martes, 12 de julio de 2016

EN UN MAIL A VERA, EL PAPA APUNTÓ CONTRA CARRIÓ, DURÁN BARBA Y LA TIBIEZA DEL GOBIERNO

PANORAMA / VATICANO INSIDER 

FRANCISCO   /   VERA


En un artículo publicado el pasado jueves (7/07) por la especializada Vatican Insider, que pasó completamente desapercibido, desde el Vaticano se intentó dejar en claro que tanto el legislador porteño Gustavo Vera como el consultor Juan Grabois, no son voceros del Papa Francisco en Argentina, pero... ¡sembraron más dudas que certezas! 


En el final del artículo, luego de volver a remarcar lo que ya dijo en La Nación, se aclara: Así las cosas, la discusión argentina sobre los “voceros” del Papa parece superada por la realidad. En cuanto a sus amigos, pretender silenciarlos es tanto como querer censurar la voz del mismo pontífice.(No se entiende)

Pero comenzando por el principio (como se debe), se recuerda lo que dijo a Joaquín Morales Solá para el diario La Nación: “No hay más voceros, en la Argentina o en cualquier otro país, que los voceros oficiales del Papa. ¿Es necesario repetirlo? Lo repito entonces: la oficina de prensa del Vaticano es el único vocero del Papa”, para luego dar paso al mail.

Un vocero es, a menudo, víctima de un entramado protocolar. Eso lo limita y condiciona. Un amigo es libre y creativo, cualidades que el Papa valora. Así se lo manifestó esta misma semana al propio Vera, en un correo electrónico en el cual constató que “predicar con viento en contra es, en definitiva, la característica del profeta”.

Le reconoció una “actitud y actividad constructiva”, pero advirtió que “sucede lo de siempre: cuando ven a alguien que construye puentes les da miedo”. Más adelante estableció: “Sos mi amigo. Lo dije y lo digo. Te hospedás aquí (en Santa Marta ndr). Eso si: te tienen miedo porque no solo denunciás sino que construís”.

Y apuntó: “Las elites selectivas le tienen terror al hecho concreto de que todos somos hijos de Dios, iguales ante la justicia y con los mismos derechos”. En ese mismo mensaje, al cual tuvo acceso el Vatican Insider, Bergoglio dejó en claro estar bien consciente de la campaña en su contra que atraviesa varios medios de comunicación en Argentina.

Lo hizo con frases incontestables: “Me viene, al final, una frase muy argentina: ‘prender el ventilador’... Creo que al ‘operativo de prensa’, organizado por algunos colaboradores del oficialismo le cabe perfectamente. Después de todo, y lo digo con tristeza, desparraman lo que tienen en el corazón. Levantar muros y ensuciar a los otros, aquí son sinónimos”.

¿Por qué siguen siendo calificados sistemáticamente así por la prensa?, se pregunta Vatican Insider, de estrecha relación con la Sala de Prensa del Vaticano.

La explicación puede encontrarse en un artículo de Jaime Durán Barba, ecuatoriano, cercano asesor del presidente argentino Mauricio Macri. Él fue el primero que habló de “voceros del Papa” para deslizar críticas hacia opiniones que considera incómodas, continúa. Y luego agrega tajantemente: Durán Barba no aprecia a Francisco, es públicamente conocido.

Tanto él como Elisa Carrió, diputada nacional y compañera política de la alianza gobernante Cambiemos, no han dudado en lanzar filosas críticas contra el pontífice cuando lo consideraron políticamente necesario. O útil. Pero desde el gobierno de Macri sólo ha habido desmarques tibios. Ningún desmentido.

Para todos es claro que ni uno, ni la otra, son voceros del presidente. Pero no por eso se los desautoriza. Sus voces son muy escuchadas y sirven de termómetro político para comprender lo que ocurre en el contexto del mandatario. Por otro lado, en uno de sus párrafos, advierte que esto no significa que el papa tenga un problema personal, pero sí remarca sus diferencias respecto de los 'tarifazos' y el plan de ajuste para salir de la crisis económica: Francisco no tiene un problema personal con Macri. Lo aclaró él mismo.

Eso no significa que esté obligado a compartir todas y cada una de las decisiones del presidente. Ni de ningún presidente. Tampoco que deba autocensurarse cuando se siente preocupado por la situación real de la gente en su país, ajustada entre “tarifazos” y preocupada por cómo llega a fin de mes.

Esa preocupación, no siempre personalizable, habla de lo que Bergoglio siempre fue: un hombre que vive en un presente absoluto. Esto recuerda al párrafo del periodista Joaquín Morales Solá cuando advirtió luego de entrevistarlo: No obstante, se nota que está informado de los grandes trazos de la política de su país. Desliza pequeños detalles que lo delatan. Sabe también que dos encuestas recientes (de Poliarquía y de Isonomía) lo colocan como la figura pública mejor valorada por la sociedad argentina (...).

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