domingo, 20 de mayo de 2018

EDUCANDO A 'LILITA' CARRIÓ

AGRONEGOCIOS / AGROEXPORTACIONES 

Domingo, 11/03/2018: Elisa Carrió en un acto en San Pedro
que evocó los 10 años del reclamo contra la Resolución 1

"No retengan la soja, empiecen a liquidar para que ingresen divisas". 
Elisa Carrió, Diputada nacional Coalición Cívica/Cambiemos - CABA. 


(U24) - Hay un ministro de Agroindustria (Luis Miguel Etchevehere, alias 'Bonus 1M', no $0,5M), que proviene del gremialismo ruralista, quien debería haberlo explicado a la diputada nacional Elisa Carrió las inexactitudes de sus dichos pero el entrerriano ya ha pasado demasiados días en silencio, corroborando que su relevancia es nula.

Pero tampoco han hablado los dirigentes agroprecuarios y agroexportadores, quienes conocen la trama del dólar-soja pero le temen a la verborrágica cofundadora de Cambiemos, desesperada porque su criatura política padece impopularidad creciente.

No es posible la retención de las divisas por exportaciones de la agroindustria (poroto, harina y aceite) porque el 90% de todas las operaciones de compra de granos y oleaginosas se realizan por prefinanciación.

Carrió -y quienes le pidieron que saliera a presionar al campo- deberían recordar que a comienzos de 2016, la herramienta que permitió velocidad a la agroexportación que colaboró con el entonces novel gobierno de Mauricio Macri: prefinanciación.

Tal como afirman en el sector: "El exportador ingresa los dólares para pagarle al productor, y al Fisco los derechos de exportación. ¿Cómo es la situación en 2018? Al 30/04, habían liquidado US$ 6.057 millones, apenas 10% menos que en igual fecha de 2017, un cumplimiento estricto considerando que ha caído la producción agrícola por la sequía.

Es más: fuentes del sector afirman que, según datos recientes de la Bolsa de Cereales de Córdoba, el ritmo de ventas de la oleaginosa por los productores resultó 10 puntos porcentuales superior a la del mismo período del año anterior.

Una lástima que la Coalición Cívica-ARI no tenga especialistas en temas agrícolas porque ayudarían a que su líder, Carrió, no quede en ridículo. Justo ella, que nació y creció en una provincia agroindustrial (Chaco).

La producción de soja en la campaña 2018 es 34% inferior a la campaña 2017. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción total será 36 millones de toneladas, de las que Urgente24 cree que hay que restarle 5 millones porque el impacto de la sequía le hizo perder valor proteico a una porción de los porotos recolectados.

No es un tema menor porque la soja argentina en general viene perdiendo valor proteico, según los estándares internacionales, a causa de que los suelos son escasamente fertilizados, para reducir costos, y porque no hay una Ley de Semillas que permita reestructurar la producción con nuevas variedades, según las necesidades del mercado global.

Hay un enorme silencio cómplice de periodistas especializados, exportadores y productores pero alguien debe informar que en los mercados de commodities ya se está castigando hace un par de años a la soja argentina por descenso en su contenido proteico, y eso se sentirá más en la campaña 2018.

Desde que Mauricio Macri gobierna la Argentina, con una impronta favorable al campo, nada se hizo al respecto. Es importante considerar que la molienda de soja también se redujo en esta temporada, por falta de materia prima, consecuencia de una sequía inédita en 2 décadas.

Aquí va otra mala noticia: el parque agroindustrial, que ya padece una capacidad ociosa importante, necesitará en esta campaña una importación importante de soja, si es que la decisión política es respaldar al sector ante una eventualidad y no echar por la borda la infraestructura que creció vertiginosamente en los años '90 (¡cómo se extrañan los '90, cuando ocurrían inversiones directas en serio, y luego nunca más sucedió!).

El problema político será cómo atender una solicitud de divisas para importar soja, en un año de reservas del Banco Central escasas, cuando en el imaginario popular el campo argentino es exportador de soja y sus subproductos.

En verdad, la importación de soja ya comenzó con 500.000 toneladas que la empresa Vicentín compró en USA y que desnudó un doble problema en los puertos argentinos:

< por un lado, hay que llevar los buques grandes a Bahía Blanca para quitarles un poco de carga porque los buques de la clase Panamax cargados en toda su capacidad no pueden remontar el río de la Plata y el río Paraná, hacia donde se encuentra radicado el complejo agroindustrial (resolver este problema genera sobrecostos), y

< por otra parte en los puertos diseñados para cargar buques con granos nadie previó cómo descargar los buques.

A propósito de estas cuestiones de importación, también habrá que importar trigo porque se ha sobrevendido la producción, aparentemente. Este tema ya es de comentario preocupado en los mercados del producto.

La importación de trigo fue un duro revés para los K cuando ocurrió, y hasta el incombustible Guillermo Moreno se esmeró para que trascendiera lo menos posible ya que se suponía que la Argentina era el granero del mundo. Se ignora cómo lo maquillarán en 2018.

 Volviendo al comienzo: es improbable que las empresas ingresen en la especulación cortoplacista porque en un mercado financiero incierto, y ubicadas en un país que no fija precios (Argentina), el riesgo de pérdida es considerable, difíciles de explicar en multinacionales de management muy calificado.

Algo más al final: Si el productor querría mantener su producción en el silo-bolsa y venderla a medida de sus necesidades tampoco podría cuestionárselo porque ¿qué haría con el dinero?

La evolución 2018 de los activos financieros demuestra que, en la Administración Macri/Carrió nadie ganó tanto como quien atesoraba dólares estadounidenses, y muchos afirman que aún la paridad puede terminar bien arriba de $25.

No hay comentarios:

Publicar un comentario