viernes, 30 de diciembre de 2016

CASO ROSA TORINO: CAYÓ UNA EXMONJA Y REVELAN CÓMO ABUSABAN DE LOS MENORES

SOCIEDAD / SALTA 

La exmonja María Alicia Pacheco, acusada de abuso sexual
reiterado y detenida este jueves 29/12


Los abusos denunciados contra dos curas de la iglesia de la Santa Cruz, ubicada en Salta capital, derivaron ahora en la detención de una exmonja colaboradora del sacerdote fundador del Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista. 


Los dos religiosos están denunciados por abusos sexuales, malos tratos, discriminación, malversación de fondos y otros delitos.

Se trata de Agustín Rosa Torino y Nicolás Parma (entre otros). El jueves (29/12) al mediodía cayó la exmonja María Alicia Pacheco, acusada de abuso sexual reiterado por María Gracia Ramia Damario, otra exmonja que renunció a sus hábitos por la situación que sufrió durante años.

Ya hay unas 25 denuncias canónicas y 2 penales detrás del fundador y otros sacerdotes de la congregación que nació en Salta, se expandió por Chile, México y España; y fue intervenida por la Santa Sede.

La denuncia surgió a raíz de la acusación de dos integrantes del instituto religioso Discípulo de San Juan Bautista, un ex novicio que era menor cuando fue abusado y una ex monja, quien denunció que, además, uno de los acusados le ofreció dinero a cambio de su silencio, según indicaron fuentes judiciales.

En octubre del año pasado, Rosa fue apartado de la Iglesia de la Santa Cruz luego de que una comitiva del Vaticano llegara a Salta para investigarlo por acusaciones relacionadas con drogas y mal manejo de fondos de la iglesia.

“La fiscal Sodero pidió al Arzobispado de Salta la información recabada por el Vaticano, pero ellos no nos la facilitan”, advirtieron fuentes del Ministerio Público Fiscal salteño al diario Página/12.

La Fiscalía Penal 2 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, a cargo de la fiscal María Luján Sodero, inició la investigación a partir de las acusaciones de dos ex integrantes del instituto religioso Discípulo de San Juan Bautista, el ex novicio Yair Gyurkovitz, de 21 años, y la ex monja Valeria Zarsa, de 43, que denunciaron haber sido abusados sexualmente por Rosa y Parma.

Ambos denunciaron, también, haber sufrido violencia verbal y psicológica en reiteradas situaciones por parte de ambos.

Gyurkovitz y Zarsa aseguraron que otros miembros del instituto también fueron abusados, eran tratados como esclavos y no recibían atención médica o contención cuando sufrían alguna enfermedad.

Por otro lado, revelaron detalles respecto al manejo irregular de dinero por parte de los acusados. Yair comentó que el padre Felipe le decía frases como "Te voy a partir en 8” o “te voy a comer la boquita”. “Tenés que perdonarlo”, le dijo el padre Rosa, cuando el chico contó del abuso.

El hombre luego sería su segundo abusador, relató TN. Para el avance de la causa, resulta fundamental la información obtenida el año pasado por la comitiva del Vaticano que viajó a Salta para investigar supuestos delitos de Rosa, y que motivó el apartamiento del cura.

“La fiscal ya pidió al Arzobispado de la provincia la información, pero ellos no la facilitan. Estamos a la espera, en algún momento la van a tener que brindar”, advirtieron voceros de la fiscalía.

En una entrevista concedida al diario El Tribuno de Salta, la joven que denunció abusos comentó que a partir de los 10 años comenzó a asistir a la congregación que había instalado su convento en la iglesia de la Santa Cruz, en la calle Santa Fe al 1200 y que a los 13 fue víctima de abuso de los ultrajes por parte de la exmonja Pacheco, cuyo nombre religioso era "hermana Micaela".

Esta mujer fue detenida ayer por orden de la jueza de Garantías Ada Zunino, la misma que el martes último dispuso que el padre Rosa Torino sea alojado en la unidad carcelaria de Villa Las Rosa.

La policía allanó el domicilio de Pacheco, en el barrio 25 de Mayo de la ciudad de General Guemes, de donde fue conducida a la alcaidía de Tribunales, en la Ciudad Judicial, y hoy será indagada por la fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero.

La detención de la exmonja se realizó a partir del relato que hizo María Gracia el 21 del corriente cuando declaró ante Sodero. La joven de 24 años contó con lujo de detalles de qué manera fue abusada en forma sistemática por la entonces hermana Micaela, entre 2004 y 2005, tanto en las instalaciones de la parroquia de la Santa Cruz como en su propio domicilio.

Dijo que su calvario comenzó a los 13 años cuando concurría al templo donde había logrado un estrecho vínculo con Pacheco a la que eligió como madrina de confirmación.

"La primera vez fue en una habitación de la parroquia donde me hizo entrar con la excusa de buscar unas cosas. Allí intentó besarme y luego se puso a llorar diciendo que se había enamorado de mi, que conmigo le pasaban cosas y yo me quedé helada", reveló.

Dijo que a partir de ese momento comenzó su calvario, del que no podía salir por la fuerte presión que ejercía sobre ella la entonces religiosa.

"Me tocaba las piernas, me acosaba con llamadas telefónica a mi casa, me controlaba los mensajes que los chicos me hacían al celular y me repetía que estaba enamorada de mi", comentó. María Gracia sostuvo que los abusos se fueron incrementando con el correr del tiempo y que se potenciaron el día que Pacheco le pidió que tuvieran relaciones sexuales.

"Al terminó de un programa en la radio de la parroquia cerró la puerta con llave y me pidió que me quedara almorzar y luego comenzó a besarme, se subió encima mío y comenzó a moverse, mientras me pedía que la tocara", dijo.

Y agrego: "De allí en más los encuentros fueron similares, me repetía que me amaba y se alteraba cuando yo no le decía que la amaba".

En 1996, el padre Agustín Rosa fundó el Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista que depende del Arzobispado de Salta. Veinte años después, el cura fue expulsado y vive recluido en Finca La Cruz.

Tanto Rosa, de 64 años, como Nicolás Parma, otro sacerdote de 38 años de la misma comunidad, están denunciados por abuso sexual. Yair tiene 21 años y vive en La Plata. Cuando tenía 16, estaba en la casa que la comunidad tiene en Puerto Santa Cruz, en la provincia del mismo nombre. Allí sufrió el primer abuso por parte del cura Nicolás Parma, cuyo nombre religioso es Felipe.

“Era una persona violenta”, recuerda Yair. En 2012, el padre lo invitó a su habitación y ocurrió lo que hoy prefiere olvidar. Estaba lejos de su familia y sin poder hablar con nadie. En Santa Cruz, al principio, Yair soportó la soledad y el olvido de Felipe.

Hasta que algo cambió. Empezó a tenerlo en cuenta. “Te voy a comer la boquita, te voy a partir en 8”, le decía. Le tenía miedo. “Me llamó una vez a su pieza, me pidió que duerma la siesta con él, yo le dije que no. Me dijo que me acueste en su cama. Él estaba tapado y yo estaba vestido. Empezó a besarme el cuello y a acariciarme la espalda y las piernas. Mientras hacía eso, se masturbaba. Sentía cómo se movía y cómo gemía”.

El chico confiesa que intentó suicidarse más de una vez. Cuando todo esto pasó, le escribió una carta al Padre Agustín Rosa para contarle su infierno. Confió en que lo cambiarían de casa. Volvió con su familia hasta que, inesperadamente, recibió el llamado de Rosa.

Para él fue toda una sorpresa: para sus padres, la palabra del cura era la palabra de Dios. Lo invitó a regresar al Instituto pero en su sede, en Salta. Allí fue abusado al menos otras cinco veces por el fundador de la orden.

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