sábado, 15 de octubre de 2011

INVESTIGACIÓN

LAS REDES SOCIALES INVADEN LA VIDA REAL

De New York a Brasilia/S. Paulo: La nueva generación de activistas


 Hay cambios sociales en marcha, algunos muy interesantes, otros un enigma todavía buscando respuestas. Lo cierto es que la nueva generación de activistas, que emergen desde las redes sociales, ya resultan un fenómeno planetario a considerar más en serio. Aqui 2 de esas movilizaciones que ocurren en estos días.
por CLEIDE CARVALHO

SAO PAULO y NUEVA YORK (O Globo) - El movimiento anticorrupción articulado por internautas brasileños todavía está lejos de ser unas Directas Ya (N. de la R.: históricas movilizaciones múltiples, simultáneas y reiteradas, en 1984, que obligaron al presidente militar Joao Figueiredo a convocar a elecciones democráticas, que ganó Tancredo Neves, aunque él murió antes de asumir y en su lugar gobernó el vicepresidente José Sarney), pero al igual que el movimiento Occupy Wall Street, en el cual los manifestantes exigen mayores impuestos para los millonarios estadounidenses, es parte de la nueva generación de los movimientos sociales. 


Al mismo tiempo que levantan una bandera, ambos movimientos demuestran ausencia de liderazgos. (N. de la R.: También ocurrió algo semejante en los Indignados españoles). La fuerza no es exactamente la de las calles sino que es la de actuar en uno de los puntos sociales más sensibles: la formación de la opinión pública. Para los expertos, no hay duda del poder de articulación de las redes sociales, cuyo resultado es aún impredecible (N. de la R.: y también limitado porque contribuyeron notablemente a la concreción de la Primavera árabe pero luego no pudieron aportar a la consolidación de una democracia estable).


"Son nuevas formas de crear opinión pública que pueden no tener efecto inmediato, pero que repercuten en la cultura cívica del país y eso debe ser considerado en el ámbito de la política institucional", dice el profesor Remo Mutzenberg, del Programa de Posgrado en Sociología en la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), quien estudia el surgimiento de nuevos movimientos sociales.


Para Mutzenberg, el foco de los movimientos está cambiando. En los eventos tradicionales, como el de los carapintadas, que pedían el impeachment del presidente Fernando Collor (N. de la R.: los rostros embadurnados fueron una característica de esas movilizaciones de 1992), existía la expectativa de influenciar directamente en las instituciones, con una presión directa sobre el Congreso. Ahora, los activistas quieren influenciar en el comportamiento de las personas.


"La pregunta es hasta qué punto ese movimiento se constituye más allá de la formación de opinión, sino una fuerza política que tenga influencia en el juego político", cuestionó el profesor.


El sociólogo mineiro Daniel Perini, consultor de la ONG Fábrica del Futuro, dice que Internet se ha convertido en un espacio virtual de protesta, capaz de repercutir y generar una respuesta de poder público. De acuerdo a Perini, el fracaso del movimiento contra la corrupción es no decir qué se debe hacer para cambiar.


"La sociedad percibe la corrupción como generalizada. Estar en contra de la corrupción es de todos, pero ¿y qué? ¿Cuál es la propuesta? ¿Qué es lo que quieren hacer? ¿Iremos a tener un intendente o un diputado que surja de ese movimiento?", se preguntó Perini.


Es, de cierta forma, la misma crítica se realiza al movimiento de Wall Street. 


El movimiento que se estableció en el distrito financiero de Nueva York el 17/09 nació en Internet y,  a través de las redes sociales, se expandió a más de un centenar de ciudades de USA y a otros países. A través de la Internet, los manifestantes hacen todo: desde la recaudación de fondos hasta convocatorias para el trabajo colectivo de limpieza.


El periódico del movimiento, Occupy Wall Street Journal, es financiado con US$ 75.000 recaudados a través de la página de Kickstarter, que ganó proyección mediante la recopilación de las donaciones para proyectos creativos. 


El jueves 13/10, frente a la amenaza de desalojo realizada por el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, quien alegó la necesidad de limpiar la plaza, el sitio pedía voluntarios y la donación de escobas, trapeadores, jabón y una manguera para limpiar. Las computadoras que abastecen al sitio y el livestream transmitido desde Plaza Zuccotti, bastión del movimiento, son los únicos con energía eléctrica garantizada.


"Es el primer movimiento social realmente hecho con base en la experiencia de los jóvenes criados en la era de Internet. No me estoy refiriendo al hecho de que ellos hacen citas por Internet, sino más bien a la manera de organizarse horizontalmente, en red. Para ellos, es muy importante la transparencia y la multiplicidad de voces", dice el sociólogo Stephen Duncombe, un estudioso de los movimientos sociales estadounidenses, profesor de la New York University (NYU).


El movimiento se ha extendido sus reuniones regulares a las universidades y otros municipios de Nueva York, además de ciudades como Los Angeles, Chicago, Boston, Seattle. El OSW tiene un "núcleo duro" de personas que duermen en la calle, a menos de 2 cuadras de la sede del New York Stock Exchange, en Wall Street, entre 300 y 600 personas que se dedican casi exclusivamente al movimiento. 


Sin embargo, la mayoría de sus miembros integran una población fluctuante, que está en la plaza de 4 a 6 días por semana, un tiempo equivalente a la presencia física de trabajo en sus computadoras, accionando por Internet y redes sociales. Diariamente son convocadas a actividades y a protestas relámpagos. Sin líderes y con ideales como la justicia social y la redistribución del ingreso, los manifestantes se definen como "los 99%" de la sociedad estadounidense, criticando el 1% más rico que se benefician de las reducciones de impuestos, de los bancos y grandes empresas. Tal como sucede con el movimiento contra la corrupción en Brasil, ellos rechazan la participación de los partidos políticos.

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