viernes, 2 de marzo de 2018

BASUREROS, LOS NUEVOS SHOPPING BOLIVARIANOS

AMÉRICA LATINA / DIARIO DE CARACAS 



Por JEAN CARLOS DE ABREU: Periodista en Caracas, Venezuela. 

CARACAS (Especial para Urgente24). La grave escasez de alimentos sigue incrementando, al punto que cada vez son más los venezolanos que salen a las calles del país para hurgar las bolsas de basura y encontrar alimento para llevarse a la boca. 


Es cínico que representantes del Gobierno venezolano aseguraran ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que Venezuela “podría alimentar a tres naciones enteras". Sin embargo, la realidad de los venezolanos es otra, pues muchos están pasando hambre porque no pueden comprar alimentos por los altos precios y porque la mayoría no se encuentran.

“Mamá tenemos hambre”, dice un niño a Rosaura Medina, quien tiene tres hijos y deambula por las calles de diferentes zonas de Caracas para pedir alimentos o buscar entre la basura. “Muchas veces nos regalan algo de comer. No es para mí, sino para mis hijos porque no puedo comprar alimentos”, acotó cuando explicó que trabajaba en casa de una familia planchando que se fue del país por la situación.

“Me quedé desempleada. Mi familia es de oriente y estoy sola en la capital. No tengo esposo y hago lo que puedo para darles de comer. Antes podía comprarles carne, ahora ni una lata de atún porque no tengo (dinero)”, añadió.

Medina camina todos los días por las “mejores zonas” de Caracas en la búsqueda de un pan, arepa, un poco de pasta o arroz: “Prefiero morirme de hambre antes que mis niños”.

DERECHOS INALIENABLES

El abogado especialista el derecho penal y Derechos Humanos, Luis Ventura, manifestó que al problema de la violación de los DDHH en las personas se suma el aumento de la criminalidad. “El ser humano por naturaleza tiene un instinto natural deliberado de subsistencia y frente a tal necesidad sencillamente hará lo que esté a su alcance para poder comer o sencillamente satisfacer de forma ilícita sus necesidades básicas”, dijo.

Sostuvo que no ha visto hasta la fecha una política criminal seria ajustada a criterios científicos, criminológicos, antropológicos, económicos y sociales. “En nuestro país las decisiones siempre han sido ováricas y apresuradas, como diríamos los abogados ‘Ad-Hot’ o mucho más coloquial: ¡’Como vaya viniendo vamos viendo y resolviendo!’”.

Explicó que en Venezuela, desde el punto de vista penal, no hay causa de justificación alguna sobre “la concurrencia de una conducta delictiva de tal calibre. Nuestro Código Penal aún vigente del año 2005 le da una trata especial a estos casos de hurto famélicos por la calificación de ‘hurto simple’ previsto en el artículo 451 que establece penas de 1 a 5 años de prisión”.

Sumó que si la persona no tiene antecedentes penales le impondrían una medida cautelar de presentación: “Esta serie de beneficios procesales deben cambiar producto de la situación real que tenemos. Un sistema penal así más bien favorece a la criminalidad, no hace falta aumentar la pena, sino mejorar los mecanismos procesales, la eficacia de la justicia y prevención del delito”.

IR AL VERTEDERO ES COMO IR AL SUPERMERCADO

Un grupo conformado aproximadamente por 15 personas, la mayoría niños y adolescentes, esperan con ansias que llegue los camiones de basura al vertedero municipal, ubicado en El Tigre, estado Anzoátegui.

“Venimos casi todos los días. La mayor parte conseguimos alimentos: Restos de arroz, pasta o pollo dentro de bolsas. Lo aprovechamos porque a veces nos acostamos sin comer”, precisó uno de los jóvenes que espera conseguir algo de comida para su familia.
Estas personas pasan casi todo el día hurgando dentro de los desperdicios. Prácticamente “se pelean” con los zamuros para alimentarse y deben tolerar los olores pestilentes. “La cosa esta ruda, la plata no nos alcanza y nuestras familias están desempleados.

Venir al vertedero es como ir al supermercado, al menos encuentras más cosas aquí que allá”, Yaikel Pérez. No solo se ven personas jóvenes revisando las bolsas de desechos, sino a personas adultas y hasta ancianos. Todos argumentan lo mismo: “No tenemos para comprar y lo poco que hacemos no alcanza”.

Esta situación demuestra que el Gobierno venezolano no está interesado en resolver el problema, pues no toma medidas que solvente la crisis alimentaria y humanitaria que hay en la nación suramericana.

El abogado Ventura enfatizó sobre los niños que están en el vertedero que no solo buscan alimentos, sino un par de zapatos, conseguir algo que vender y mucho más extremo: La drogadicción y prostitución.

 Argumentó que en 2017, la Policía municipal de Guanipa y el Concejo de Protección del Niño, Niña y Adolescentes realizaron una labor de extracción de menores de edad del vertedero, “pero el problema se va tornando cada día más complejo porque no hay responsabilidad sólida para los padres o representantes y en muchos casos ni se sabe de ellos”.

“El impacto social e internacional que genera esta situación es la violación concurrente y sistemática de los Derechos”, refirió al tiempo que esgrimió: “Dios y el tiempo se encargarán de hacer justicia”.

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