jueves, 14 de septiembre de 2017

ONU CONDENA "LIMPIEZA ÉTNICA" EN MYANMAR Y AL QAEDA JURA VENGANZA

GLOBAL / CONFLICTO 

Reuters


Cuando le preguntaron al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, si, como plantean Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el director de Derechos Humanos de la misma ONU, la minoría musulmana de los rohingyas en Myanmar está siendo víctima de una "limpieza étnica", Guterres respondió: "Cuando un tercio de la población rohingya debió abandonar el país, ¿se puede encontrar una palabra mejor para describirlo?" 


La crisis humanitaria en desarrollo -con una ola de violencia que ha llevado a que casi 380.000 rohingyas escapen hacia el país vecino de Bangladesh (que a su vez manifiesta que su capacidad de ayuda del Estado está desbordada)- pone el foco internacional en Myanmar.

Las fuerzas de seguridad de ese país sostienen que lo que están llevando a cabo es una campaña legítima contra "terroristas", a quienes acusa por ataques contra la Policía, el Ejército y los civiles.

Amnistía Internacional acusa al Gobierno de haber instalado minas terrestres para matar a los rohingyas civiles que están huyendo hacia Bangladesh. Según la organización, 2 personas que viajaban hacia la frontera con Bangladesh han pisado minas antipersonal que les ocasionaron graves heridas.

"El ejército de Myanmar, junto al de Corea del Norte y Siria, es de los pocos en el mundo que usa abiertamente minas antipersonales, según Amnistía Internacional. Las consecuencias de su uso en este conflicto podrían ser desastrosas", plantea la revista Semana.

Los rohingya practican una forma del islam sunnita influenciado por el sufismo. Antes de la crisis, se estimaba que 1 millón de ellos vivía en Rakhine, uno de los estados más pobres de Myanmar. Aún entonces eran una minoría en ese estado. El grupo tiene su propio idioma y prácticas culturales.

Difieren étnica, lingüística y religiosamente de los grupos budistas predominantes en Myanmar. "Los rohingya rastrean sus orígenes en la región al sigo 15, cuando miles de musulmanes llegaron al ex Reino de Arakan. Muchos otros llegaron durante el siglo 19 y comienzos del 20, cuando Rakhine era gobernado por el mandato colonial como parte de la India británica.

Desde la independencia en 1948, sucesivos gobiernos de Birmania, rebautizada Myanmar en 1989, refutan las reivindicaciones históricas de los rohingya y les niegan el reconocimiento como uno de los 135 grupos étnicos del país", explica el Consejo de Relaciones Exteriores.

El diario The New York Times explica que en Myanmar, los rohingya enfrentan discriminación y persecusión por parte de la mayoría budista de la población desde hace décadas, donde además se les niega la ciudadanía. Una gran parte de la mayoría budista del país considera a los rohingya como inmigrantes ilegales que han venido desde Bangladesh, y "este ambiente de exclusión ha permitido que muchos de sus derechos sean vulnerados durante años.

Tienen poca participación política y no pueden moverse libremente dentro del país, por lo que se han establecido desde hace años en el estado de Rakhine, al occidente de Myanmar", explica la revista Semana.

La crisis actual se desató el 25/8, cuando un grupo insurgente rohingya atacó puestos policiales en el estado de Rakhine, asesinando a una docena de personas encargadas de la seguridad. Eso impulsó al Ejército de Myanmar a lanzar "operaciones de despeje" contra los rebeldes, desatando una ola de violencia que dejó cientos de muertos, miles de hogares incendiados y decenas de miles de personas escapando hacia Bangladesh.

Según el Ejército de Myanmar, los enfrentamientos habían dejado 400 muertos al 1/9. Según el informe, solamente 29 de esas personas eran civiles y el resto eran insurgentes, descritos como terroristas.

Guterres condenó los ataques por parte del grupo insurgente rohingya -el Ejército de Salvación Arakan Rohingyas- pero dijo que los ataques relatados de las fuerzas de seguridad contra los civiles son "completamente inaceptables".

El secretario general de la ONU llamó a las autoridades de Myanmar a"suspender la acción militar, terminar la violencia, respetar el Estado de derecho, y reconocer el derecho al retorno de aquellos que abandonaron el país." Una de las figuras más cuestionadas es la dirigente de facto del país, Aung San Suu Kyi, quien hasta el momento no ha reconocido la magnitud de la tragedia.

Se trata de una premio Nobel de la Paz, cuyo silencio al respecto de los hechos está siendo cuestionada por la comunidad internacional. "Solamente después de 50 años bajo el control de los militares, en 2015 se realizaron las primeras elecciones democráticas del país, las cuales en gran parte se debieron al trabajo incansable de Aung San Suu Kyi a favor de un sistema democrático.

Dicha lucha hizo que el comité noruego le entregara la medalla dorada, sin prever que en un drástico y vergonzoso giro, hoy la nobel esté bajo el reflector internacional por no defender a gran parte de sus ciudadanos y guardar silencio con respecto a esta tragedia humanitaria", explica la revista Semana.

Sin embargo, muchos simpatizantes de Aung San Suu Kyi la defienden sosteniendo que ella no puede controlar las acciones de los militares. Sucede que a pesar de que en 2015, Myanmar tuvo sus primeras elecciones democráticas en décadas, las fuerzas militares siguen teniendo un enorme poderío en el país.

Semana señala que "las fuerzas militares no responden a las órdenes del poder Ejecutivo, sino que tienen una amplia independencia." Explica el diario El País: "Presionada por las críticas de la comunidad internacional, Suu Kyi dijo ayer que abordará la crisis de los rohingyas la próxima semana. La líder birmana 'hablará de reconciliación nacional y de paz', anunció su vocero, Zaw Htay.

En su único comentario oficial en referencia a esta crisis -durante una conversación telefónica la semana pasada con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan-, Suu Kyi denunció 'desinformación' sobre la situación de los rohingyas y defendió la acción del Ejército.

Ayer por la mañana, Suu Kyi canceló su viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU. El vicepresidente, Henry Van Thio, acompañado por el consejero de Seguridad Nacional, Thaung Tun, liderarán la delegación birmana." Como si hiciera falta echar más combustible al fuego, el grupo yihadista Al Qaeda advirtió que Myanmar enfrentará un "duro castigo" por la represión a los rohingya.

Pidió a los musulmanes del mundo enviar ayuda, armas y apoyo militar a los musulmanes de Myanmar, apuntó el grupo de monitorio SITE.

"El Gobierno de Myanmar probará lo que experimentaron nuestros hermanos musulmanes." Este alertó sobre la posibilidad de que haya explosiones en las ciudades, y el llamado de Al Qaeda a las armas probablemente aumente esos miedos.

"Llamamos a nuestros hermanos mujahid (N de la R: que forman parte de la yihad) en Bangladesh, India, Pakistán y Filipinas, ir hacia Birmania a ayudar a sus hermanos musulmanes, y hacer las preparaciones necesarias -entrenamiento y demás- para resistir a la opresión", dijo el grupo según SITE.

Esto reforzó la tesis del Gobierno de Myanmar, que sostiene que el Ejército de Salvación Arakan Rohingyas tiene vínculos con grupos terroristas de Medio Oriente. Un reporte del Grupo Internacional de Crisis (ICG) dijo en diciembre que el grupo tiene vínculos de entrenamiento y apoyo con yihadistas internacionales.

Los insurgentes, que el 10/9 declararon el cese al fuego unilateral, están dirigidos por Ata Illah, nacido en Pakistán y más conocido como Abu Ammar tanto por los analistas como por los lugareños, explica el portal Deutsche Welle. Ullah formó el grupo tras pasar varios años en Arabia Saudita.

Los expertos creen que el grupo se formó como resultado de años de persecusión contra la minoría étnica. "El gobierno de Myanmar afirma que los militantes fueron entrenados en Bangladesh y Pakistán. Ata Ullah ha negado esos vínculos con islamistas extranjeros, como talibanes, el Estado Islámico, y Al Qaeda en el subcontinente indio, que han condenado frecuentemente las atrocidades cometidas contra los rohingyas y han emitido peticiones de venganza en contra de Birmania y sus budistas", explica Deutsche Welle.

"El Ejército de Salvación Arkan Rohinyás, que atacó a las fuerzas de seguridad de Myanmar el 25 de agosto, tiene vínculos yihadistas. También hay informes de que los militantes rohingyas tienen vínculos con Arabia Saudita, Pakistán y Afganistán.

Los islamistas de Indonesia también se están involucrando cada vez más en el conflicto. Muchos de estos grupos tienen vínculos con Al Qaeda e incluso con el Estado Islámico. El Gobierno de Myanmar dice que solo responde a la amenaza yihadista. En parte eso es cierto, pero también se usa como justificación para reprimir a los rohingyas aún más", plantea Deutsche Welle.

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