viernes, 22 de julio de 2016

CASO LÓPEZ: DECLARAN LAS MONJAS Y DEBERÁN ACLARAR MUCHAS CONTRADICCIONES

JUSTICIA / ANTE RAFECAS 



Día clave para las religiosas consagradas del convento de General Rodríguez donde José López arrojó los bolsos con dinero y dejó también un arma de grueso calibre. 


Este viernes deberán declarar las hermanas María y Marcela. Luego lo harán Alba e Inés, las otras dos monjas que están citadas a declarar también en calidad de imputadas.

Marcela había dicho que fue ella junto con Inés, quienes estaban en el lugar cuando llegó López con los bolsos llenos de dólares y un arma semiautomática que dejó en el piso, junto a la entrada de la casa situada dentro del convento.

Son también las que lo ayudaron a ingresar los bolsos con dinero al convento. Las monjas deberán aclarar varias contradicciones.

Por caso, uno de los policías que participó del operativo atestiguó que tras llegar al convento mantuvieron un diálogo a través del portero eléctrico con alguien que se encontraba en el interior y dijo que allí no había entrado nadie.

Cuando al fin lograron entrar al convento, los policías -según su propio relato- atravesaron los 100 metros que separan al portón de entrada de la casa principal y detectaron que había un hombre comiendo bizcochos.

La versión de la monja Inés del convento de General Rodríguez, donde detuvieron a José López tras esconder 9 millones de dólares, se entremezcla con lo declarado por los policías que lo detuvieron aquel 14 de junio y con los últimos videos que surgieron sobre esa madrugada.

El 13/7, el fiscal Federico Delgado citó como acusados a la hermana Inés, al contador Andrés Galera y al empresario vinculado a la obra pública, Eduardo Gutiérrez. También sumó una indagatoria para la esposa exfuncionario, María Amalia Díaz.

Las imágenes de la cámara de seguridad y los 34 llamados hechos por López y su mujer en las 14 horas previas al episodio fueron principales argumentos por los que formuló las nuevas imputaciones.

La encargada del convento, conocida como la "madre Alba", también quedó vinculada, pero primero iba a ser sometida a estudios médicos por su avanzada edad para determinar si puede enfrentar una causa penal.

"No se limitaron a monitorear la llegada de López al convento, también lo recibieron y ayudaron a ingresar el dinero a la casa. Se manejaron con mucha tranquilidad teniendo en cuenta que a centímetros de la puerta había un fusil apoyado en el piso de la galería", dijo Delgado la semana pasada sobre las monjas.

El jueves, el testigo que llamó al 911 para denunciar la presencia de un presunto intruso en el convento de General Rodríguez durante la madrugada del 14 de junio declaró que nunca antes había entrado a ese lugar pero que solía ver "mucha gente" ingresando los domingos, algunos en autos de alta gama.

El declarante fue Jesús Ojeda, el repartidor de pollos que alertó a la Policía bonaerense sobre la presencia de un extraño revoleando bolsos hacia el interior del monasterio, que resultó ser el ex secretario de Obras Públicas José López, quien se encuentra detenido desde entonces, primero por portar un arma de guerra y luego por enriquecimiento ilícito.

La declaración se produjo el mismo día en el que uno de los abogados de López, Fernando García, salió a decir que su defendido le aseguró que "un sector de los servicios de inteligencia lo siguió de forma ilegal".

Ojeda declaró como testigo ante el juez federal Daniel Rafecas a quien le dijo que llamó al teléfono de emergencias pasadas las 3.15 y que 15 minutos más tarde llegó la policía, algo que en realidad ocurrió a las 3.50.

Relató que esa madrugada se despertó preocupado porque escuchó ruidos afuera de su casa y creyó que le estaban robando la camioneta que utiliza para el reparto de pollo, por lo que se asomó a la ventana. Fue entonces cuando el testigo dijo que observó a un hombre tirando "bolsas negras" por encima de un tapial hacia el interior del convento y que se acercó a la escena para hacer notar su presencia, hecho que no habría alterado los planes del ex funcionario quien, a pesar de verlo, saltó el portón.

Tras ese episodio, Ojeda dijo que llamó al 911 y cuando llegó la policía les relató lo ocurrido y les pidió que ingresaran al convento para revisar que no hubiera ningún problema con las monjas que viven allí, algo que los efectivos policiales le dijeron que no estaban en condiciones de hacer.

La semana pasada, uno de los policías que participó del operativo atestiguó que tras llegar al convento mantuvieron un diálogo a través del portero eléctrico con alguien que se encontraba en el interior y dijo que allí no había entrado nadie.

Cuando al fin lograron entrar al convento, los policías -según su propio relato- atravesaron los 100 metros que separan al portón de entrada de la casa principal y detectaron que había un hombre comiendo bizcochos. Antes de ingresar a la casa, vieron el arma con el que el hombre había llegado y fue allí que decidieron detenerlo, cuando aún no sabían que se trataba de un ex funcionario y que había entrado con 9 millones de dólares.

En su declaración del jueves, Ojeda afirmó que cerca de las 6 se alejó de la escena para ir a buscar a su mujer al trabajo pero contó que cuando volvió los policías le pidieron que oficiara de testigo del procedimiento y fue entonces que ingresó por primera vez al convento, al que la policía ya había ingresado.

Además le dijo al juez que tuvo oportunidad de ver el cargador del arma con la que López entró al convento, según quedó registrado en las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad del lugar y difundidas por televisión hace poco más de 10 días.

El testigo declaró que nunca antes había ingresado al convento y que los domingos solía asistir mucha gente, algunos incluso en "autos y camionetas de alta gama", pero que no los conocía.

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