lunes, 6 de mayo de 2019

LA "MODA MORTAL" QUE DUPLICÓ SU CONSUMO: PREFERIDA POR LOS JÓVENES (Y POR LOS NARCOS TAMBIÉN)

POLICIALES / ÉXTASIS

En diez años, se duplicó el consumo de éxtasis en Argentina

(U24) - Drogas: de todo tipo, tamaño y colores parecen "dominar" hoy día la mente, los gustos y las preferencias de jóvenes (y no tanto) que hacen vida en las noches de fiesta y tragos en Buenos Aires. Algunos prefieren dejar el alcohol a un lado para irse al "más allá" y ser parte de la peligrosa "moda" de las drogas sintéticas, o en el peor de los casos, mezclar todo hasta llegar a un cóctel mortal. 


Un caso conocido por todos fue el de las muertes del Time Warp, una fiesta electrónica donde murieron 5 personas en el 2016. Este caso actualmente, va por el tercer juez y el segundo fiscal, tiene 38 imputados, pero el juicio parece lejano. En esa fiesta, circulaban y se vendían pastillas de éxtasis a la vista de todos. Pero a pesar de esas muertes, esto no dejó de pasar.

 El consumo de éxtasis en Argentina habría aumentado un 200%, según el informe de Sedronar sobre "Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población General 2017", que encuestó a 20.658 personas de entre 12 y 65 años. "Tenemos un aumento del consumo... Lo que es más llamativo es el desplazamiento del consumo: desde las drogas de síntesis -como marihuana y cocaína- a drogas de laboratorio. Esta es una tendencia internacional y hay que abrir los ojos", dijo Juan Carlos Mansilla, director de Desarrollo Territorial de Sedronar.

"Son drogas que se pueden producir en un espacio reducido y en mayor cantidad. El narcotráfico aparenta ser más fácil por el tamaño de las dosis y también existe un fenómeno cultural por el que se impone este tipo de consumos", agregó.

Las drogas sintéticas resultan ser actualmente "la moda" entre los jóvenes que asisten a fiestas, boliches y bares, y no sólo es tendencia en las movidas de música electrónica como se quiere hacer creer. No, las drogas de laboratorio están en todos lados, no es una droga de "chetos", aunque sí cara, pero es de fácil acceso para quienes se atreven a probar. Todo esto es parte de una tendencia mundial.

Las pastillas de éxtasis vienen más fuertes que antes, con una dosis mucho mayor. Los 50 miligramos de pastillas que circulaban en fiestas electrónicas a comienzos de la década pasada en Argentina hoy se cuadriplican. Funcionarios argentinos tienen una explicación: el precio del safrol, la materia prima con la que se fabrica el MDMA, tuvo una baja en el mercado de Asia, lo que lleva a comprimidos más fuertes y más puros.

La data ya viene aumentando desde antes, por ejemplo, unas 170 mil personas compraron éxtasis en la Argentina durante el 2016. Y eso cuando la droga no estaba "tan de moda". Los números en 2019 seguramente son alarmantes. En 2018, se secuestraron 56.350 pastillas de éxtasis en el país en procedimientos de fuerzas de seguridad de acuerdo a datos de la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico.

El 43% venía de Alemania, el principal proveedor al mercado argentino, otro 34% de Bélgica: casi la mitad de las pastillas incautadas el año pasado vinieron en un paquete enviado desde Alemania a una pareja en Mar del Plata, 24.600 unidades que aparecieron en una sede del Correo Argentino.

Además, los hombres parecen dominar el mercado. Más del 90% de los detenidos en causas por éxtasis son varones y argentinos, de no más de 35 años de edad.

 DE MUCHAS FORMAS Y COLORES:

 A mediados de abril, un portero acusado de dealer en Villa Luro cayó con un buffet narco de cristal de MDMA, micropunto de LSD, una vieja escopeta de caño y una mezcla de pastillas sumamente contemporánea: comprimidos con la cara de Donald Trump en colores naranja y amarillo, otros con el logo de Coca Cola en tono blanco.

Estas pastillas no son algo nuevo, al menos para los usuarios que acostumbran consumir drogas sintéticas en Argentina, circulan en el país desde fines de 2018. Tampoco son algo débil.

Organizaciones de control de daños en Europa como SaferParty o Ecstasydata se dedican a testearlas y a determinar su carga de droga para advertir a los consumidores. Por ejemplo, "Las Trump" naranjas testeadas en Zurich en febrero de 2018 por Ecstasydata revelaron 208 miligramos de MDMA en cada comprimido, una dosis calificada como extremadamente alta.

Las Coca Cola rojas o rosadas, también presentes en Argentina a fines del año pasado, tienen más todavía: 214 miligramos. Otras Trump naranja testeadas por la organización británica The Loop en el festival de música Bestival en Inglaterra de 2018 revelaron un pico récord de 250 miligramos.

En Argentina son mucho más comunes las requisas policiales a la entrada de fiestas de música electrónica que las reducciones de daños. El Proyecto de Atención a Fiestas, o PAF, que intenta aplicar el control de daños en el circuito desde 2016 con el slogan "un cachetazo al mal viaje", es una rareza.

 LOS NARCOS Y SU NEGOCIO:

El mercado también es rápido en crear cuños nuevos, nuevos logotipos. 70 nuevos habían aparecido en el país a menos de cuatro meses de Time Warp, entre ellos la pastilla Lego color rosa, con una carga también superior a 200 miligramos.

¿Esta nueva forma de vender éxtasis implica más daño físico? No necesariamente. Los usuarios argentinos cambiaron sus hábitos en los últimos años, pasaron del consumo voraz a partir las pastillas y tomar de a poco. Las Coca Cola, por ejemplo, ya vienen ranuradas por sus fabricantes narco.

En octubre de 2016, Eric Gorgemans, un hombre oriundo de Bélgica, cruzó la frontera argentina en La Quiaca en plena madrugada con dos valijas. Los gendarmes de turno fruncieron un poco el ceño y lo requisaron. Tenía cerca de 40 mil pastillas con la forma de un fantasma azul, MDMA de mediana carga. Nadie lo acompañaba, un belga en La Quiaca en medio de la madrugada fría.

Se habló de un posible cómplice, un dominicano. Gorgemans no tenía un amigo alrededor cuando se lo llevaron, pero tenía antecedentes. La policía de su país lo había detenido once años antes por montar un pequeño laboratorio de GHB, un fuerte euforizante líquido, en las afueras de Bruselas.

Hoy, Gorgemans es un cisne negro en la laguna del narcotráfico argentino. Los traficantes aprendieron y los números de la Subsecretaría de Seguridad lo reflejan. Ya nadie hace envíos grandes para ser capturados por la policía. Las unidades de drogas sintéticas incautadas pasaron de 173 mil en 2016, 222 mil en 2017 y cayeron a 68 mil en 2018.

En Argentina son jugadores pequeños, pero se están expandiendo. El mercado de drogas sintéticas es el de crecimiento más rápido.

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