domingo, 12 de julio de 2015

"LAS IDEOLOGÍAS TERMINAL MAL; LAS IDEOLOGÍAS NO ASUMEN AL PUEBLO"

LATINOAMÉRICA / PARAGUAY 



PHOTO / JUAN MABROMATA 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En su encuentro con los constructores de la sociedad civil, el papa Francisco reclamó un mayor esfuerzo para entablar un diálogo constructivo, y volvió a denunciar la corrupción en el país, al tiempo que pidió una justicia "clara, nítida", con procesos ágiles. 

Francisco llegó al estadio León Condou, perteneciente al colegio San José, poco después de las 16:00. Allí lo esperaban el presidente de la nación, Horacio Cartes, y otras altas autoridades civiles. Luego del recibimiento de Adalberto Martínez Flores, obispo castrense y secretario general de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el Papa escuchó las inquietudes de 6 referentes de distintas extracciones.

Un joven de la Pastoral de Juventud del Paraguay le explicó al Papa que su país se caracteriza "por una enorme iniquidad social, instituciones débiles, alarmantes índices de pobreza, corrupción e iniquidad", lo que despertó aplausos entre el público.

Más adelante habló un joven en guaraní, y una mujer campesina, que también habló enfervorecida. También tomó la palabra una empresaria, que le consultó al Papa sobre el mejor camino para tener un crecimiento con equidad- Francisco destacó el crecimiento y la diversidad de las organizaciones de la sociedad civil y exclamó: "Parece que Paraguay no está muerto, ¡gracias a Dios! Veo en ustedes la sana algarabía, y eso Dios lo bendice, porque Él está a favor de todo lo que ayude a levantar la vida de sus hijos".

 Él aseguró que las diferencias entre los sectores de la sociedad paraguaya se deben solucionar dejando de lado las diferencias y buscando puntos de acuerdo sobre los cuales comprometerse y avanzar. "Esto es la cultura del encuentro", detalló.

El Papa también propuso que el amor a la patria sea la base de esa unidad ante los diferentes intereses, pero siempre en diversidad. Observó que "todos son necesarios en la búsqueda del bien común", y consideró "un regalo" que las personas que hablaron "tengan la voluntad de buscar el bien por la Patria".

En otro tramo de su prédica exclamó: "¡Primero la patria, y luego mis negocios!". A los jóvenes, Francisco les pidió discernir que la verdadera felicidad pasa "por hacer un país más fraterno", y les pidió distinguir que "felicidad y placer no son sinónimos".

En un lenguaje futbolístico, les dijo: "No tengan miedo de dejar todo en la cancha. Jueguen limpio, jueguen con todo; no busquen el arreglo previo para evitar el cansancio o la lucha. ¡No coimeen al referí". También dijo que la justicia y la paz "son concretas, se hacen todos los días", y convocó a los jóvenes a "amasar", día a día, el futuro.

 En otro tramo de su exposición, Francisco reconoció que, a veces, le da "un poquito de alergia" escuchar "discursos grandilocuentes", pero que, conociendo a la persona, a veces le llevan a decir "¡Qué mentiroso que sos!". Nuevamente el estadio irrumpió en aplausos. El pontífice criticó el "diálogo teatro", que es una puesta en escena de la verdadera conciliación.

"¡El diálogo es en la mesa, es claro, y si no te comprometés a escuchar al otro, a ir ajustando y conversando, el diálogo no sirve, es una pinturita!", exclamó. "En el diálogo, no todo es un ballet; se da el conflicto y esto es lógico y esperable. No le tenemos que temer al conflicto, ni los tenemos que ignorar; somos invitados a asumir el conflicto. La unidad es superior al conflicto, y debemos procurar resolverlo con miras a buscar una unidad, que no es uniformidad", especificó.

 Los pobres, principal interés 

 Ante la pregunta de un joven (que denunció la enorme inequidad social, la debilidad de las instituciones, la corrupción y la impunidad), el Papa respondió de esta manera: “Qué importante es que ustedes jóvenes vayan intuyendo que la verdadera felicidad pasa por la lucha de un mundo más fraterno. Qué bueno que ustedes jóvenes, vean que felicidad y placer no son sinónimos. Sino que la felicidad exige, el compromiso y la entrega. Son muy valiosos para andar por la vida como anestesiados. Paraguay tiene abundante población joven y es una gran riqueza. Por eso, pienso que lo primero que se ha de hacer es evitar que esa fuerza se apague esa luz en sus corazones y contrarrestar la creciente mentalidad que considera inútil y absurdo aspirar a cosas que valgan la pena. A jugársela por algo, a jugársela por alguien. No tengan miedo de dejar todo en la cancha. No tengan miedo de entregar lo mejor de sí”.

 Bergoglio después invitó a los jóvenes a escuchar a los ancianos y a los abuelos, porque sus memorias de vida pueden enseñas mucho: “Busquen charlar, aprovechen a escuchar la vida, las historias, los cuentos de sus mayores, de sus abuelos. Pierdan mucho tiempo en escuchar todo lo bueno que tienen para enseñarles”. 

Francisco hizo un nuevo llamado a cuidar a los pobres y ponerlos en el centro de las preocupaciones. Ante esto, aclaró que "no sirve una mirada ideológica", porque "termina utilizando a los pobres con intereses políticos y personales". "Las ideologías terminal mal; las ideologías no asumen al pueblo, y si no, fíjense en qué terminaron las ideologías: en dictaduras que piensan por el pueblo... ¡pero no dejan pensar al pueblo!", observó.

 El obispo de Roma se refirió a los pobres como "la carne de Jesús" y llamó a no despreciarlos. "Pensemos bien: es uno como yo, y si está pasando un mal momento, yo podría estar en ese lugar y deseando que alguien me ayude", añadió.

 "¡No a la economía sin rostro!" 

Francisco volvió a centrar sus reflexiones en el sistema económico mundial. Tomando una cita del Éxodo, afirmó que "la adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro".

Más adelante, el papa Bergoglio alabó el funcionamiento de las misiones jesuíticas, en las que "el Evangelio fue alma y vida de comunidades donde no había hambre, ni desocupación, ni analfabetismo, ni opresión", y les pidió a los paraguayos que aprendan de esta experiencia histórica para descubrir que "una sociedad más humana también hoy es posible".

Las Reducciones de los jesuitas eran pequeños núcleos ciudadanos en los que se estructuraban las misiones en Paraguay, Ecuador y en Chile. Tenían la finalidad de evangelizar a las poblaciones indígenas, enseñando principalmente arte y música, tratando de crear una sociedad cristiana. “Un pueblo que no mantiene viva sus preocupaciones, un pueblo que vive en la inercia de la aceptación pasiva, es un pueblo muerto. Por el contrario, veo en ustedes la savia de una vida que corre y que quiere germinar. Eso siempre Dios lo bendice. Dios siempre esta a favor de todo lo que ayude a levantar, mejorar, la vida de sus hijos”.

"Cuando hay amor al hombre y voluntad de servirlo es posible crear las condiciones para que todos tengan acceso a los bienes necesarios, sin que nadie sea descartado", redondeó.

Fuera de lo previsto 

 "Yo estoy por terminar lo que tengo escrito, pero no quiero dejar de responder las preguntas que me han dado", se sinceró el Papa, casi al final de un discurso que se salió varias veces del esquema planteado. "Hay dos cosas a las que quisiera referirme", dijo Francisco.

"Como hay políticos aquí presentes, como el presidente de la república, lo digo fraternalmente. Mire, fulano de tal está secuestrado por el ejército, haga algo", añadió.

Los asistentes gritaban desde la tribuna "¡Edelio, Edelio!". El Papa se refirió al secuestro de Edelio Morinigo, un suboficial que fue privado de su libertad hace más de un año por el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), una guerrilla marxista-leninista que opera en el norte del país, principalmente en el departamento de Concepción.

La madre del soldado intentó en los días previos a la llegada del Papa instalar el tema y reclamó una acción más comprometido del Estado paraguayo para rescatar a su hijo. Mientras la gente gritaba y elogiaba la valentía del gesto, el Papa pidió calma y pidió "juicios claros y nítidos".

Enseguida dijo: "Yo no sé si existe la Justicia clara acá...". La gente volvió a gritar: "¡No!". Francisco también dijo que la corrupción es "la polilla y la gangrena de un pueblo", y afirmó que "ningún político puede cumplir su rol si está chantajeado por redes de corrupción".

Al respecto agregó: "Si un pueblo quiere mantenerse en unidad, debe desterrarlo". Al dejar el micrófono, hubo un espectáculo artístico y luego Francisco volvió al estrado. Se despidió pidiendo que sus palabras sean interpretadas como una interpelación a cada uno. "Lo peor que les puede pasar a todos ustedes es pensar qué bien que el Papa habló a Fulano, a Sultano o a aquel otro", dijo.

"Si alguno de ustedes acepta pensar así, eso hay que rechazarlo. ¿A quién habló el Papa? Me lo dijo a mí, a cada uno", completó. Luego impartió su bendición y continuó camino a la catedral para reunirse con los sacerdotes y religiosos.

El diálogo 

 Con respecto a las dificultades que hay que superar, Francisco propuso el diálogo “como medio para forjar un proyecto de nación que incluya a todos”. "Yo pienso en el diálogo interreligioso, nos reunimos para hablar y los puntos de vista, pero cada uno habla desde su identidad (yo soy católico, protestante, budista, musulmán...), cada uno dice, pero su identidad, no negocia su identidad. O sea para que haya diálogo es necesaria esa base fundamental. Y ¿cuál es la identidad en un país? (estamos hablando del diálogo social acá): es el amor a la patria. La patria primero, después me negocio. La patria primero. Esa es la identidad. Entonces desde esta identidad, voy a dialogar. Si yo voy a dialogar sin esa identidad, el diálogo no sirve. El diálogo presupone, nos exige la cultura del encuentro. Un encuentro que sabe reconocer que la diversidad no solo es buena: es necesaria. La uniformidad nos anula, nos hace autómatas. La riqueza de la vida está en la diversidad. Por lo que el punto de partida no puede ser voy a dialogar y ese está equivocado. Yo voy con lo mío y voy a escuchar al otro y en qué me enriquece el otro y en qué cosas le puedo dar al otro. Es un ida y vuelta, pero con el corazón abierto", reflexionó.

 Pero hay que tener cuidado, indicó, porque "también está el diálogo teatro, es decir: representemos el diálogo, juguemos al diálogo y luego hablamos entre nosotros dos y aquello quedó borrado. El diálogo es sobre la mesa, claro, si no decís lo que realmente pensás y no te comprometés el diálogo no sirve, es una pinturita". Dialogar, insistió Papa Francisco, "no es negociar, negociar es procurar 'su propia tajada'. Si vas con esa intención no pierdas tiempo". "Que no se convierta en un nominalismo. Pura palabra. La fraternidad, la justicia la paz y la dignidad son concretas, si no sirven, se hacen todos los días. Entonces yo te pregunto, a vos joven, ¿cómo esos ideales los amasás día a día en lo concreto, aunque te equivoques te corregís y volvés a andar? Pero lo concreto… yo les confieso que a veces a mí me da un poquito de alergia, o para no decirlo en término tan fino, un poco de moquillo, el escuchar discursos grandilocuentes con todas estas palabras. Y cuando uno conoce a la persona que habla uno dice: 'Pero qué mentiroso que sos'. Por eso: palabras solas no sirven. Si vos decís una palabra, con esa palabra, amasá día a día, sacrifícate por eso, comprométete".

 La Justicia 

 Ésta, continuó Papa Francisco, “es la base del encuentro: todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre celestial, y cada uno con su cultura, su lengua, sus tradiciones, tiene mucho que aportar a la comunidad. Las verdaderas culturas no están cerradas en sí mismas, sino que están llamadas a encontrarse con otras culturas y crear nuevas realidades. Sin este presupuesto esencial, sin esta base de hermandad será muy difícil arribar al diálogo. Si alguien considera que hay personas, culturas, situaciones de segunda, de tercera o de cuarta... algo seguro saldrá mal porque simplemente carece de lo mínimo, del reconocimiento de la dignidad del otro”.

 Para que haya una verdadera cultura en un pueblo, una cultura política y del bien común, Francisco recomendó una sola cosa: "juicio rápido y juicios claros, juicios nítidos. Y no sirve otro tipo de estratagema. La justicia nítida, clara. Eso nos va a ayudar a todos. No sé si existe acá. Después, está otra cosa que también por honestidad debo decir... es un método que no da libertad a las personas para asumir responsablemente su tarea de construcción de la sociedad, y es el chantaje: el chantaje siempre es corrupción. La corrupción es la polilla es la gangrena de un pueblo. Por ejemplo, un político puede cumplir su rol, su trabajo, pero si está chantajeado por actitudes de corrupción, eso que se da en todos los pueblos del mundo, si un pueblo quiere mantener su dignidad debe desterrarlo, estoy hablando de algo universal". 

“Hay una cultura ilustrada -respondió el Papa a una de las preguntas de los presentes-, que es cultura y es buena y hay que respetarla, hoy por ejemplo en una parte del ballet se tocó música de una cultura ilustrada, es bueno. Pero hay otra cultura que tiene el mismo valor que es la cultura de los pueblos, de los pueblos originarios de las diversas etnias, una cultura que me atrevería a llamarla en el buen sentido una cultura popular, los pueblos tienen su cultura y hacen su cultura. es importante ese trabajo en el sentido más amplio de la palabra, no solamente haber estudiado o gozar de un concierto o leer un libro interesante, es cultura mil cosas. Y hay dos cosas que antes de terminar quisiera referir. En esto, como hay políticos aquí presentes, lo digo fraternalmente. Alguien me dijo ‘Mire fulano está secuestrado por el ejército, haga algo’. Yo no digo si es verdad o no es verdad, si es justo o no. Pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado era apartar a la gente. O con el exilio o con la prisión o, en el caso de los campos de exterminio, nazis o estalinistas, los apartaban con la muerte". Muy probablemente sea una referencia a Edelio Murinigo, un policía capturado no por el ejército, sino por una organización rebelde llamada Ejército del pueblo paraguayo.

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