jueves, 4 de julio de 2019

DUEÑOS DEL TERRITORIO

OPINIÓN / EL GBA PIENSA EN LAS PASO 2019 



Por SEBASTIÁN DUMONT / U24 

(U24) - Los intendentes de la provincia de Buenos Aire, en especial del conurbano suelen mirar encuestas, pero tienen un condimento adicional al resto de los dirigentes políticos que ocupan cargos en otros niveles: el olfato de conocer el humor social de sus municipios cuya información muchas veces no llega a través de un sistema IVR de medición sino por la correa de transmisión en lo que se convierten sus propios militantes o delegados en los barrios. 


Allí, el pulso se siente de otra manera. Puede o no coincidir con las encuestas que por estos tiempos circulan en los medios y se multiplican en las cadenas de whattsapp. En ese contexto, suele haber una coincidencia de diagnóstico en la mayoría de los casos cuando se trata del Gran Buenos AIres.

La opinión política está dividida entre Macri y Cristina Kirchner. La gobernadora María Eugenia Vidal recoge buenos comentarios y se la diferencia del presidente de la Nación, y Axel Kicillof no suele estar en el radar de los ciudadanos. Opiniones siempre de círculos alejados a las mesas políticas.

Y donde suele escucharse con mucha frecuencia:

“No voto ni a Macri ni a Cristina”. “¿Pues entonces a quién?", se consulta.

Y la respuesta no tarda en llegar:

“Todavía no sé, pero a este/a seguro que no”.

En la mayoría de los sondeos, las respuestas sobre nombres propios llegan luego de una pequeña guía. Y quién más respuesta afirmativas espontáneas recibe es Cristina Kirchner. Ello no significa que sea la más elegida. Pero su voto es el más convencido.

 En los barrios del Gran Buenos Aires la economía es el principal problema donde se agrupa la inflación y la falta de empleo. Pero también lo sigue siendo la inseguridad, que durante muchos años estuvo al tope de los dolores de cabeza. Y un punto que no suele nombrarse en los sondeos, pero que afecta a las familias con mayor frecuencia: el avance del narcotráfico. 
 Sobre estos eslabones del humor social se mueven los intendentes.

Con un agregado: Aunque parezca risueño, el clima suele ser un factor importante para la definición del voto el día del comicio. No es lo mismo un día soleado que si llueve. Salir a una calle de tierra embarrada y con pozos puede ser motivo de bronca para cambiar el sufragio. Mucho más en tiempos donde creció la sensación de cansancio con la política. Nadie mejor que el jefe comunal conoce todos estos bemoles. Por ello, siempre es muy difícil ganarle.

No imposible. Las derrotas de los alcaldes suelen suceder por dos cuestiones centrales: que sean candidatos en listas donde los postulantes nacionales y provinciales no tengan la mayor adhesión o por una implosión interna producto del cansancio de quienes forman parte de la estructura local. De lo contrario, se le hace muy difícil a aquellos que tienen intenciones de desbancarlos. En los próximos comicios se juegan algunos factores a tener en cuenta.

Hay un predominio de buena aceptación de las gobiernos locales, más allá del lugar de pertenencia política. No es muy diferente la forma de gobernar de un intendente peronista o de alguien de Cambiemos. Los problemas son similares y las respuestas a ellos también. Además, a la hora de “alambrar” los distritos, las acciones no reconocen de demasiadas ideologías.

Un denominador común de casi todos ellos es que, salvo un par de excepciones, todos han conseguido evitar la interna en la PASO. De esta manera las primarias le servirán para evaluar la estrategia a seguir y de ser necesario activar el operativo “tijeras”. El objetivo principal de un alcalde es conservar su territorio.

Y para ello irá en busca del voto que se lo permita. Sin demasiados pruritos ideológicos. Puro pragmatismo. Otra coincidencia mayoritaria es que en casi todos los casos, los intendentes en ejercicio del poder puntean en las encuestas cuando se los mide mano a mano con sus posibles rivales. Los contendientes suelen tener poco caudal propio de votos y están atados a la lista que integran.

Por su puesto que hay siempre excepciones que confirman la regla. No son muchos los ex intendentes que buscarán regresar al poder en estas elecciones. Eso sucede en Malvinas Argentinas donde Jesús Cariglino, que tiene un caudal propio más allá de Juntos por el Cambio, competirá con Leonardo Nardini. La polarización será inevitable como ya lo fue en 2015 y se definió sólo por un punto.

 En distritos como Escobar (Ariel Sujarchuk), Merlo (Gustavo Menéndez), La Matanza (Fernándo Espinoza), Lomas de Zamora (Martín Insaurralde) y José C. Paz (Mario Ishii) se proyectan triunfos importantes del peronismo.

En el caso de San Martín, donde Cambiemos en 2017 aseguraba que era uno de los municipios posibles de conquistar, hoy la historia se dio vuelta y el favorito a seguir es Gabriel Katopodis, a quien le ven futuro de ministro si Alberto Fernández gana las elecciones.

 Entre los municipios gobernados por el oficialismo nacional y provincial, Vicente López (Jorge Macri), San Isidro (Gustavo Posse), San Miguel (Jaime Méndez) y Tres de Febrero (Diego Valenzuela) aparecen como los más seguros de seguir en manos de quienes están. Y mucho más si, como creen, los números de, muy lentamente, van mejorando para Macri en el conurbano. Aún el camino es largo.

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