jueves, 21 de diciembre de 2017

GLOBAL / ARDE TROYA 



La Asamblea General de Naciones Unidas votó a favor de la resolución que reafirma que el futuro de Jerusalén debe ser resuelto a través de negociaciones en medio de los insultos de Israel y las amenazas de EE.UU. a sus países aliados en la región. 


Tras la votación impulsada del lunes 18/12 en el Consejo de Seguridad, donde USA se quedó solo y recurrió a su derecho al veto para frenar la resolución, Yemen y Turquía llevaron la votación a la Asamblea General para enfado de israelíes y estadounidenses.

 Por su parte, el 1er. ministro del estado judío, Benyamin Netanyahu, arremetió contra un organismo internacional al que calificó de "casa de las mentiras" y Donald Trump y su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, advirtieron que vigilarían cada voto y que cortarían las ayudas que reciben sus aliados si votaban en contra.

Un mensaje directo a países como Afganistán, Egipto, Irak, Jordania o Pakistán que se han mostrado en contra de la declaración sobre Jerusalén y que cada año reciben millones de dólares de Washington.

 Turquía, aliado de USA en la OTAN que se ha erigido en el máximo defensor de la causa palestina, respondió de forma inmediata. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Trump de querer comprar con dólares la voluntad del mundo y su ministro de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, aseguró que ningún país honorable y digno debe ceder ante esta presión.

 Cavusoglu recordó a Haley que el mundo ha cambiado y ya no sirve la máxima de “soy el más fuerte, luego tengo la razón”, según él ahora el mundo se revela contra la injusticia.

El responsable de Exteriores palestino, Riyad al-Maliki, señaló que la actual Administración estadounidense pone su sello en una nueva realidad política que muchos países rechazan. La derrota diplomática de Trump no tiene efectos prácticos ya que la resolución no es vinculante.

Una escena similar a la que se vivió en 2012, cuando Palestina fue admitida como estado observador no miembro tras una votación de la Asamblea en la que le respaldaron 128 países y tuvo 9 votos en contra, entre ellos los de Israel, USA y Guatemala.

Victorias diplomáticas simbólicas que no se traducen en medidas concretas en una Tierra Santa donde crece el malestar y no se frena la ocupación. En las protestas de las 2 últimas semanas, que se han extendido por todos los países musulmanes, al menos ocho palestinos han muerto en Gaza y Cisjordania por disparos del ejército israelí, hay miles de heridos y 2 milicianos de Hamás han muerto en bombardeos de Israel contra la Franja.

 El ministro de Exteriores palestino, Riyad al Maliki, quien promovió la resolución de este jueves 21/12 urgió a todos los países del mundo a rechazar el “chantaje” y la “intimidación” de USA en su discurso previo a la votación.

“La historia graba nombres, recuerda nombres. El nombre de los que están del lado correcto y de los que dicen falsedades”, dijo Al Maliki ante la Asamblea General de la ONU. El pasado 6/12 Trump reconoció Jerusalén como capital israelí, rompiendo décadas de consenso internacional, según el cual el estatus final de la ciudad debe ser acordado en un proceso de paz entre israelíes y palestinos.

La resolución aprobada este jueves 21/12 reitera la doctrina de Naciones Unidas sobre Jerusalén y exige que todos los Estados cumplan las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a la ciudad. 

La Asamblea General subraya que todas las decisiones que pretendan haber modificado el carácter, el estatuto o la composición demográfica de la Ciudad Santa de Jerusalén no tienen efecto jurídico alguno, son nulos y sin valor y deben revocarse.

Además, sin mencionar directamente a EE.UU., exhorta a todos los países a que se abstengan de establecer misiones diplomáticas en la ciudad.

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