viernes, 5 de octubre de 2018

IMPULSAN EN PERÚ UNA LEY PARA LIBERAR A PRESOS MAYORES DE 80

LATINOAMÉRICA / CASO FUYIMORI 

Kenji y Keiko, los hijos de Alberto Fujimori (foto hoy imposible).

(U24) - “Hay 2 proyectos de ley sobre la libertad anticipada para personas mayores de 80 años, durante años hemos buscado justicia a través de las instituciones, de las leyes y órganos constitucionales, pero no hemos encontrado justicia”, dijo la presidenciable Keiko Fujimori. 


“Estos proyectos de ley de [Yeni] Vilcatoma y un grupo de independientes [congresistas no agrupados] será evaluado por la bancada de Fuerza Popular”, agregó tras señalar que se ha visto hasta la fecha una “burda manipulación política” contra su padre Alberto Fujimori.

Ella consideró que la anulación del indulto humanitario otorgado a Alberto Fujimori "es injusto e inhumano". “El juez no hizo una evaluación seria del Estado de la salud de mi padre y, en segundo lugar, porque si hubiese habido alguna irregularidad en el proceso administrativo de ninguna manera debería afectar al beneficiario que es mi padre”, manifestó. Keiko Fujimori conversó con la prensa luego de visitar a su progenitor, internado en la clínica Centenario de Pueblo Libre, y dijo que su posición personal sobre los proyectos es que “se debata y se apruebe”.

Ahora bien: el indulto fue negociado por su hermano Kenji, y ella cuestionó todo el episodio al punto tal de enemistarse con su propio hermano. La relación entre Keiko y Kenji, en el marco del indulto ahora fallido, provocó la siguiente nota de Julio Hevia en el diario El Comercio, de Lima:

"Reconocemos a la familia Fujimori como peruanos de ancestro japonés o entes desdoblados según las crisis del caso. Valga señalar que el retrato con que se cuenta de esa familia, en vez de transitar del ámbito íntimo al reino exterior, opera en la dirección contraria: nos reenvía del contexto público (el de una democracia devenida forzoso autoritarismo, el de una defensa de la seguridad ciudadana travestida por diversos vejámenes, el del sonado maltrato a uno de los cónyuges o el de los privilegios presupuestales de la familia) a una convivencia a medias conocida, las más de las veces hipotetizada por los indagadores del caso. En vez de psicologías personales o caracteres de grupo, priman en estos enfoques la ideología, el ángulo político y las novedades mediáticas. Entre tanto, la impronta del reality televisivo y sus flujos chismográficos hacen de las suyas. Es frecuente que, en medio del vértigo informativo, se pase del análisis a la interpretación y de la crítica a la propuesta. No está de más anotarlo.

UNA PUGNA QUE EMPIEZA CON K

Véase cómo a propósito del polémico indulto al ex mandatario las posturas asumidas a diestra y siniestra parecen multiplicar los Keikos y los Kenjis, ya por la aprobación a la iniciativa consumada o por el cuestionamiento esgrimido ante tal arbitrariedad. Por un lado están los partidarios del perdón y quienes califican el indulto como una aberración; los que aparean el olvido con la superación del trauma y los que aducen, a capa y espada, que el recordar evita la repetición del crimen. Con harta frecuencia se opina desde el sentido común: he allí las redes de la democracia. En otras ocasiones se buscan argumentaciones más sofisticadas: se trata de la solvencia en la que se instala el discurso intelectual.

FREUD Y EL PARRICIDIO

Volvamos a los Fujimori: crecen los menores y ocupan lugares mayores, distintos episodios corroboran que están lejos de apuntar al mismo objetivo o, peor aún, que a fuerza de coincidir en él se van tornando mutuamente excluyentes. Asesinar al padre para luego gobernar entre hermanos: esa era la hipótesis que, con lujo de detalles, extendió Freud.

Mantener vivo al padre mientras se prolonga la pugna entre hermanos: he allí este complejo fraterno que, a la fecha, parece no tener visos de resolverse. ¿Acaso los crímenes y despropósitos del padre son hereditarios y la rivalidad entre hermanos el mejor pretexto para validar tal malditismo? Crisis políticas al margen, las hostilidades entre descendientes no parecen tener buena tribuna, aunque, hay que decirlo, cuenten con harta vitrina. Quizá no sea casual que Huáscar y Atahualpa confirmen, para la historia del Perú, la visión catastróficamente criminal que Caín y Abel escenificaron en el relato bíblico.

En el ámbito de los grandes pensadores pocos saben, por ejemplo, que los hermanos William y Henry James, connotado filósofo pragmatista el primero y una de las plumas cumbres de la literatura el segundo, no podían verse ni en foto. Digamos que la anormalidad atribuida a lo defectuoso y conflictual del vínculo fraterno supone también una lectura moralista que no debemos perder de vista. Algo parece asemejar la frustrada armonía entre hermanos y la supuesta inocencia infantil. ¿No se tratará de dos mitos seculares esgrimidos contra una realidad que nos sobrepasa diariamente?

LA CULTURA DE LOS PARES

A pocos tramos de un parricidio innombrable, ese que cristaliza en lo real el trágico desenlace edípico, se yergue el fratricidio innoble. Es un traspié que tira por tierra la labor civilizadora de la familia mientras certifica el ocaso de las jerarquías adultas y da paso a otro régimen más homogéneo donde la cercanía y la paridad suelen distanciar a los protagonistas.

Quizá sea preciso recordar que la modernidad trajo consigo toda suerte de trajines, vértigos y aceleraciones. Su ocurrencia pretextada por aspiraciones económicas y empoderamientos diversos habría de rebotar, tarde o temprano, en toda convivencia y, por abrumadoras probabilidades, en el núcleo de lo familiar.

Las jerarquías hogareñas de ayer empezaban a sufrir severos descalabros, cual si se tratara de sacudones sísmicos experimentados a pequeña escala. Los derechos individuales de cada cual crecieron desproporcionados, mientras que los deberes y obligaciones de otrora se encontraban en severa tela de juicio. Hablamos del advenimiento, con sus pros y contras, de la cultura, hoy vigente, de los pares. Reino competitivo sobre el que ya se ha dicho demasiado."

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