viernes, 19 de junio de 2015

SOCIALISTAS, ¿UDS. TINEN UN SALAME LLAMADO PANICHELLI?

POLÍTICA / SANTA FE 



En un gravísimo error comunicacional, Mariano Panichelli (foto), secretario de Comunicación Social provincial (¡...!), escribió en el diario La Capital, de Rosario (Santa Fe): "Cuando se terminen de contar los votos para gobernador, ellos dirán por muchos años que les robaron la elección. Que los votos había que contarlos a todos otra vez. 



Que no importa el trabajo de miles de autoridades de mesa, gendarmes, policías y fiscales de todos los partidos que estuvieron cuidando el proceso electoral. Ni el trabajo del Tribunal Electoral, ni el de los veedores internacionales y locales y mucho menos el de los trabajadores del Estado santafesino.

A ellos tampoco les importa el respeto a la ley nacional electoral que establece las reglas para la realización de los escrutinios en todo el país. Y tampoco escucharán consignas que tengan que ver con preservar la democracia y la institucionalidad que tanto nos costó construir a los argentinos.

Nada de eso les importará. Porque ellos siempre eligen y seguirán eligiendo el camino de la sospecha, el de creer que siempre ‘hay cosas raras, oscuras y turbias'. (...)

Para ellos la oscuridad. Para nosotros la continuidad de un gobierno abierto, cercano, participativo y transparente. Un gobierno con errores y con problemas por revolver. Pero con la tranquilidad de trabajar todos los días a destajo y de poner todos los problemas, aun los más oscuros, arriba de la mesa, hacerlos visibles y trabajar duro para resolverlos. (...)".

La dejó 'picando' para que le respondiera alguien. Cualquiera. Por ejemplo, el periodista Pablo Salvador.

A Panichelli (Foto: "Esta falacia, propia de la ciencia ficción, entre “Ellos”, “Nosotros” o “Aquellos”, recuerda a la historia de Cronopios, Famas y Esperanzas de Cortazar, la diferencia radica en que éste no es un cuento y usted no es Cortazar, sino un funcionario del Estado del área de comunicación que viola sus funciones, propias, de su cargo, con la virulencia de un mensaje absolutamente partidario, mostrándose como un iluminado capaz de señalar a los “oscuros” desde el púlpito de una función para nada inocente, que es la del manejo de los recursos del Estado en materia, precisamente, comunicacional."

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