miércoles, 14 de noviembre de 2018

QUE LO EXPLIQUE COLOMBIA: SIN LAS FARC, DEFORESTAN

LATINOAMÉRICA / TIERRA ARRASADA 

Selva en vías de deforestación: Una catástrofe.

(U24) - Durante los 2 años que duraron las negociaciones de paz en La Habana, Cuba, el Caquetá comenzó a aparecer como el departamento en el que la deforestación creció de forma más desmesurada. Caquetá, al sur de Colombia, es 1 de los 32 departamentos que, junto con Bogotá, forman el país. Con 88.965 km2 es el 3er. departamento más extenso y se inicia en el pie del monte andino para terminar en los escarpes de Araracuara, en la selva amazónica -espesa selva tropical húmeda, con una temperatura permanente entre 27ºC y 29ºC-, atravesado por grandes ríos, todos afluentes del río Caquetá,. 


En 2017, en Caquetá se deforestaron 60.373 hectáreas de bosque amazónico, más que Chocó (10.046); Meta (36.748); Antioquia (20.592) y Norte de Santander (4.092).

Después de que la guerrilla de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) dejó el territorio, la Amazonía está siendo talada sin control. Las Farc impedían la deforestación, entre otras cuestiones, porque su sistema de defensa se ampraba en el monte.

Pero sin la amenaza de la guerrilla, el Estado carece de una política forestal ni tiene herramientas para imponer su autoridad. El Ejército inventó una táctica bautizada "burbuja forestal", vigente en los departamentos de Caquetá, Guaviare y Meta, que parece más bien una apuesta para obtener los US$ 100 millones ofertados por el Reino Unido, Noruega y Alemania para salvar el planeta. Va para largo la concreción de resultados.

Colombia es un territorio forestal: más de la mitad del territorio del país es bosque, sumando 60 millones de hectáreas, de las cuales 40 millones están en la región de la Amazonia (Putumayo, Caquetá, Guainía, Guaviare, Vaupés y el Amazonas). Esta ausencia del Estado explica el enorme poder y la larga permanencia de las Farc en el territorio.

El gobierno de Iván Duque, discípulo de Álvaro Uribe Vélez, no hizo nada consistente hasta ahora para modificar esta situación en las zonas naturales en riesgo. En Cartagena del Chairá y en San Vicente del Caguán, municipios coprotagonistas de los momentos más duros del conflicto, la tala se disparó en forma extraordinaria.

Sólo en esas 2 jurisdicciones se concentró en 2017 el 22% de la deforestación total del país. El dato es impresionante porque Cartagena del Chairá y en San Vicente del Caguán representan menos del 1% de la superficie del suelo colombiano pero 22% de la deforestación.

La situación en la región es terrible: de cada 5 hectáreas que se arrasan en Colombia, 1 está en el Caquetá. En definitiva, en 2017 Colombia ha perdido 220.000 hectáreas de bosque, de las cuales 144.000 ocurrieron en la Amazonia.

Los suelos de la Amazonia -el nicho de mayor cantidad de vida por Km2 del planeta Tierra, el único que tenemos- son tan frágiles que si se cortan los árboles no se podrían generar cultivos alternativos y desaparecería la flora y la fauna tan particular: desde el águila eléctrica a la hormiga bala y la rana dardo venenosa -que solo existen en la Amazonia-.

Además, cuando se tala un árbol se liberan todos los gases que ha captado -esa es una de sus principales funciones reguladoras-, y el CO2 es el más dañino de esos gases que se escapan.

De mantenerse este ritmo de tala, en 50 años no existirá más la Amazonia colombiana. Es una posible catástrofe que haría aumentar la temperatura de la Tierra en unos 2°C a 3°C, algo que ya se sabe no importa al necio de Donald Trump pero habría consecuencias graves.

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