viernes, 27 de octubre de 2017

PRESOS DENUNCIARON AL JEFE DEL PENAL POR MANDAR A ROMPER PABELLONES Y HACER NEGOCIADOS CON INTERNOS

PCIA. BUENOS AIRES / UNIDAD PENITENCIARIA Nº 31 DE VARELA 

Foto: NOVA


(NOVA) - Lejos de la transparencia prometida, la corrupción en las entrañas de cada Unidad Penitenciaria se ha multiplicado con la Intervención. En la mayoría de las notas publicadas por esta Agencia de Noticias, las denuncias llegan por parte de los propios trabajadores, pero en esta ocasión, la fuente de información son los mismo internos, a partir de la voz de sus familiares. 


Como consecuencia de una serie de torturas y hostigamientos a aquellos presos que no querían ser funcionales a la corrupción de la corona, los familiares de los detenidos de la Unidad N° 31 de Florencio Varela amenazaron con llevar adelante un acampe en la puerta de la cárcel, para exigirle al jefe del penal Mariano Rodríguez que le ponga fin a la persecución y al maltrato.

De este modo, se abrió un canal de diálogo. En un principio, quienes dirigen los hilos del penal se acercaron a un grupo de internos con un plan: romper los Pabellones de dónde salían las denuncias, para luego armar “microemprendimientos a medias”.

Según explicaron en el video, les entregaron un arma de fuego de fabricación casera con 3 balas de 22 milímetros con la orden de disparar contra el horno o la cocina en el Pabellón 11 (Universitarios), para justificar una requisa y encontrar los plomos, además de plantar otros elementos y, poder así, sacarlos del lugar; luego irían por otros pabellones como el 12.

Dentro del acuerdo, les ofrecieron un sinfín de beneficios, pero al no acatar las órdenes y enterarse que estaban ventilando las maniobras afuera de los muros, los mandaron a lastimar.

Los reclusos, denunciaron ante Derechos Humanos los atropellos que sufrían y detallaron los negociados de los superiores, como los lugares clandestinos de fabricación de muebles, broches, parrillas, entre otras cosas.

A pesar que pidieron que se mantenga oculta su identidad por miedo a represalias, la información se filtró, desatándose una ola de violencia hacia este grupo de internos.

“Más de la mitad de los presos de la cárcel trabaja para los superiores, por eso están en contra de nuestros familiares detenidos y los quieren matar”, relató la mujer de un interno, que sufrió una gran cantidad de heridas corto punzantes durante el último tiempo.

Asimismo, explicó en diálogo con NOVA que “desde el Servicio no te lastiman, te mandan a lastimar, justificando que el preso es el agresor, dejando bien parado al preso amigo de la gorra, funcional a sus fines”.

Al enterarse de la filmación de los videos, mandaron a limpiar todas las áreas, secuestrando facas fabricadas con máquinas del taller, dinero, celulares con fotos comprometedoras, sommiers y hasta un fal, soltándoles la mano a muchos presos que trabajaban para ellos con el objetivo de desligarse del problema y apaciguar las aguas.

Sin embargo, esta decisión generó un nuevo estallido en el penal y hay un clima de extrema tensión.

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