sábado, 10 de octubre de 2015

EN PRIMERA PERSONA: UNA LECCIÓN DE IGUALDAD

SOCIEDAD / INTERÉS GENERAL 


Maestras de Cachi, en Salta, crearon un libro que adapta los contenidos a las raíces y el contexto social de sus alumnos. La historia de "Ñañito", por María Areces. 


 Subir la cuesta del Obispo para llegar a Cachi, en la provincia de Salta, es una experiencia que nadie debería privarse de vivir. Allí se puede apreciar lo imponente de la naturaleza y la presencia de algo divino en su creación.

Las maestras buscaban llamar la atención de los chicos a través de su vida cotidiana, sus costumbres, para encaminarlos hacia un pensamiento más amplio.

Ese camino comenzó a abrirnos los sentidos de una forma muy especial. Preparándonos para contar nuestra historia.

Fuimos a entrevistar a las maestras de las escuelas rurales de Cachi, que de la mano de Sara Ruiz, pensaron en generar verdadero interés en sus alumnos.

En el contexto en el que viven, aferrados a su cultura, y felices por ello, los chicos de los Valles Calchaquíes presentaban mucha dificultad al tener que aprender con los textos convencionales que llegaban de la ciudad. Esto fue lo que detectaron Sarita y el resto de las maestras. Necesitaban llamar la atención de los chic

os a través de su vida cotidiana, sus costumbres, para encaminarlos hacia un pensamiento más amplio.

A partir del reconocimiento de su propia identidad. Así fue que surgió Ñañito (hermanito) Y resultó sumamente eficaz.

Desde sus vivencias, comenzaron a acercarse a la lectura y a la escritura y el progreso fue inmediato. Los chicos devuelven con tanto afecto esa dedicación que sólo basta verlos relacionarse algunas horas.

Sara Ruiz y el grupo de maestras adoran a esos niños. Desean que sean hombres preparados para plantarse ante el mundo con seguridad. Procuran que desayunen y almuercen. Que se laven los dientes y agradezcan lo poco o mucho.

Y los chicos devuelven con tanto afecto esa dedicación que sólo basta verlos relacionarse algunas horas. Ese mismo afecto, pudimos sentirlo con el equipo.

Una vez más, volvimos plenos.

Gracias Ñañitos, hermanos, hermanas, maestras. ¡Abrazo!

-María ARECES – TN.com.ar

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