Francisco en Paraguay
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El papa Francisco cerró anoche su gira sudamericana en Asunción y con una multitudinaria misa invitó a vivir "con esperanza y fortaleza" y no "cansados y con cara de aburridos" a miles de jóvenes católicos reunidos en la costanera de Asunción, les pidió que "recen por tantos chicos y chicas que no tienen la gracia" de haber conocido a Jesús y los instó nuevamente a que "hagan lío" pero luego ayuden luego a arreglarlo, al finalizar en Paraguay la gira que lo llevó primero a Ecuador y Bolivia.
En consonancia con sus homilías de Ecuador y Bolivia, Francisco reclamó ayer una mayor "hospitalidad" con quienes piensan distinto, con los que perdieron la fe y con las diferentes culturas. Más de un millón de fieles se congregaron en Ñu Guazú (campo grande, en guaraní), en las afueras de la capital paraguaya. En la misa también estuvo en primera fila la presidenta argentina, Cristina de Kirchner, que luego de la celebración saludó brevemente al Papa y le regaló un cuadro.
La hospitalidad fue el eje de la homilía de Francisco, que exhortó a pasar de la lógica de "la división", "la superioridad", "el dominio", "de aplastar" y "de manipular" a la lógica de la hospitalidad y de la fraternidad. Fue un mensaje muy parecido al que dio en su gira de ocho días por la región, donde abogó por los pobres y marginados, fustigó la corrupción y condenó el capitalismo salvaje.
La misa no fue el último capítulo de Francisco en Paraguay. Antes de partir a Roma fue aclamado por miles de jóvenes en un encuentro coloquial y lleno de complicidad en la costanera de Asunción, en el que pidió una vez más "hacer lío", pero también "ordenar el lío que hacen”.
Antes, durante la mañana, el Papa había visitado Bañado Norte, un barrio pobre en la ribera del río Paraguay que se inunda en esta época. Tras escuchar los dramáticos testimonios de la miseria en la que viven unas 30.000 personas, Francisco criticó a aquellos católicos que no son solidarios con los demás. "La libertad de cada uno de nosotros, esa es la bendición que pedimos. La libertad es un regalo que nos da Dios, hay que saber recibirla y tener el corazón libre", afirmó.
En ese sentido, agregó que "hay lazos que impiden nuestra libertad, la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción y la tristeza. Todo eso nos quita la libertad". "Un corazón que pueda hacer lo que sienta, es tener un corazón libre", dijo el Pontífice y le pidió a Jesús: "danos un corazón libre, que no sea esclavo de todas las trampas del mundo, de la comodidad, de la buena vida, de los vicios y de una falsa libertad que sería hacer lo que me gusta a cada momento".
"Por más que vayas a misa todos los domingos, si no tenés un corazón solidario, no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil, o está enferma o está muerta", dijo Francisco ante miles de fieles emocionados. La misma emoción se vivió en Ñu Guazú. La misa comenzó alrededor de las 10.15 (hora local), pero cientos de miles de fieles esperaban al Papa desde la vigilia de anteayer. Para estar en primera fila, muchos acamparon en el denso pantano en el que se había convertido el predio por las intensas lluvias de los días anteriores.
Cuando llegó Francisco en su papamóvil, la multitud estalló en aplausos y gritos. Las nubes que tanto se habían temido los últimos días habían desaparecido por completo y brillaba el sol. Poco importaban el cansancio, el barro que se metía por todos lados o el hecho de estar parados prácticamente en medio de un lodazal. El Papa explicó que la hospitalidad es una palabra central en la espiritualidad cristiana.
"Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso, con el leproso, con el paralítico. Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra es tan rica. Hospitalidad con el pecador", dijo Francisco. Luego remarcó: "Porque todos nosotros también lo somos" y provocó el aplauso del público, que durante la mayor parte de la celebración se mantuvo calmo. Otra de las partes en las que el público aplaudió al jefe de la Iglesia Católica fue durante las intenciones, cuando se pidió por la liberación del policía Edelio Morínigo en manos desde hace un año del grupo guerrillero del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Anteayer, durante un encuentro con la sociedad civil, el Papa habló brevemente del tema, pero aparentemente entendió que era el propio ejército paraguayo el que lo había secuestrado y no el grupo criminal. La misa tuvo tramos en guaraní, al igual que muchas de las canciones litúrgicas que se entonaron en ese idioma, que es oficial en Paraguay junto con el español.
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