jueves, 1 de noviembre de 2018

ASIA BIBI HA SIDO ABSUELTA, Y PROTESTAS ISLÁMICAS ANTES DEL EXILIO

PANORAMA / PAKISTÁN 



(U24) - Las protestas comenzaron casi inmediatamente después del fallo del Supremo tribunal pakistaní. Líderes del TLP (Tehreek-e-Labbaik Pakistan), partido que incluye en su agenda la defensa de la polémica ley de la blasfemia, han pedido la muerte de los 3 jueces que absolvieron a Asia Bibi, mujer cristiana, madre de 5 hijos, denunciada en 2009 por 2 mujeres por supuestamente insultar al profeta Mahoma, y a la que un tribunal la condenó a muerte en 2010, además de perder 4 años después una apelación en el Tribunal Superior de Lahore. 


El fallo absolutorio fue defendido por el 1er. ministro paquistaní, Imran Khan, quien dio un discurso televisado para asegurar que "la decisión del Tribunal Supremo es acorde con la Constitución", y pidió a los manifestantes que no se enfrenten al Estado.

La sentencia señala que las mujeres que acusaron a Bibi "no tuvieron en cuenta la verdad" y que "fueron capaces de declarar de forma falsa". Sobre los supuestos insultos al islam, dice la sentencia, "no eran más que una invención". No es papel de los individuos ni de las turbas, remarcan los jueces, decidir qué es delito y quién es culpable.

La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia-ul-Haq favorecieron el abuso de esta norma.

Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, aunque nunca se ha ajusticiado a ningún convicto.

En urbes como Lahore (este), Karachi (sur) o Islamabad, miembros del partido radical TLP continuaron con los cortes de carreteras, a pesar de la advertencia del 1er. ministro Khan. Por ejemplo, fue interrumpida la autopista que une Islamabad con Rawalpindi, según el vocero de la Policía capitalina Abdul Rehman.

En el Punyab, que acoge a la cerca de la mitad de los 207 millones de paquistaníes, los colegios y universidades han cerrado, al igual que los centros privados de enseñanza en las provincias de Sindh y Khyber Pakhtunkhwa.

En tanto, la familia de Asia Bibi (su esposo Ashiq y sus 5 hijos) se encuentra fuertemente conmovida: esperaban el anhelado fin de una historia que duró casi una década. "Estamos contentísimos. El Señor ha escuchado las oraciones de Asia y de todos los que le han demostrado su cercanía. Hoy es un día muy bello, que recordaremos por toda la vida. La justicia ha triunfado y una inocente finalmente está libre", le dijo por teléfono a la web Vatican I nsider, Joseph Nadeem, quien durante todos estos años ayudó, a través de la Renaissance Education Foundation que dirige en Lahore, a la familia de Asia Bibi. En el país se respira un clima de “guerra civil”, que representa una dura prueba para la democracia paquistaní, informó Vatican Insider. Se han adoptado imponentes medidas de seguridad, por orden del ministerio del Interior, también en otras provincias y en las principales ciudades del país, como Lahore, Karachi, Peshawar.

Las fuerzas del orden protegen también los lugares de culto más importantes de los cristianos, como las catedrales. El peligro de una reacción violenta por parte de los grupos extremistas, que anunciaron manifestaciones en todo el país, es muy concreta, por lo que para tratar de placar las protestas masivas el gobierno ha incluso dispuesto el bloqueo a nivel nacional de los teléfonos celulares entre las 9:00 y las 21:00.

La áspera confrontación político-cultural que se está viviendo no es entre musulmanes y cristianos (una minoría del 1,6% en una población de más de 200 millones de personas), sino entre quienes sostienen el Estado de Derecho, la legalidad, la Constitución de una nación fundada en 1947 con bases laicas y democráticas vs. quienes pretenden imponer el extremismo religioso, una interpretación radical y violenta del islam y la “sharía”.

Por ejemplo, el “mullah” Khadim Rizvi, conocido como “el activista de la blasfemia” y fundador del movimiento radical islámico “Tehreek-e-Labaik Pakistan” (TLP). Khadim Rizvi, fundador del partido Tehreek-e-Labbaik (TLP), ya anunció el pasado 13 de octubre que "paralizaría el país en cuestión de horas" si Bibi era liberada.

Rizvi, religioso de la escuela de pensamiento Barelvi, en vísperas de la emisión de la sentencia sobre Asia Bibi, difundió un a “fatwa” en la que invitó a matar a los magistrados "en el caso de que fracase la justicia", es decir si Asia Bibi era absuelta.

Los barelvíes son una porción considerable de los musulmanes janafi, una de las cuatro escuelas de jurisprudencia o pensamiento más antiguas del islam sunita, fundada en el siglo VIII. Los Barelvíes creen ser los verdaderos representantes de la primera comunidad islámica, compañeros y seguidores del profeta Mahoma.

La Suprema Corte, en tal caso, según esa mentalidad, sería culpable de “blasfemia”, por lo que debería convertirse en un objetivo, con la intención manifiesta de derrocar las instituciones democráticas del Estado e instaurar una teocracia fundada en la ley islámica.

En Pakistán no es fácil ver a un juez emitir un veredicto así en un caso sobre blasfemia, un delito que se utiliza a menudo para ajustar disputas personales de otra índole. Rizvi también prometió "represalias contra los cristianos paquistaníes", encendiendo la mecha de actos violentos y terroristas contra comunidades ya sometidas a fuertes presiones y a una dura discriminación social.

Precisamente, un acto de discriminación (no querer tocar el agua “contaminada” por la mujer cristiana impura), desencadenó el calvario de Asia Bibi, en la región del Punjab en junio de 2009: ella discutió con sus colegas de trabajo musulmanas que no querían compartir el agua con ella. Poco después ella fue denunciada por blasfemia.

Ahora se verá cuánto está dispuesto a ceder el flamante gobierno de Imran Khan, quien en la campaña electoral hacía guiños a los extremistas, incluyendo los del “Tehreek-e-Labaik Pakistan”. La opción de promover una operación militar en contra de un movimiento popular en todo el territorio, parece una vía bastante peligrosa y arriesgada.

En la red de este enfrentamiento político-religioso quedó atrapada Asia Bibi, cuando su caso asumió un carácter simbólico. Su fe cristiana resultaba un agravante en esta disputa mucho más grande que su caso particular.

La Suprema Corte de Paquistán no quiso, valientemente, sacrificar una vida más para evitar las protestas en las calles. Y el gobierno paquistaní, apoyado por el Ejército, pretende demostrar que las leyes deben ser respetadas. Asia Bibi y familia todavía corren peligro.

Por ejemplo, más de 40 ejecuciones extrajudiciales han sido realizadas en la nación durante las últimas décadas También el abogado musulmán que la ofendió durante este último proceso, Saifool Malook, tendrá que vivir el resto de su vida escoltado.

Antes de él, el gobernador musulmán Salman Taseer y el ministro católico Shahbaz Bhatti fueron asesinados en 2011 por haber defendido a la mujer cristiana, que ya se encontraba en la cárcel a pesar de su inocencia.

Bibi y sus familiares deben emigrar a un país extranjero, y una petición de asilo podría ser aceptada en Europa o en USA. La familia de Asia Bibi expresó la preferencia de un país anglófono, para que los 3 hijos en edad escolar puedan continuar con sus estudios.

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