CLAVES / OPINIÓN
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). En 3 semanas, todos los argentinos estaremos votando en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias nacionales, el 1er. paso para elegir al Presidente de la Nación que reemplazará a Cristina Fernández y, salvo la 2da. vuelta porteña, no quedarán votaciones de importancia por realizar antes de octubre, y ya se pueden detectar algunas tendencias serias sobre la voluntad que muestran de los votantes en las urnas.
1. Ya votó 40% del padrón en elecciones provinciales: 4 grandes provincias se han expresado en las urnas y tenemos el ejemplo de 5 provincias chicas. Eran distritos donde los oficialismos corrían el riesgo de perder la elección y, por ese motivo, decidieron separarse del sufragio nacional. Sin embargo, de los 9 distritos que eligieron gobernador, en 8 ganaron las fuerzas oficialistas y, en los casi 250 municipios donde se eligieron intendentes, en casi 95% también ganaron los oficialismos.
2. De los 8 gobernadores elegidos, 1 fue apoyado por (y promete apoyar a) Mauricio Macri (Mendoza), 4 a Daniel Scioli (La Rioja, Chaco, Salta y Tierra del Fuego) y se desconoce cómo actuarán los nuevos mandatarios de Neuquén, Río Negro y Santa Fe. Si, tal como lo anticipan todas las encuestas, Horacio Rodríguez Larreta es electo Jefe de Gobierno porteño la semana que viene, los respaldos a Mauricio Macri serían 2.
3. Los resultados provinciales no pueden ser extrapolados a nivel nacional. Un trabajo de Danilo Degiustti, que analiza las 14 elecciones provinciales que se realizaron antes de las nacionales de 2007 y las 10 que se llevaron a cabo en 2011, confirman que, salvo en el caso del Frente para la Victoria, los resultados locales no tuvieron correlación con los nacionales. Pero en el caso del kirchnerismo, el rendimiento fue de 72% en 2007 y de 55% en 2011, cifras que tampoco permiten anticipar que pasará en octubre.
4. No es correcto, tal y como hicieron algunos consultores, sumar los votos a las agrupaciones partidarias de las elecciones provinciales y proyectarlas a nivel nacional, pero sí lo es comparar con la elección de 2011, tomando igual cantidad de distritos. Y según esas estimaciones, hoy el Frente para la Victoria gana con más facilidad en las provincias chicas que en las grandes, pese a una pérdida en la cantidad proporcional de los votos.
5. Si tomamos en cuenta estos datos, la voluntad de cambio que muestran los electores es muy baja. No se premia a los buenos gobernantes y se castiga a los malos, salvo algunas excepciones. En realidad, los proyectos alternativos que se presentaron fueron poco atractivos para los ciudadanos, quienes apostaron a defender la continuidad y reclamar mínimos cambios. Lo que no se tiene muy en claro es si la opinión pública se muestra conservadora por confianza en los que están o por miedo a que cualquier tipo de cambio lo impacte en forma directa y pierda lo que tiene, lo ganado.
La economía no parece Gran Elector
La semana pasada, en el editorial de “Sin Saco y Sin Corbata” (N. de la R.: programa que conduce Chiaruttini por FM Milenium los domingos a las 12:00), se analizaron las variables macro y microeconómicas que deja la herencia kirchnerista. Sin embargo, eso no parece preocupar a los votantes dado que, según el encuestador de Sergio Massa, Carlos Fara, la aprobación de la gestión presidencial sigue creciendo (la ubica en 57%, luego de arrancar en 42% luego de la muerte de Alberto Nisman) y el optimismo sobre el futuro personal y familiar alcanza 72%, uno de los picos más altos tomando los 2 mandatos de la Presidente de la Nación.
De esta forma, pese a la recesión, la caída de la inversión y el comercio exterior, las economías regionales paralizadas, el aumento de la conflictividad social, la inflación y los problemas para conseguir empleo, el optimismo sobre el futuro del país supera al pesimismo, por 1ra. vez en el 2do. mandato de Cristina Fernández. Justo lo contrario de lo que esperaban los estrategas políticos de los precandidatos opositores (+ los economistas ortodoxos) hace exactamente 1 año.
Para Carlos Fara, por 1ra. vez en 3 años, la demanda de continuidad de los votantes se equiparó con la solicitud de cambio, representando un vuelco clave en el escenario electoral. No es que los votantes quieran que Cristina Fernández de Kirchner continúe como Presidente de la Nación, ocurre que los candidatos no han podido presentar un proyecto alternativo mejor, más atractivo, que cree más ilusión. Porque los votantes prefieren la ilusión...
'Operaciones'
Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa se parecen demasiado. Son candidatos moderados, dialoguistas, abiertos a alternativas, flexibles en las negociaciones y, sobre todo, no crean temor en los votantes. Y generan la sensación de que cualquiera que gobierne permitirá mejorar la situación del país. En el caso Daniel Scioli, las visiones positivas llegan a 46%, las de Mauricio Macri, 35% y las de Sergio Massa, 24%.
Sin embargo, estamos ante un electorado que no es tonto: durante el domingo 05/07, en 5 elecciones provinciales, hizo caso omiso a una cadena de especulaciones, rumores y “sensaciones” que se trataron de imponer en los votantes antes de abrir las urnas.
Se dijo que
- Mariano Recalde estaba empatado con Martín Lousteau, y que hasta podría superarlo;
- Horacio Rodríguez Larreta ganaba en 1ra. vuelta,
- el candidato de ECO se bajaba del balotaje,
- el camporista Fabián Bruna podía ganarle al peronista ultraortodoxo Carlos Verna en La Pampa,
- la oposición podría imponerse al peronismo que gobierna La Rioja desde 1973,
- el kirchnerista Eduardo Acastello podría salir 2do. en Córdoba y la alianza UCR + PRO + el juecismo podía salir 3ra.; y
- Juan Carlos Schiaretti ganaría por 10 puntos al 2do.
Nada de todo eso ocurrió.
En estas elecciones se ha jugado con el rumor, las encuestas “truchas”, los sospechosos bocas de urnas, las “verdades” sin sustento y en la lectura caprichosa de la voluntad de los votantes. Sin embargo, la gente reacciona en forma moderada y no modifica las tendencias.
No hablen de ajuste que espanta
Pero, si bien es un electorado que no es tonto, es un electorado que no le apetece que le cuenten la verdad, que no lo atosiguen con cambios, que le provoquen vértigos.
Por lo tanto, moderación en las perspectivas, moderación en los candidatos, moderación a la hora de votar, moderación en los discursos, moderación en las promesas, moderación en las palabras, moderación en los gestos, moderación en las actitudes. Es un escenario electoral que no espera sorpresas, ajustes, grandes cambios o modificaciones violentas.
Sin duda, es un escenario ideal para los oficialismos. No tienen que prometer nada, sólo asegurar que mantendrán lo que existe. Los opositores no pueden atacar lo que los votantes quieren que se mantenga, no pueden revelar la profundidad de una crisis, que nadie quiere ver; o las características de ajuste que nadie quiere que se produzca.
En cierto sentido, es muy similar al caso griego. Los ciudadanos votan en contra de un ajuste que venga del Fondo Monetario Internacional, pero nunca pensaron que la propuesta de ajuste provenga de sus gobernantes. Y acá sucederá lo mismo: los votantes, quizás, elijan al candidato presidencial que ofrezca la menor cantidad de cambios posible, a sabiendas de que el ajuste es imparable. Las distorsiones que acumula la economía no son menores y no se pueden solucionar con gradualismo.
Son exiguas las elecciones que se ganan diciendo la verdad. Los votantes prefieren fantasías antes que realidades, y menos cuando esa realidad futura implica vivir peor. En 1999, se votó por la continuidad de la Convertibilidad, pese a que estaba agotada. La huella de la crisis 2001/2002 está demasiado fresca. Y, con razón o sin ella, muchos creen que estos 12 años no fueron “tan” malos. Y eso, ningún candidato se anima contradecir.
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