miércoles, 15 de noviembre de 2017

A 25 AÑOS DEL CUÁDRUPLE CRIMEN QUE CONVIRTIÓ A BARREDA EN UN EMBLEMA

MEMORIA / VIOLENCIA DE GÉNERO 



Se cumplen 25 años de la masacre familiar ícono en la actualidad de la violencia de género en la Argentina. Un caso que sigue tan vigente como cuando ocurrió: en noviembre de 1992. Ese día, el odontólogo Ricardo Barreda mató su mujer, a su suegra y a sus dos hijas. 


 Los Barreda vivían en una casona de dos plantas ubicada en la calle 48 -entre 11 y 12-, del centro de La Plata. Tenían una relación conflictiva, que terminó de manera trágica.

Ese 15 de noviembre de 1992, transcurría un día domingo. Entonces, el odontólogo, siguiendo su relato, le dijo a su esposa, Gladys McDondal (57) que iba a limpiar las telarañas del techo y ella le contestó con desdén.

Entonces, él cambió de idea. Iba a podar la parra del jardín. Fue un giro determinante. Al abrir el depósito para buscar las herramientas, Barreda vio la escopeta Víctor Sarrasqueta, calibre 16,5, que le había regalado su suegra tiempo atrás.

La tomó y fue hasta cocina donde estaba su mujer y su hija, Adriana, de 24 años. Mató primero a su esposa y le disparó después a Adriana.

Al oír los estruendos, Elena Arreche (86), su suegra, bajó las escaleras, pero no llegó a ver lo que pasaba pues Barreda la sorprendió a mitad de camino y la mató.

"Lo peor es que a Adriana, mi hija menor, no la quise matar", contó un enfermero que cuidaba al ex odontólogo, mientras estuvo internado en el hospital de General Pacheco.

 Por último mató a Cecilia, su otra hija de 26 años que al ver a su abuela muerta llegó a gritarle antes de morir: "¿Qué hiciste, hijo de puta?".

 Luego, Barreda salió de la casa, estuvo con una amante en un hotel alojamiento y, por la noche, volvió, llamó a la policía, dijo que había habido un asalto y que los delincuentes habían asesinado a su familia.

Pero luego terminó confesando y quedó detenido. Durante el juicio argumentó que era víctima de malos tratos por parte de las cuatro mujeres, que lo hostigaban y humillaban y que eso lo llevó a matarlas.

En aquel momento no se hablaba de violencia de género, ni de femicidios y Barreda se convirtió en una suerte de "héroe popular", de "vengador".

 En 1995 lo condenaron a prisión perpetua. Estuvo 11 años en la Unidad 9 de La Plata hasta que, en 2007, y por su buena conducta obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria.

Entonces se fue a vivir con su nueva pareja, la docente Berta "Pochi" André, a Belgrano.

Allí vivió hasta 2014, cuando la Justicia consideró que la relación con Berta se había vuelto "peligrosa". El odontólogo volvió a la prisión, al penal de Olmos.

 A fines de 2015, la Sala I de la Cámara de Apelaciones le dio la libertad condicional y se mudó a Tigre. En mayo, la Justicia consideró cumplida su condena y se convirtió en un hombre libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario