viernes, 22 de marzo de 2019

COMPLICADO JAVIER FERNÁNDEZ: EL OPERADOR K REFUGIADO EN LA AGN Y CON ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

POLÍTICA / CAUSA CUADERNOS 



(U24) - El juez federal Claudio Bonadio aceptó esta semana como arrepentido al excontador de los Kirchner, Víctor Manzanares. Tras su nueva declaración, que le valió este beneficio, poco y nada hay que sea decisivo contra Cristina Fernández. Lo que le habría conseguido los beneficios de ser arrepentido a Manzanares es su relato de cómo se manipuló el famoso peritaje contable que derivó en el sobreseimiento del matrimonio presidencial acusado de enriquecimiento ilícito. 


Además, contó detalles de cómo el ex secretario Daniel Muñoz juntaba dinero y compraba hoteles. Pero es más interesante la implicación de Javier Fernández, histórico operador K judicial ahora integrante de la Auditoría General de la Nación.

Sobre Fernández, esto es lo que declaró Manzanares: “Durante el año 2009 me convoca el Dr. Néstor Kirchner a Buenos Aires con motivo de la denuncia sobre enriquecimiento ilícito de la que resultaba imputado. Me pide que me haga cargo de manejar su pericia contable. Me indicó que debía reunirme con varias personas y que siga sus instrucciones, que debía concurrir al edificio de la SIDE. Así lo hice, me anuncie en planta baja y no recuerdo a que piso me dirigí. Esto ocurrió aproximadamente 15 días luego de que se efectuara la denuncia contra Kirchner. Aguardé en una sala de espera donde se encontraba otra persona que resultó ser Javier Fernández.

Esta persona que resultó Fernández egresó de la sala de espera, y pasó a un despacho; luego fue él quien me llamó por mi nombre y me pidió que lo acompañe. Me indicó que baje a la planta baja, y me ordenó subir a un auto con vidrios polarizados. Recorrimos la ciudad. El auto estacionó en un edificio con ladrillos a la vista, a mi parecer era la zona de Belgrano, pero no lo puedo precisar. Ingresamos al edificio, a un departamento, no recuerdo el piso.

A los diez minutos, ingresó el Dr. Norberto Oyarbide. Me indican sentarme en una mesa que se encontraba frente a la puerta de acceso a la vivienda. En la mesa había dos bandejas con masas finas. Se sienta el Dr. Oyarbide y Javier Fernández se queda parado, me pregunta qué quiero tomar. Yo pido un té con leche. Fernández se mira con el Dr. Oyarbide, se ríen, y me dicen ‘no, pibe’ y sirven una botella de champagne”.

-“La actitud del Dr. Oyarbide era complaciente, divertido de la situación. El Dr. Oyarbide me pide que describa los hechos económicos del Dr. Kirchner. Yo conocía la situación patrimonial del Dr. Kirchner desde la década del noventa, y comienzo a explicar. El Dr. Oyarbide demostró fastidio en el momento de la explicación. Y me indicó que tenía que hacer lo que Fernández me dijera y que debía ir a ver al perito de la Corte, Dr. Peralta. Yo le comento que mi preocupación era el tema de los actores que estaban involucrados a lo que el Dr. Oyarbide me responde ‘de esa parte me ocupo yo’. Quiero recalcar que el Dr. Oyarbide no se veía presionado, tenía la actitud de alguien que domina la cancha. Cuando concluyó la reunión no recuerdo si el Dr. Oyarbide se fue antes o después que yo”.

Hasta aquí el tramo más importante de la declaración de Manzanares que compromete a Oyarbide, pero también a Fernández, quien a esta altura debería dar un paso al costado en la Auditoría General de la Nación, donde es el representante del kircherismo en el organismo como “auditor general”. Pero recordemos quien era Francisco Javier Fernández y por qué es importante el relato de Manzanares a pesar de que no se involucra a Cristina Kirchner directamente. Aquí está publicado su currículum completo. La expresidenta no tiene un buen recuerdo del ‘operador judicial’ Javier Fernández cuando en 2013 junto con ‘Pacho’ Larcher le aseguran que Sergio Massa no se iba a presentar en las legislativas de 2013, donde el tigrense finalmente es candidato y con su elección le quita la posibilidad de tener mayoría en el Congreso para el proyecto “Cristina Eterna” vía reforma constitucional.

En 2018 el Auditor General declaró ante el juez Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos, donde figura como receptor de supuesto dinero ilegal. El año pasado, el portal K Tiempo Argentino, hizo una bio de Fernández donde intenta rescatar la figura del camporista Julián Álvarez, el joven elegido por Cristina para reemplazar los oficios de Fernández: “Aunque no se reconocerá a si mismo jamás como un “operador”, nunca tuvo problemas en afirmar que ayudó a conseguir trabajo a muchos de los jueces que pueblan los tribunales federales de Retiro. Desde Ariel Lijo y Rodolfo Canicoba Corral hasta el camarista Martín Irurzun, dice en su entorno, todos necesitaron de sus buenos oficios. Al parecer con Bonadio la cosa es distinta”.

“Como buen operador, nunca le faltó un lazo fuerte con los servicios de inteligencia. Es amigo íntimo de Antonio “Jaime” Stiuso, el espía todo terreno que fue despedido del aparato oficial de inteligencia durante el último año de gestión kirchnerista. Esa relación era un secreto a voces que terminó de blanquearse cuando Stiuso declaró en la causa por la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman y dijo que consideraba como un mensaje para él un ataque armado contra el auditor Fernández”, prosigue Tiempo. Cuando estuvo con Bonadio en agosto de 2018 Fernández, negó las anotaciones del chofer Oscar Centeno que lo acusaban de intercambiar bolsos con el exfuncionario Roberto Baratta. Fue el hombre con más poder en Comodoro Py durante el apogeo del kirchnerismo, pero su influencia cayó tras la pelea con Cristina Kirchner, recuerda el diario La Nación.

"Lo que dicen esos cuadernos es todo mentira. Jamás le entregué una valija ni un bolso. No conozco a los empresarios", dijo al matutino en agosto pasado. Fernández, abogado de 52 años, miembro de la Auditoría General de la Nación (AGN), abrió la valija dentro del despacho de Bonadio y entregó los informes que aprobó como auditor que comprometen a distintos funcionarios kirchneristas para defenderse ante las acusaciones. Fernández, catalogado durante años como el operador kirchnerista en la Justicia, figura en los registros de Centeno de 2015 como "Javier de Inteligencia", una anotación que lo acerca a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

Tras declarar ante Bonadio, Fernández pidió una licencia de dos meses en la AGN. Presentó una carta con una copia de un certificado médico alegando que padece un "síndrome de estrés post traumático". "El doctor Fernández, en una atentado de 2011 comenzó a recibir tratamiento psicológico y psiquiátrico y ha tenido una recaída relacionada a la tramitación de esta causa", aseguró su abogado, Domingo Montanaro.

"En razón de ello es que necesita guardar reposo y tener atención médica y exige no tener las tareas habituales que demandan en la AGN", agregó. Antes, Bonadio le había otorgado la eximición de prisión. Pero quedó imputado y fue señalado por el ex juez federal Norberto Oyarbide como una de las personas que lo presionó para que acelerara su fallo en la causa por enriquecimiento ilícito contra el matrimonio Kirchner.

Sobre el atentado de 2011, ocurrió cuando Fernández recibió tres balazos mientras se dirigía desde su casa a su oficina en auto. El hecho de produjo en Zapiola, entre Jorge Newbery y Teniente Benjamín Matienzo, en el barrio porteño de Colegiales. Los tiros fueron disparados con un arma calibre .22 y desde un Ford K blanco e impactaron en el vidrio del acompañante y en el capot del auto oficial. Desde el entorno del auditor señalaron en aquel momento que no creían que el ataque estuviera relacionado con su actividad en la Auditoría.

El periodista Jorge Lanata contó en 2012 en su ciclo Periodismo Para Todos quien era Javier Fernández. Mencionó que Fernández era un inversionista afín al Gobierno de Cristina Kirchner con fuertes vínculos comerciales con el Grupo Infobae, con Sergio Szpolski y Daniel Hadad, con quienes conformó una sociedad para producir medios.

"Fue siempre empleado del Estado, pero no sabemos de dónde sacó la guita", dijo. Lanata mostró un contrato firmado por Gerardo Daniel Hadad y por Francisco Javier Fernández, en el que el auditor invertía en el Grupo Infobae. Al funcionario, ese vínculo comercial -pese a que la ley prohíbe a funcionarios públicos tener medios- le habría reportado una gran resultado: cerca de 3 millones de dólares, cuando le vendió su parte.

En una entrevista al programa, Fernández contó que hizo su fortuna gracias al medio millón de dólares que ganó en el juego de apuestas Brinco en 1998.

"En la entrevista él me dijo que fue a un local de juegos de azar de Ramos Mejía, eligió un número y con eso se ganó medio millón de dólares, y que con eso hizo su fortuna e intenta multiplicarla. Eso está en sus declaraciones juradas como funcionario público", indicó la periodista Luciana Geuna.

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