sábado, 21 de noviembre de 2015

RACING TUVO PERSONALIDAD Y YA PIENSA EN INDEPENDIENTE

DEPORTES / FÚTBOL 



En Avellaneda, en un partido intenso y friccionado, venció por 2 a 1 a Estudiantes, con una destacada tarea de Acuña, y jugará el esperadísimo clásico contra el equipo de Pellegrino; el domingo 29, el primer duelo, en el estadio de los Rojos 


DAMIÁN CÁCERES - PARA LA NACIÓN

 Habían quedado cuatro equipos rumbo a la Copa Libertadores del año próximo. Racing, Independiente, Belgrano y Estudiantes. Cada uno con su libreto, cada uno con su historia particular.

Apenas se resolvió el cuadro con los cuatro aspirantes, quedó una sensación en el fútbol argentino: había aroma a clásico de Avellaneda. Los sentidos se convirtieron en realidad: Racing chocará contra Independiente en la final de la Liguilla pre-Libertadores.

El primer choque será el domingo 29, en el estadio de los Rojos. El desquite, el 6 del mes próximo, en el Cilindro. Sólo uno irá al torneo más prestigioso de esta parte del mundo.

La Academia lo consiguió con una actuación estupenda, que tuvo carácter y fútbol, en sus dosis justas. Un 2 a 1, entre fricciones, patadas y nerviosismo, que debió acabar en una diferencia mayor.

Estudiantes expuso una catarata de dudas y desprolijidades. Serán cinco clásicos en el año del duelo de Avellaneda. En el verano, en Mar del Plata, la Academia se impuso por 2 a 0. En el torneo local, en el interminable campeonato de los 30, volvió a ganar Racing por 1 a 0, en su casa y, en el desquite, Independiente logró una clara victoria por 3 a 0.

Es otro escenario: Independiente, con el estilo astuto y prolijo de Mauricio Pellegrino, está en forma, luego del triunfo por 4 a 1 sobre Belgrano.

Racing, en los días finales de Diego Cocca como conductor, tiene un modelo definido, que mezcla buenas intenciones con una solidez necesaria.

No estará, eso sí, Diego Milito, expulsado por el recio Néstor Pitana, que también le mostró la roja, minutos antes, a Leonardo Jara.

Racing creó una buena actuación, aunque sufrió en los diez minutos finales por el descuento de Mendoza, luego de que la última línea de la Academia se quedó inmóvil, abatida en el juego de los rebotes.

De principio y casi hasta el final, el equipo local, acompañado por una multitud, que exigió un próximo triunfo clásico, fue superior con armas nobles. Buen trato de la pelota, protagonismo sin concesiones y una marcada línea defensiva, cuando el desarrollo así lo exigió.

Por el sector izquierdo, rápido y escurridizo, Acuña asomó la cabeza como pocas veces. Fue su noche. Tuvo desborde, inteligencia, sorpresa, capacidad de reacción. Abrió el marcador, con un derechazo inolvidable y lejano. Y creó una acción estupenda, que derivó en un zurdazo mágico para una palomita goleadora.

Lollo lo hizo: voló al gol. Debió Racing definir el desarrollo, pero Bou no estuvo preciso y Milito mostró cierta desconexión.

En el medio, hubo patadas, discusiones, polémicas, siempre detrás de la figura de Pitana, que se excedió con las tarjetas amarillas.

Racing, con fútbol, debió elevar la cuenta, pero no tuvo puntería. Tal vez, la cabeza la tenía partida entre el espectáculo, que estaba dos goles arriba y el futuro, con Independiente en el inconsciente colectivo.

Estudiantes no estuvo de lleno en el partido en ningún momento. No aportó fútbol, tampoco valentía. Ni Desábato, ni la Gata Fernández: el León se pareció a un tímido gato enjaulado. Atacó con los ojos vendados, corrió para los costados.

De pronto, Jara fue expulsado, en otro de los tantos excesos. Racing, en el medio, se perdió varias oportunidades. En el centro de la escena estuvo Bou: al menos, cuatro ocasiones claras de gol. En una serie de rebotes inesperada, Estudiantes descontó.

Y se creó un espacio de suspenso, más por el resultado que por el espectáculo global. Cuando se acabaron los cinco minutos agregados, explotó la gente, incondicional como siempre. La canción giró hacia a su vecino de siempre, el copero, el de los quilates mayúsculos de otro tiempo. Hacia allí va.

De pronto, el fútbol argentino creó una doble jornada extraordinaria, entre los rivales de siempre. Independiente tiene lo suyo. Y Racing está vivo. Sigue latiendo. Tiene a la Copa Libertadores como una vieja obsesión. Le sobra personalidad para creerlo. (www.lanacion.com.ar)

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