El politólogo Sergio Berensztein (foto) analizó hoy los cruces entre distintos sectores del oficialismo en torno a la candidatura presidencial de Daniel Scioli, y los incluyó en una ruptura del equilibrio de poder que se dio a partir de los comicios.
"El resultado de las elecciones del domingo implica una especie de terremoto. Un gran golpe a toda la política. Esto modifica el equilibrio de poder", afirmó el analista.
"Lo que se venía presentado de manera tenue, tensiones latentes, explotaron, sobre todo en el oficialismo. Pero también esto implica una recomposición de vínculos en las fuerzas de la oposición", dijo por Radio Mitre.
Al repasar la historia de cómo Scioli terminó siendo el candidato del kirchnerismo, recordó que "la Presidenta buscó la reelección indefinida y no la logró" en 2013, cuando se pretendía modificar la Constitución Nacional para habilitar un nuevo mandato.
Comenzó entonces "una especie de retirada lenta del oficialismo", ya que al ensayar otras alternativas más afines a su ideología, la mandataria no encontró un candidato competitivo. "Tuvo que elegir a Scioli como la única opción posible para tener un candidato competitivo que lograra el apoyo de los gobernadores", aseguró Berensztein.
"El vínculo entre ella y Scioli siempre fue malo. Al designarlo, Cristina reconoce un enorme fracaso: que no pudo generar una sucesión competitiva dentro de las opciones que ella prefería", continuó. De acuerdo al analista, ya la campaña del gobernador bonaerense "evidenciaba esta tensión", porque "Scioli nunca pudo distanciarse demasiado de los principios fundamentales del modelo".
Es por eso que ahora el oficialismo debe definir una disyuntiva: "Si Scioli sigue haciendo más de lo mismo, no le va a ir mejor", aunque si cambia demasiado, perderá la base electoral que deja la Presidenta.
"Scioli no puede ganar la elección si se pelea abiertamente con Cristina o si existen cruces groseros de los sectores más duros, más 'talibanes' del kirchnerismo, con el sciolismo.
Tiene que coordinar un pacto de no agresión, asegurarse ese 38% de votantes, e ir por el voto más moderado e independiente", consignó Berensztein.
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