miércoles, 25 de mayo de 2011

AUTOMOVILISMO: FÓRMULA 1

Se viene Mónaco: GP considerado como el 'infierno' del piloto

Se realizan más de 200 ajustes por vuelta. Monte Carlo es una pista especial no sólo por su lujoso escenario, enclavado en el carísimo principado de Mónaco, sino porque el trazado exige un constante esfuerzo para el piloto y su máquina. El equipo Mercedes, con Norbert Haug a la cabeza, explican grosso modo por qué las calles más exclusivas del mundial marcan la diferencia entre los pilotos.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Imagínense ir sentados prácticamente en el suelo, rodando a 300 kilómetros por hora, en una pista tan sinuosa que no existe una sola recta propiamente dicha.

Las manos, obviamente, se sobrecargan de trabajo: "El volante está casi siempre en constante movimiento. El circuito tiene diecinueve curvas, pero los pilotos corrigen constantemente y giran el volante unas ciento treinta veces su ángulo por vuelta".

Tan exigente es esta pista que se necesitan suspensiones especiales para la horquilla, donde las ruedas han de torcer ciento ochenta grados. Y sólo estamos hablando de hacer girar al monoplaza; pero el bólido tiene un sinfín de parámetros y botones que hacer actuar para su correcto funcionamiento:

"Aproximadamente hay treinta y dos mandos individuales en el volante, entre palancas, paletas, interruptores y demás. En Mercedes tenemos un pedal en vez de un botón para el alerón móvil".

Pero que no se quejen: antiguamente los pilotos tenían que activa el embrague y cambiar de marchas manualmente. Hoy, todos los mandos no tienen que activarse en cada vuelta:

"Hay controles preprogramados. Normalmente lo que más se usa son las levas para el cambio de marchas. En Mónaco, la media de cambios de marcha por vuelta son cincuenta y cinco, lo que equivale a cuatro mil trescientos cambios en las setenta y ocho vueltas de la carrera. El siguiente mando más usado el pedal para el KERS".

Esta temporada presenta nuevos retos para los pilotos. Desde el punto de vista del piloto, dentro de su habitáculo, el trabajo será arduo en la sesión clasificatoria: "Es imprevisible calcular el número total de ajustes que tiene que hacer el piloto. Eso le da al piloto una carga de trabajo de más de doscientos ajustes diferentes por vuelta. Y eso sin considerar la danza con los pies, con los pedales del acelerador y el freno". No es de extrañar que, si simplemente evitan terminar contra los muros de protección, sin duda, habrán realizado una auténtica hazaña de concentración.

Autor:  HÉCTOR CAMPOS

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