miércoles, 9 de mayo de 2018

HABRÍA RENUNCIADO MONSEÑOR AGUER, HISTÓRICO RIVAL DE BERGOGLIO

SOCIEDAD / JUBILACIÓN 



(U24) - Monseñor Héctor Aguer ya habría renunciado al Arzobispado de La Plata y sólo estaría esperando la decisión del papa Francisco, según reveló esta mañana (9/5) el diario El Día. Ocurre que el 24 de mayo Aguer cumplirá 75 años, la edad límite según la normativa eclesiástica para pasar a retiro. 


Pero es Bergoglio quien tiene la última palabra, puesto que puede aceptar o no su jubilación. En una audiencia que ambos religiosos mantuvieron en octubre pasado en el Vaticano, el Arzobispo le habría adelantado al Papa su dimisión y éste habría estado de acuerdo.

Ayer, el arzobispo había llamado "a todas las familias" a participar de una nueva movilización denominada ‘Marcha por la Vida’ el próximo domingo 20 de mayo, a las 15, desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, donde se debate la despenalización del aborto.

Trascendió que el reemplazante de Aguer sería monseñor Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) que dejó ese cargo al médico Miguel Ángel Schiavone, que ya recibió la confirmación del Vaticano para su designación y juraría hoy mismo, según el diario platense.

Aguer se convirtió en arzobispo de la arquidiócesis de La Plata el 12 de junio de 2000, por sucesión, en reemplazo de Carlos Galán (6º arzobispo y 8º obispo de la diócesis platense), que por haber llegado también al límite de edad y de acuerdo a las normas establecidas en el Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al frente de la misma.

Antes de llegar a La Plata, Aguer fue obispo auxiliar de Buenos Aires: lo designó el 26 de febrero de 1992, Juan Pablo II.

Recibió la ordenación episcopal en la Catedral de Buenos Aires el 4 de abril de 1992, por el entonces cardenal primado Antonio Quarracino de quien fue colaborador junto con Jorge Bergoglio, y con quien mantenía marcadas diferencias ideológicas siendo Aguer un representante del ala más conservadora de la curia.

Las diferencias de ambos hombres no sólo quedaron en el plano privado, sino que también quedaron expuestas en público y en la Conferencia Episcopal.

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