lunes, 8 de agosto de 2016

YA HAY 3 MILLONES DE ARGENTINOS ADICTOS A LAS DROGAS: DESPENALIZACIÓN DE FACTO

INVESTIGACIÓN / INFORME ESPECIAL 



La Pastoral Nacional sobre Drogadependencia del Obispado católico apostólico romano ubica en los últimos años de la enseñanza secundaria el momento en que el 15% de los jóvenes consume marihuana, proporción que se duplica y trepa al 30% en el conurbano bonaerense. 


Si Mauricio Macri prefiere una versión más científica, el médico psiquiatra, docente y miembro de la American Academy on Addiction Psychiatry, José Capece, le desarrollará la hipótesis de que “en la Argentina la problemática de las adicciones arranca con el alcohol y la marihuana”.

Y desde un lugar “de campo”, pero más político, el secretario de Salud y Desarrollo Humano de Tres de Febrero, Adolfo Sánchez de León, transmite que observa “un aumento en la tolerancia social con el consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes, comenzando por el alcohol, tabaco y marihuana y siguiendo por las demás drogas. Algunos datos señalan que en los últimos años esta tolerancia se cuadriplicó”.

El presidente Macri tuvo, al menos, la virtud de hablar a pocos meses de asumir del que fuera un tema tabú para su antecesora en el sillón de Rivadavia, Cristina Kirchner, durante sus dos mandatos: la lucha contra el narcotráfico.

"Lograr que se reduzca el tráfico de drogas en nuestro país y el nivel de impunidad que los narcotraficantes han tenido durante la última década es una derrota para ellos y una victoria para nosotros", enunció en una reciente entrevista que le hizo una agencia de noticias mexicana.

Hasta ahí, impecable. Pero cuando le preguntan por la legalización de la marihuana, cuyo debate México inició este año, el jefe de Estado responde que "siempre hay" posibilidades de legalizarla con fines medicinales, aunque aclaró: "Primero vamos a estudiar cuáles son los resultados que tiene Uruguay o cualquier otro país que avance en esa dirección".

Quizá no haga falta cruzar el río de la Plata para ver si resulta o no la despenalización de la marihuana, sino internarse extramuros en la Ciudad de Buenos Aires, en la villa 21-24, de Barracas y conversar con el vicario de la parroquia Virgen de Caacupé, padre Carlos “Charly” Olivero, quien desarrolla in situ una fuerte tarea con los adictos en los barrios marginales que integran el Hogar de Cristo.

Él le diría: “En la villa no hace falta despenalizar el consumo, de hecho ya está despenalizado”. Desde un municipio caliente del conurbano como Tres de Febrero, Sánchez de León pone en foco la verdadera problemática del consumo de marihuana en la provincia de Buenos Aires, a través de un estudio realizado con estudiantes secundarios, según el cual el 15% de ellos aseguró haber fumado porro alguna vez; el 45%, que lo hizo por primera vez antes de los 15 años y que los estudiantes tienen mucha facilidad para acceder a la marihuana y no perciben el peligro de su consumo, al igual que el alcohol y el tabaco.

Él advierte: hace unos años la Argentina era el 2do. país consumidor de la región y hoy es el Nº1 (7.2% de la población entre 15 y 64 años). A partir de la experiencia acumulada, el cura, que desarrolla un “programa de inclusión y acompañamiento integral a los usuarios de paco”, se opone a la despenalización como opción en la lucha contra el narco, pero aclara estar en contra de criminalizar a los pibes.

“Vemos que hay una complejidad tal que el consumo, al menos en los chicos que acompañamos, es un emergente de un montón de ausencias anteriores”, destacó. “Si no nos enfocamos en eso –continuó–, liberalizar el consumo no hace más que dar un mensaje confuso: en el fondo, no está tan mal que tomes o fumes, pero después te dejamos suelto, no estamos para que te incorpores al trabajo, para que accedas a la salud, para ayudarte a terminar los estudios…”.

Desde una óptica científica, el médico psiquiatra Capece advirtió que “en la Argentina la problemática de las adicciones arranca con el alcohol y la marihuana”, destacó que aumentó el consumo y alertó sobre la existencia de “un proceso gradual que, en general, empieza con consumos nutricionales, como en el caso del alcohol, o recreativos como en el caso de la marihuana”.

Y desde los números, un informe de la Secretaría de Adicciones bonaerense señaló que entre los 12 y los 16 años es la etapa de la vida en que mayormente los adolescentes se sumergen en el mundo de las drogas, ya que

- a los 13 años se inicia el 20,7% de los chicos;

- a los 15 años el 19,2%; y

- a los 12 años el 11,6%.

La baja edad salta a la vista.

El informe del organismo público de la provincia de Buenos Aires también estudió cuál es el lugar o el ambiente en que el chico comienza a consumir estupefacientes, y surge que el principal es la calle, con el 69,2%; seguido muy detrás por el domicilio, con el 7,6%; la escuela, con el 7,0%; los bares y confiterías, con el 4,4%; y la escuela, con el 3,0%.

La Pastoral Nacional sobre Drogadependencia del Obispado aportó una encuesta realizada en las 23 diócesis del país en la cual el 53% de la gente percibe la droga como uno de los principales problema del país, relegando al segundo lugar a la pobreza.

En ese contexto surgió el dato ya mencionado: en los últimos años del secundario, el 15% de los jóvenes consume marihuana, proporción que se duplica y trepa al 30% en el conurbano bonaerense.

Asimismo el alcohol causa estragos y tiene un alcance masivo, ya que lo consumen el 90% de los adolescentes, sin que desde el Estado nacional y provincial se construya una política activa para acabar con este flagelo, publica la agencia CNA. Sánchez de León escribió para la revista Médicos un artículo titulado “La problemática de las adicciones”, en el que afirma que “en los últimos años en la Argentina en general, y en la provincia de Buenos Aires en particular, ha habido un incremento muy significativo en el consumo de drogas, legales e ilegales, siendo cada vez más alto el porcentaje de personas que enferman y mueren a causa de distintas adicciones sin recibir una adecuada respuesta del Estado.

Previene que al mismo tiempo “este fenómeno está teniendo un alto impacto social, ya que el consumo de drogas ejerce influencia directa en el aumento de la violencia doméstica y callejera, el delito y la inseguridad ciudadana, los accidentes de tránsito y laborales y en el deterioro de los lazos familiares y sociales”.

El médico especialista en Salud Pública resalta que, no obstante ello, en los últimos años se observó una ausencia creciente del Estado que ha contribuido a la agudización y propagación de esta problemática. Esta ausencia se manifestó entre otras cosas en:

1) un rotundo fracaso en la lucha contra el narcotráfico, ya que se incauta menos del 10% de lo que circula, descuidando en forma paralela lo que pasa con los consumidores;

2) un absoluto deterioro de los dispositivos para la prevención y asistencia de las adicciones;

3) un presupuesto muy escaso, lo que da la pauta de la poca relevancia que se le dio a este tema;

4) la inexistencia de estadísticas confiables respecto al consumo, lo cual dificulta la posibilidad de un diagnóstico adecuado para el trazado de líneas de acción;

5) una tendencia hacia la despenalización en el consumo de marihuana.

Sánchez de León observa “un aumento en la tolerancia social con el consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes, comenzando por el alcohol, tabaco y marihuana y siguiendo por las demás drogas. Algunos datos señalan que en los últimos años esta tolerancia se cuadriplicó”.

EL PROBLEMA DE LAS ADICCIONES

El análisis que efectúa el profesional, que es funcionario de un municipio “caliente” del conurbano, ubica al consumo de alcohol en la Argentina como primera adicción, pasando el consumo de marihuana a un segundo lugar. (Se estima que en nuestro país mueren más de 30.000 personas por año por causas asociadas al consumo de alcohol.)

Durante el 2015 se produjeron más de 7.000 muertes por accidente de tránsito. En el 55% de estas muertes estuvo presente el alcohol y el 37% involucró a jóvenes entre 15 y 25 años.

“Las muertes en accidentes de tránsito a causa del alcohol equivalen a un cementerio completo cada año”,sostiene Sánchez de León, quien recuerda que una de cada 10 personas que beben se convierte en alcohólica, pero la posibilidad aumenta 2 o 3 veces si son adolescentes.

Después de la marihuana, en el 3er. lugar de consumo para este mismo período se encuentra la cocaína.

Un Informe de Naciones Unidas en el 2010 señalaba que en la Argentina el 2.6% de la población comprendida entre los 15 y 64 años consumía cocaína (equivalente a 600 mil personas), poniéndose por primera vez en el mismo nivel que Estados Unidos.

En cuarto término, aparecen otras drogas como pegamentos, psicotrópicos, etc., entre las cuales menciona el aumento en el consumo de las drogas de síntesis, especialmente, las metanfetaminas, como el éxtasis.

En quinto lugar, aparece el paco, un fenómeno relativamente nuevo que inicia su registro en 2005, crece hasta 2007 y se estabiliza en torno al 4% de la población bajo tratamiento.

“En definitiva, sumados, tenemos que el 10% de la población argentina de entre 15 a 64 años (alrededor de 3 millones de personas) consume alguna droga, mientras que en el 2000 sólo era el 1% de la población”, concluye. O sea, se triplicó.

Pese a que no hay estadísticas reales y no se conoce casi nada de la situación de las provincias del interior del país con respecto al paco, algunas estimaciones hablan de un crecimiento en la venta de paco de un 500% en dos años.

“El consumo de paco puede llegar a matar a una persona en menos de 6 meses. El costo de un cigarrillo de paco es muy barato. El consumidor es cada vez más joven y con menos recursos”, explica Sánchez de León, quien se lamenta de que “la mayor parte de la población que necesita asistencia no la pide”.

El Ministerio de Justicia provincial le pone la frutilla al postre: más del 50% de los delitos en la provincia son cometidos bajo los efectos de alguna droga.

La información que manejan los obispos es parecida: el 60% de los delitos son cometidos por delincuentes que consumen drogas.

La Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA) relevó que el paco mueve por día más de $ 9 millones, ya que en el país se comercializan más de 1,5 millón de dosis cada 24 horas. En la Argentina, actualmente, hay casi 180 mil adictos a la llamada “droga de los pobres”, cada uno de los cuales "compra por día un promedio de 20 dosis", las cuales cuestan $ 6 cada una.

El paco (pasta base de cocaína) es la tercera adicción más consumida en nuestro país, después del alcohol y los fármacos. Cada dosis de paco pesa entre 0,01 y 0,03 gramos. El primer estudio químico científico del paco realizado por la Universidad de Buenos Aires, más precisamente la Facultad de Bioquímica y Farmacia, y Medicina, ha demostrado que la formación de esta droga es el resultado de un paso previo y más redituable que la cocaína.

Su composición es a base de alcaloide de cocaína estirado con cafeína, bicarbonato de sodio, anfetaminas y hasta veneno para ratas (malatión).

PREVENCIÓN

Sánchez de León propone desarrollar un modelo preventivo asistencial con un abordaje en red, interdisciplinario, con participación comunitaria y tendiente a la integración, donde en función del diagnóstico clínico, psicológico, social, familiar y judicial se establece un sistema global de derivación atendiendo a una red de mínima a máxima complejidad de acuerdo al diagnóstico y a la gravedad clínica del paciente.

Recomienda acondicionar camas para desintoxicación aguda en los hospitales generales y capacitar al recurso humano. “Resulta fundamental fortalecer la relación del Estado con el tercer sector abocado al tratamiento, reinserción social y acompañamiento de los pacientes y sus familias -indica-.

Desde los niveles nacionales y provinciales se debe colaborar para la creación de dispositivos descentralizados cercanos a la comunidad para brindar información, estrategias para la obtención de empleo y capacitación a voluntarios que conducirán a su integración social”.

La Red Preventiva Asistencial a desarrollar debe comenzar con el fortalecimiento de las redes sociales y las instituciones de nivel comunitario, siendo el primer eslabón la familia, las escuelas, los centros vecinales, clubes barriales, etc.

También es fundamental impulsar fuertemente el Programa de Municipios y Comunidades Saludables con un eje muy fuerte en la prevención y a partir de esto dar mucha importancia a los aspectos relacionados con la juventud y la nocturnidad y coordinar programas con las áreas de Juventud, Deporte y Recreación.

Un segundo eslabón tiene que ver con la detección precoz siendo fundamental para esto la mirada atenta de las instituciones antes mencionadas a fin realizar la consulta a tiempo a los CPA, centros de salud en general y Organizaciones No Gubernamentales especializadas. Finalmente, un tercer eslabón lo deben constituir centros de atención de las adicciones como Comunidades de Día, Comunidades terapéuticas Unidades de desintoxicación aguda, Centros de rehabilitación, los CPA, etc.

La problemática de las adicciones constituye uno de los principales desafíos para el sistema sanitario. Debemos tener muy en cuenta esto al momento de establecer las prioridades y asignar los presupuestos, dice finalmente.

ABUSO DE DROGAS Y ALCOHOL

El tráfico de drogas mueve en el mundo más de US$ 700.000 millones por año y que la Argentina es el principal país de consumo de cocaína en América del Sur. Los especialistas señalan que la prevención del consumo de drogas es un proceso educativo integral dirigido a enfrentar un problema que ha existido siempre y seguirá existiendo siempre como es el abuso de las drogas y el alcohol.

El papa Francisco, quien muchas veces asumió un rol contrahegemónico en torno de las problemáticas globales, aclaró la opinión del Vaticano: “La droga no se vence con la droga. La legalización, incluso parcial, de las llamadas ‘drogas blandas’, además de ser discutible en términos legislativos, no produce los efectos esperados”.

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