jueves, 28 de abril de 2016

LAS AGUAS TURBIAS DE LA POLÍTICA (2DA. PARTE): ROGELIO FRIGERIO BAJO LA LUPA

INVESTIGACIÓN / INUNDACIONES 



PARANÁ. Recorrer el Delta por el aire, desde su nacimiento a la altura de la ciudad de Diamante, es dantesco; es como un inmenso mar que se confunde con las aguas del Río de la Plata. Es que a ese embudo gigantesco que forman los ríos Paraná y Uruguay, pareciera que se le hubiese puesto un tapón en su salida que no permite que el agua desagote como debiera. Los motivos hay que buscarlos dentro del mismo 


Delta:

< en los terraplenes que se levantan para construir caminos sin los correspondientes puentes o alcantarillas que permitan el paso de las aguas;

< en los diques que se construyen para generar polders y así ganar terrenos al agua con la intención de llevar adelante emprendimientos agropecuarios que no armonizan con las condiciones naturales del ecosistema.

Y, por último, en los desarrollos inmobiliarios que se llevan a cabo en la zona de Villa Paranacito, casualmente la localidad más afectada por la inundación. Todo ello es parte del problema que hoy afecta al Delta y como se puede apreciar ninguna de ellas obedece a“cuestiones naturales”, o a la “falta de obras”, como se ha intentado explicar desde la política.

Las obras que la frágil composición ambiental del Delta permitiría hacer nada tienen que ver con las que se han realizado, ni con las que se pretenden hacer, si las mismas no tienen los correspondientes estudios y evaluaciones necesarios.

Todas esas construcciones de diques, polders, terraplenes y desvío de cauces de agua a lo largo de las últimas décadas, han sido los que han ido generando ese “tapón” que impide que las aguas del Delta se puedan escurrir adecuadamente, ocasionando que desde el año 2014 se haya ido acumulando cada vez más agua, lo que a la vez genera poner en peligro la calidad del agua ya que la falta de escurrimiento es una de las causas de la salinización de las mismas.

El biólogo del CONICET y docente de la UBA, Fabio Kalesnik, consultado para fundamentar un dictámen de la justicia, manifestó que el Delta del Río Paraná “es uno de los humedales más importantes del mundo y es uno de los pocos que conforman un estuario de agua dulce”.

A su vez, indicó que “con las construcciones mega inmobiliarias en las zonas de los humedales, se produce una eliminación total de los sistemas de humedales, causando un daño irreversible en el ambiente e impiden que el agua fluya en forma normal por el área, provocando inundaciones en las áreas vecinas fuera de los terraplenes”.

 El macro-sistema del Delta ocupa 1.750.000 Has. Este ecosistema y su extensa planicie aluvial cumplen un importante papel de regulación hidrológica y constituyen un formidable corredor bio-geográfico en el que conviven especies de regiones tropicales, subtropicales y templadas que resultan en una gran diversidad de ambientes, flora y fauna.

El sistema cumple un rol importante como reservorio de biodiversidad, brindando alimento, refugio y sitios de reproducción a numerosas especies de peces, algunas de ellas migratorias, así como especies de aves, reptiles y mamíferos que presentan algún grado de amenaza. Los humedales del Delta son la base de los medios de vida de muchos pobladores de la región.

En los últimos años esta región ha sufrido una excesiva extracción de recursos naturales, sustitución de vegetación nativa, y la modificación de los patrones de drenaje debido al desarrollo de obras de infraestructura para la ganadería y agricultura a gran escala y para la construcción de mega urbanizaciones.

Eso es lo que está sucediendo en el Delta; es decir, que toda esa actividad extraña al medio en que se realiza es la que produce ese extraordinario anegamiento en el interior del Delta y que será muy difícil revertir en el futuro si no se toman las decisiones adecuadas.

En la provincia de Buenos Aires el fiscal federal de San Isidro, Fernando Domínguez, solicitó a la juez de esa misma jurisdicción, Sandra Arroyo Salgado, una medida cautelar para que se ordene la paralización precautoria “de toda obra que se lleve a cabo en los barrios y clubes privados emplazados en la planicie de inundación del Río Luján y en el Delta del Paraná, como así también de los emprendimientos urbanísticos en construcción y de aquellos cuyas obras no han iniciado”.

El pedido, manifestó el fiscal, se debe “a las graves consecuencias que causan esos desarrollos en el medio ambiente y su incidencia en las inundaciones de vastas zonas territoriales”. Asimismo, él solicitó que se exhorte a las autoridades nacionales, provinciales y municipales “para que instauren un plan integral de contingencias con el propósito de disminuir y/o prevenir los extensos daños provocados por las intensas precipitaciones que pudieran producirse”.

EL CASO VILLA PARANACITO

La pequeña localidad de Villa Paranacito es quizás la más perjudicada por la última inundación. Hoy el 95% de sus pobladores viven literalmente en el agua y nada indica que vuelvan a la normalidad en el corto plazo. Precisamente en ese lugar es donde se han llevado a cabo los desarrollos inmobiliarios más grandes del Delta entrerriano.

Hace unos días la ex intendenta del lugar, y actual diputada provincial, Carmen Toller (PJ), señaló al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de no ayudar a los lugareños de forma adecuada. Pero, en realidad, lo que Toller quiso hacer fue tratar de deslindar sus responsabilidades en el tema.

Ella y su esposo, gobernaron en esa localidad durante 20 años. Eduardo Melchiori antes de ser senador por el departamento Islas del Ibicuy fue el intendente de Villa Paranacito entre 1991 y 2003, sucediéndolo su esposa hasta 2015.

Hoy gobierna otro representante del PJ. Es decir que todo lo que se hizo, lo que no se hizo y todo lo que se hizo mal en Villa Paranacito fue durante las gestiones del matrimonio Melchiori-Toller.

Fue durante los últimos dos gobiernos que se dieron las habilitaciones para que se hagan lo que se denominan “barrios náuticos” en el ejido de la localidad. Ya a fines del año 2013 el ex diputado provincial, Lisandro Viale (PS), advertía sobre lo que estaba sucediendo con esos “barrios” que se construían en ese lugar.

Viale denunció en ese momento que lo que ocurre en esa localidad entrerriana es como la confluencia de las políticas del kirchnerismo y el macrismo: "en Villa Paranacito hay un barrio 49 viviendas donde faltan 6 millones de pesos y prometieron tenerlas construidas en 2010 y todavía no se terminaron.

Esto es el populismo gobernante que no puede dar respuestas en el manejo de la cosa pública. Y en esa misma Villa Paranacito, Rogelio Frigerio, tiene un emprendimiento privado donde el Estado le llevó asfalto hasta la puerta y se le puso energía eléctrica con el 50 por ciento de un transformador que pagaron la Provincia y el Municipio con 2 millones de pesos", señaló el ex legislador.

Días después, quien curiosamente hoy es diputado provincial de Cambiemos por el departamento Islas del Ibicuy, (un caso extraño de la política que ese pequeño departamento tenga dos diputados –algo que nunca antes ocurrió-), Martín Anguiano, publicó una solicitada en algunos medios de esa zona en la que exponía que él era uno de quienes construían ese “barrio” y desmentía los dichos del diputado Viale.

“No solo como persona física, sino representando a varias empresas locales, me tomo la molestia en tiempo y en gasto de dinero que no sobra, para aclararle a usted, diputado (Viale), pago por nuestros aportes, que está muy mal informado en relación a sus dichos en lo concerniente al Barrio Náutico Municipal Sagastume”,esgrimió Anguiano en su nota y agregó: “El Barrio Náutico Municipal Sagastume no es un barrio cerrado, sino que es un barrio abierto particularmente gestado por la Municipalidad. La ruta no fue hecha para el barrio, sino para cumplir con un anhelo histórico del pueblo, que hoy llega hasta su Cerro Industrial. La estación transformadora no es exclusiva para el Barrio, sino para acompañar las necesidades energéticas del desarrollo de toda la región de Villa Paranacito”.

Es allí donde aparece por primera y única vez la palabra “Municipal” al referirse al “barrio”. Sin embargo fue la propia intendenta de Paranacito quien consideró, que “esta no es una obra del Estado sino de un privado que se animó a invertir con un Estado que organizó algunas reglas de juego”.

Es decir que lo que la intendenta considerar “organizar” es haberle dado a ese emprendimiento el status de “municipal” para lograr “asistir” al mismo con la provisión de accesos y alumbrado. Anguiano, quien forma parte del Pro y como tal integra el frente Cambiemos por Islas del Ibicuy, fue uno de los nombres que el principal armador de esa alianza, Rogelio Frigerio, exigió que integrara la lista de diputados provinciales en un lugar que le asegurase su elección, tal como sucedió.

Por eso hoy el departamento tiene 2 diputados. Por lo visto la relación con su colega del mismo lugar, Carmen Toller, a pesar de la gravedad que se vive por estas horas en la zona, no pareciera ir en el mismo sentido.

Pero aún queda por descubrir qué esconde Villa Paranacito para preocupar tanto a algunos que se sigan ventilado cuestiones sobre ciertos negocios y desarrollos en la zona que serían parte de la grave situación de la región.

Habrá que esperar hasta la 3ra. parte de esta investigación.

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