AGENCIA / LECTURA
No hay que olvidar que un fiscal de Estado fue asesinado y no hay avances en la investigación. Una multitud marchó el 18F. ¿Por qué ocultarlo?
por GABRIEL MARTÍNEZ BRACESCO
Ceviche de pulpo, calamar y camarones en Coya, un restaurante de comida peruana que queda en Tucumán y Esmeralda, a una cuadra de la primera Fiscalía que investigó la muerte de Nisman.
Mi informante estaba tranquilo y fumaba un puro cubano, mientras leía a la gente que pasaba por un gran ventanal que daba a una calle angosta de edificios de más de un siglo, pero interminables. Siempre vestía prolijo, con cinturones de cuero y zapatos que parecían recién comprados.
Cerraba los ojos para dar bocanadas, pero enseguida recordaba que tenía que estar observando todo. Los abría de golpe.
-Sabés como empezó todo esto no ¿no?- me dijo mientras me robaba el único camarón pelado que tenía en el plato.
-¿Con la denuncia de Nisman?
-No, esto empezó mucho antes, cuando Milani comenzó su jugada.
-
¿Cuándo?
-No conocés la historia ¿no?
-No... no.
-Esta historia empezó así:
-Señora Presidenta, le tengo que dar malas noticias- esas fueron las palabras del Jefe del Ejército que, de una u otra forma, desencaderon los sucesos que desembarcaron en la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Desde hace un par de años, el Teniente General se encontraba realizando tareas de observación desde la fuerza militar sobre el Servicio de Inteligencia (SI), más conocida popularmente con su viejo nombre: SIDE, Servicio de Inteligencia de Estado.
Eran las dos de la tarde de un día caluroso de primavera de 2014.
La reunión se llevó a cabo en la Quinta de Olivos, ubicada al honre de la populosa Ciudad de Buenos Aires, que desde hace ya muchos años dejó de ser una población satélite para colisionar con la expansión incontenible del cemento porteño.
-Debo comunicarle que sus sospechas y las de su hijo eran ciertas. Alguna de nuestra gente más importante en la SIDE no sólo está trabajando para Sergio Massa (ex jefe de Gabinete, devenido en opositor) sino que también no vieron venir esto. No vieron venir la postulación en las elecciones en 2013 ni tampoco esto -continuó el uniformado, mientras sostenía un papel en su mano que le funcionaba como ayuda memoria realizado por su gente de confianza, por si perdía algún detalle importante.
-Ya lo sabía. Pero ¿qué es esto? ¿A qué se refiere? -le preguntó la Presidenta, mientras ponía pausa en el control remoto de un inmenso aparato de televisión y acariciaba un cachorro que le habían regalado hacía pocos días.
-Nuestro jefe de Operaciones está involucrado... Jaime Stiuso señora. Estuvo trabajando todo este tiempo a nuestras espaldas junto a la CIA y el Mossad para armar una causa contra los iraníes. Nos mintió en la cara. Hay teléfonos que se encuentran muy afectados y sabemos que tienen a alguna de nuestra gente en audios. Nisman ya tiene las grabaciones y las piensa usar en una causa.
-Ruso hijo de puta.
-Señora Presidenta, no sabemos exactamente qué tienen las grabaciones.
-Habíamos arreglado, nos habían dado su palabra, pero no cumplen, no cumplen, no cumplen - decía, mientras golpeaba el respaldo del sillón con su mano recta, como si fuera el cuchillo de un cocinero cortando cebollas de verdeo. ¡Qué calvario! Échelo y a todala manga de hijos de remil puta que tiene. Prepárese.
El jefe del Ejército tuvo que contener su felicidad y continuar mostrándose preocupado. Era el momento que había esperado: hacerse con el control de la inteligencia.
-Si, señora Presidenta. (...)".
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