que nadie sabía verdaderamente qué es lo que buscaba.

El mismo empresario había dicho: "Ni los servicios de inteligencia tienen mi retrato", "sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente". Después entenderemos que el "tiro en la frente" no era una exageración, lo único es que no sería la suya...

El caso de Cabezas es, a su vez, igual al de Gustavo Béliz. Ambos denunciaron y expusieron a distintos tipos de "peces gordos", cual habrá sido la gran diferencia que permitió a uno seguir viviendo y a otro no…

Para quienes no recuerdan del todo, el ex secretario de la Función Pública y Ministro del Interior durante el primer gobierno de Carlos Menem, fundador del Partido Nueva Dirigencia y Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos kirchnerista, Gustavo Béliz, fue en su momento quien reveló ante las cámaras de todo el país una foto del agente Horacio Jaime Stiusso, revelando de esta forma la identidad del agente de la SIDE.

Claro que posterior a esto, y luego de ser corrido de su cargo, el justicialista debió exiliarse en Washington y Uruguay, para finalmente regresar a Buenos Aires.

El reportero de la revista Noticias, a lo largo de cinco temporadas en Pinamar, había logrado concentrar una importante cantidad de fuentes informativas, entre ellas el Intendente de la ciudad, y cada vez se sentía más cerca al empresario, pruebas de ello eran la tajadura de una goma del auto durante una guardia para ubicar a Yabrán, y el bloqueo a Gabriel Michi, compañero de Cabezas, para ingresar a una parrilla donde estaba su jefe.

El fotógrafo sabía en lo que se metía, ya habían sido amenazados, más de una vez, y pese a todo él había decidido llegar hasta el final. Finalmente llegó el día, Cabezas recibió el llamado de un informante que le advirtió: "El tío está bajando a la playa", así se referían al mafioso sin mencionar su nombre.

El reportero no lo dudó y salió disparado en su búsqueda, hasta que finalmente lo encontró, allí estaba delante suyo, Alfredo Yabrán en traje de baño caminando junto a su esposa por las playas de Pinamar.

Pese a todo poco que había declarado el empresario, Cavallo aseguraba que él mismo, a través de testaferros, manejaba también otras compañías como: el Correo OCA, Edcadassa, Ocasa, Villalonga Furlong, Intercargo e Interbaires.

Dicha foto se impactó en la tapa de la revista Noticias el 3 de marzo de 1996 y rápidamente llegó a todos los puntos del país, entre celebraciones, festejos y valoraciones, Cabezas no logró ver que había firmado algo más que una foto, su sentencia de muerte.

Fue un año más tarde, cuando el reportero realizaba nuevamente una cobertura periodística de verano en la misma ciudad costera, cuando el sábado 25 de enero de 1997, Oscar Andreani celebraba su cumpleaños. Los invitados eran más de 200 y Pinamar se encontraba con su capacidad hotelera al máximo.

Sus ciudadanos se preparan para la gran noche de los fuegos de artificio del desfile de Roberto Giordano y la avenida Bunge estaba más que resplandeciente.

El fotógrafo había llegado al cumpleaños, con su Nikon F-4 en mano, a las 23:40 junto con su compañero y periodista Gabriel Michi.

Dejaron el Ford Fiesta blanco, patente AUD396, a 100 metros de la puerta lateral de la casa. Michi estuvo en lo de Andreani hasta las 4 de la mañana, sin embargo Cabezas permaneció en el establecimiento hasta las 4:30.

 Afuera se había visto movimiento, había dos grupos de hombres en distintos autos, claro que era un cumpleaños y había gente, pero este grupo era diferente.

El 26 por la mañana Michi fue el primero en comunicarse con la casa de su compañero, ya que el celular le daba apagado. La familia le aseguró que nunca había llegado, mientras que algunos de los invitados aseguraban que de la fiesta si se había ido, la incógnita era a donde.

Finalmente se decidió por visitar la comisaría, y denuncio la desaparición de su amigo y de su Ford Fiesta patente AUD396. "Creo que tengo malas noticias" le dijo el comisario al periodista, y lo llevó hasta el peor lugar donde un persona quisiera estar, la escena del crimen de un ser querido.

El mismo auto descrito, el de su amigo, estaba totalmente quemado, y el cuerpo del reportero también, un 80%. Además se le encontraron dos balas calibre .32 en el cráneo. Su cadáver calcinado fue hallado en la localidad atlántica de General Juan Madariaga, tenía las manos esposa das a la espalda y dos tiros en la cabeza.

Contra todo tipo de pronóstico la presión general, de medios, diarios, revistas y periodistas, llevó a la justicia a actuar de una forma sorprendentemente rápida, y el 2 de febrero de 2000, en juicio oral y público, fueron condenados a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda "Los Horneros" de La Plata: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana, así como a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.

Los “Horneros” eran barrabravas de clubes de fútbol que hacían trabajos para punteros políticos, y a su vez se relacionaban con policías asesinos y corruptos de la Bonaerense que gozaban de la protección de la “zona liberada” por la Comisaría local.

José Luis Cabezas sacó esa foto reveladora. Antes y después de muerto. Retrató al hombre más oculto de la Argentina. Pero también retrató a esas mafias. Eso le costó la vida.

Y el acusado de ese crimen, el hombre para el que tener poder era sinónimo de impunidad, se suicidó. El hombre que quería mantener en secreto su imagen y que había logrado capitalizar miles de millones de dólares y poder, manejando los negocios más sensibles en la puerta de entrada y salida de la Argentina a través de los negocios aeroportuarios, además de la circulación interna a través de correos y clearings, y hasta acercándose a la confección de los documentos de todos los ciudadanos, creía tener sus razones para conservar su anonimato.

Hoy en día, exceptuando dos de los condenados que fallecieron en distintas situaciones, el resto se encuentran gozando de su libertad, sin haber cumplido su pena completa. Por otro lado, a medida que el crimen apuntaba y presionaba más y más al empresario, Yabrán no lo soportó.

Hay quienes dicen que simplemente se exilió y disfruta de sus riquezas en otro punto del mundo, sin embargo también hay otros que creen la versión que apunta al suicidio de Yabrán en 1998.

La hermana del difunto reportero convocó a todo aquél que desee unirse y no dejar en el olvido lo sucedido, a reunirse el día 25 a las 11 am en el Monolito para, en honor a Cabezas, plantar el pino N° 21 en la ciudad de Pinamar.

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