sábado, 15 de octubre de 2016

MÁS DE 500 MIL HISTORIAS CLINICAS DEL HOSPITAL DE NIÑOS ARRUINADAS POR EL AGUA

SOCIEDAD / ACTUALIDAD 



Por MLEWINTN.com.ar 

Una escalera oscura conduce a un sótano con luz mortecina. En estanterías, pero también en el piso, en bolsas y desparramadas por el piso, se ve parte de las más de 500 mil historias clínicas del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. 


Dos inundaciones recientes destruyeron en este archivo documentación valiosa que se enmohece sobre el piso mojado. De estos 500 mil archivos, unas 250 mil aún se encuentran activos; es decir, aún son necesarias para hacer el seguimiento de un paciente. Organizar todos estos documentos es de por si algo muy complejo. Las carpetas y sobres que contienen estas historias "en peligro de extinción" están distribuidas en este sector, bajo el Pabellón Tamini, en otro depósito y en una oficina central.

Pero además, muchas otras áreas, como por ejemplo trasplantes y neurología,almacenan las suyas propias.

Paula Chavez, con catorce años de antigüedad en el hospital, actualmente jefa del archivo, conoce bien su trabajo.

"El paciente llega a la oficina de Admisión. El padre o tutor entrega todos los datos de ambos y se le asigna un número de historia clínica. Si va a internación, cuando el médico la cierra, la envía al archivo. Si un día el paciente reingresa al hospital, se le entrega nuevamente el documento al padre”.

“Los chicos se atienden aquí hasta los 18 o 21 años. En ciertas patologías, el médico tiende a continuar con el paciente. No lo ven tan seguido, pero aunque se atienda en el hospital de adultos, viene aquí también, y la historia clínica sigue siendo requerida”, explica Paula, que está completando su licenciatura universitaria en enfermería.

Las historias más activas son las de Hospital de Día, Traumatología y Nefrología: ”esas tienen movimiento todos los días”.

Esta triste escena del Hospital de Niños refleja una problemática mayor: el deterioro que sufren estos documentos por el paso del tiempo. Conservar esta información es clave para su uso en causas judiciales, para el análisis estadístico y el avance de la ciencia, para que el paciente pueda ejercer su derecho a consultarla cuándo y cómo lo desee; y porque es un registro histórico clave que permite reflejar la historia de una época de una ciudad o un país.

 UN DERECHO

 Carlos Magdalena es neuropediatra en el hospital y define con claridad la importancia de las historias.

“Es el documento básico nuestro, es el pan nuestro de cada día. Es un derecho del paciente, le pertenece. Nosotros tratamos de tener la mayor pulcritud con la historia clínica. Es nuestra obligación llevarla lo más minuciosamente posible, con todos los diagnósticos, exámenes clínicos, medicaciones Es vital tener una buena historia clínica. De lo contrario, no es posible nuestra práctica. No tener una historia clínica genera un problema muy grande. Debe preservarse y cuidarse”, sentencia.

El sótano del archivo es un laberinto interminable donde se encuentran cajas húmedas y desfondadas. “Hay una cisterna y una bomba que no regula bien, y este es el resultado: se llenó de agua hasta los 30 centímetros dos veces”, se lamenta Paula, mientras señala la altura que alcanzó el líquido.

 "No tener una historia clínica genera un problema muy grande. Debe preservarse." La mujer se mueve con seguridad en los pasillos algo tenebrosos. A pesar de la enorme cantidad de papel, allí no hay roedores. "Tenemos gatos. Más de una vez, buscando una historia me saltó uno en la cara y casi me muero del susto", se ríe.

"El peligro real, además del agua, es el fuego", advierte.

AL SERVICIO DE LA JUSTICIA

Cada historia clínica es una vida y algunas de ellas son además fotografías de épocas y eventos significativos del país. Otras pueden convertirse también en pruebas judiciales.

"Yo recuerdo la epidemia de H1N1, en 2009 y 2010, de la que muchos chicos sufrieron consecuencias. Los médicos usaron las historias clínicas para hacer estadísticas. Tampoco puedo olvidarme de Cromañon. Muchos de esos chicos se atendieron aquí, por la proximidad. Los que tuvieron secuelas siguieron viniendo. Cada tanto, todavía nos llega un oficio judicial pidiendo la copia de una historia", se conmueve Paula.

"Una nena vino con los palos marcados en las piernitas. Todo queda registrado en la historia." Los casos en que los profesionales descubren signos de abuso sexual en sus pequeños pacientes convierten la historia clínica en evidencia valiosa.

"Tienen la responsabilidad y la obligación de hacer la denuncia. Los abusos intrafamiliares son moneda corriente. Yo vi muchos casos. Es terrible ver a la criatura, la reacción de la madre angustiada. Es desgarrador. A veces sucede en familias que una conoce desde hace años, y no lo puede creer", asegura.

También son frecuentes los casos de chicos golpeados cuyos padres quieren hacer pasar el hecho como accidente. "Una nena vino con los palos marcados en las piernitas, claramente. Eso es delicado, interviene un comité de niño en riesgo. Es un proceso engorroso. Todo queda registrado", aclara. 

PASADO Y FUTURO

"Acá te podés encontrar cualquier cosa", reflexiona mientras recorre los corredores formados por papeles amarillentos que le obstaculizan el paso.

- ¡Historias de bebés que nacieron con HIV?

- Si, hijos de padres ceropositivos. Hubo casos...

- ¿Están acá las historias clínicas de la época de la epidemia de poliomielitis?

- No, tan antiguas no. Las más viejas son de fines de los 70, los 80.

A veces vienen familias a buscar una historia de hace muchos años. Las historias clínicas tienen un rol central en el avance de la ciencia. “No hay posibilidad de hacer investigación sin historias clínicas, es imposible. En los ateneos donde se discute la patología, en los ateneos de actualización, es básico tener una buena historia clínica. Los protocolos para nuevas drogas también son asentados en las historias aunque los laboratorios llevan las suyas”, explica el doctor Magdalena.

"La pérdida es irreparable, es documentación valiosa". El neurólogo lamenta la pérdida de las historias que se dañaron en el sótano. “Es irreparable. Se trata de documentación valiosa que no se puede recuperar. Es no poder recurrir a la información si se requiere una historia pasada, y tener que empezar de cero Y el tiempo en salud es elemental”, se queja.

“Hay historias de 2013 y 2014 totalmente ilegibles. Y te parte al medio, porque es la historia clínica de una criatura. Pueden venir los padres a pedirla porque otro hijo tiene la misma enfermedad, tal vez una genética, y tenés que explicarles por qué no está”, se apena Paula.

UN CAMBIO DIGITAL

La solución no recuperará lo que el agua destruyó, pero es el comienzo de una nueva era, no solo para el hospital, sino para la salud en la Ciudad. Un proyecto de los legisladores Hernán Rossi y Patricia Vischi, consensuado con el ministerio de Salud creará- si se aprueba en la Legislatura- un sistema de Historias Clínicas Electrónicas que digitalizará todos los archivos de información sanitaria, desde el nacimiento hasta el fallecimiento, de las personas que se atiendan en el sistema público de la ciudad de Buenos Aires.

 Los centros privados o de obras sociales tendrán que compatibilizar su sistema con el público, para que en un futuro la información esté al alcance de los profesionales de la salud y de los pacientes.

La digitalización permitirá resolver varios problemas Se recuperarán enormes salones ahora ocupados por archivos, que son necesarios para nuevos consultorios o salas de rehabilitación, y sobre todo, las historias ya no se deteriorarán, como inexorablemente se deteriora el papel. Además, los médicos podrán consultar toda la información centralizada.

“Ahora tenemos las historias fraccionadas, y ni siquiera sabemos lo que opina sobre un caso un colega de otro servicio. Si los padres no nos refieren qué dolencias tuvo el paciente, no nos enteramos. Tenemos que confiar en su memoria", admite.

"La digitalización va a permitir tener una historia única del paciente, con toda la documentación preservada de todos los lugares donde fue visto. Va a ser útil para el paciente y ágil para el sistema de salud”, asegura Magdalena, satisfecho a pesar de que se declara parte de “una generación que está acostumbrada a la birome y al papel".

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