domingo, 20 de agosto de 2017

ENTRE POSVERDADES, RELATOS Y FRAUDES

OPINIÓN / ELECCIONES 2017 



Por LUIS ALEJANDRO RIZZI (U24) - 
Abogado especializado en Derecho Comercio, con experiencia en la gestión del aerocomercio. 

Posverdad ha sido definida como una palabra (post truth) que "denota circunstancias en las que los hechos son menos influyentes sobre la opinión pública que las emociones o las creencias personales", según el diario El Mundo, de Madrid (16/11/2016). 


En la Real Academia no figura la palabra “posverdad”, no por ello podemos decir que no existe, pero fue proclamada palabra internacional por Oxford Fictionaries, según dio cuenta el diario citado más arriba.

Diría, con absoluta convicción que la posverdad es una forma “(¿in?)culta” de mentir, o sea que consiste en mentir con parte de la verdad y ocultando la otra. Es lo que pasó el domingo 13/08 cuando se decía -con rigor de verdad- que en un momento dado existía una diferencia de “x” puntos a favor de un candidato sobre el más próximo.

Cuando escuché esos números, lo primero que me pregunté era su origen y luego, cuando la diferencia se fue estrechando, hasta llegar al “empate técnico” -otra "posverdad"-, pensé que si bien Kristina podría haber ganado -aún no lo sabemos- en realidad perdió, otra “posverdad” que nos sirve o sirvió de consuelo a muchos.

Conviene aclarar que el “empate técnico” puede ser la conclusión de un análisis de los resultados de una o más encuestas; una elección tiene un ganador y un perdedor. Es increíble como en este mundo que todo se sabe, buscamos mentirnos entre nosotros para alimentar lo que nos conviene y desechar lo que no nos conviene.

Es decir, buscamos legitimar nuestras propias mentiras, frustraciones, debilidades o limitaciones. Así hemos relativizado otras palabras quitándoles su significado real, tales como “represión”, “matrimonio”, “intimidad” o “sexualidad” por citar solo algunas.

Esto ocurre, quizás, por “hastío existencial”. Jorge Fontevecchia, director del bisemanario Perfil, transcribe una conceptualización de la “posverdad”, ensayada por “The Economist”: “La técnica de la posverdad transforma la opinión pública en un mar de mentiras donde a la deriva los ciudadanos, ya no tienen de dónde aferrarse.”

No cabe duda: la posverdad es una mentira con la que justificamos nuestros deseos o pulsiones y obviamente nuestros desatinos.

El domingo 13/08 el gobierno hizo uso de la “posverdad”, algunos dicen que ocurrió por obsecuencia de algunos funcionarios, deseosos de trasmitir “buenas noticias” -tal como dejó trascender más de un medio de comunicación- quienes, de ser cierto, debieron ser despedidos por inconducta y falta de ética y moral.

Otros dicen que, ingenuamente, dirigentes del PRO creían que la diferencia existente a eso de las 22:30 era decisiva; en ese caso fueron imprudentes y se mostraron como lo que parecen ser, adolescentes soberbios e imberbes de dudosa idoneidad, lo que demuestra que la eventual honestidad de bolsillo, es condición necesaria pero insuficiente.

Finalmente, hay quienes dicen que era necesario instalar la idea de “Triunfo”, para luego conocida y derrumbada la “posverdad” y aparecida la fatal “verdad”, facilitar la polarización. Todo eso fue una necedad innecesaria, tal como lo puso de manifiesto Eduardo Fidanza en el diario “La Nación”.

“El Presidente afirma que decir la verdad es fundamental. Y ha avanzado en algunos campos. Sin embargo, posverdades como las del domingo ensombrecen esa declamada virtud. Triunfos posverdaderos y derrotas “verdaderas”.

En verdad fue el “Kristinismo”, el mejor artífice del desarrollo de este verdadero sofisma de la posverdad, mucho antes a que Donald Trump recurriera a ese artificio. La versión folletinesca de la “posverdad K” fue el relato, con el que ahora pretende sustentar su campaña, agregándole una innovación, su “posverdad” fue el silencio.

Probablemente ahora retomará su relato, al fin y al cabo se lo cree ya que la sofistica es una incurable enfermedad del espíritu o del alma. Nos queda una duda: todo los que se promete, o pensamos que se hará para después del 22/10, ¿no será otra serie de “posverdades”?

El riesgo es que los argentinos hayamos creado la categoría de Posverdades buenas y Posverdades malas…

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