lunes, 23 de enero de 2012

MEMORIA

A 9 años del día que Duhalde marcó el destino de Kirchner
Mañana (24/01) se cumplen nueve años de la reunión del Congreso Nacional Justicialista que, con predominio duhaldista, suprimió las internas presidenciales. Esta decisión contribuyó notablemente a que Néstor Kirchner, el "favorito" de Duhalde -según el Página/12 de entonces- llegue a ser Presidente de la Nación. 


 AGENCIA/CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El 24 de enero de 2003 el Congreso Nacional Justicialista (CNJ) se reunió en el miniestadio del club Lanús. No fue una sesión más ya que  el duhaldismo impuso su cómodo dominio y tomó una decisión inédita: suprimió las internas, aprobando la aplicación de los denominados neolemas para las elecciones generales del domingo 27 de abril.
De esta forma, las fórmulas encabezadas por Carlos Saúl Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá pudieron presentarse a los comicios presidenciales.

Cabe destacar que Menem quería ir a internas porque, según los analistas políticos, tenía altas probabilidades de ganar y surgir como el candidato peronista. Pero la intención de Eduardo Duhalde - entonces senador en ejercicio de la Presidencia- era que Kirchner llegue a los comicios. Y así lo impuso.

La decisión fue tomada por el máximo órgano deliberativo de la agrupación, con claro predominio del duhaldismo.

Publicó entonces el diario Página/12: "Hubo cuatro fechas diferentes de internas fijadas en distintos momentos pero ayer Duhalde pudo echar por tierra con esos compromisos para evitarle a su favorito, el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, el mal trago de enfrentar a Menem. Ahora, Kirchner, Menem y también Adolfo Rodríguez Saá podrán competir directamente en la elección general como candidatos oficiales del justicialismo. El riesgo es que dividirán votos, pero Duhalde sostiene que igual habrá dos peronistas en el ballottage".

Por supuesto, Menem no se quedó de brazos cruzados y emitió un comunicado para protestar por lo ocurrido, calificando al CNJ de tomar actitudes autoritarias. "La decisión es nula de toda nulidad", manifestó.

"Las características oligárquicas, elitistas -añadió-, del método formulado por el duhaldismo expropian los derechos electorales de más de dos millones de afiliados peronistas y quince millones de ciudadanos independientes en beneficio de un puñado de personas", se quejó. Pero ya no había vuelta atrás. El duhaldismo también se encargó de votar una cláusula según la cual si la Justicia impedía los neolemas -en caso de que Menem impugne- sería el partido a través de su Comisión de Acción Política (CAP) la que designe a los integrantes de la fórmula presidencial.

La suerte ya estaba echada, y todos conocemos el final.  En las elecciones del 27 de abril de 2003, el Frente para la Victoria (de Kirchner) obtuvo solo un 22% de los votos, resultando superado por Menem (“Alianza Frente por la Lealtad -UCD), que obtuvo el 24,3%. La legislación electoral argentina prescribe que si ningún candidato alcanza el 45% de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta.

El balotaje debía llevarse a cabo el 18 de mayo de 2003, pero cuatro días antes -el 14 de mayo- Menem, después de una larga cadena de rumores y desmentidos, anunció su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convirtió a Kirchner en presidente electo. Muchos analistas señalan que esta maniobra tuvo como propósito evitar una fuerte derrota y, al mismo tiempo, condicionar a su rival, que accedió a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina. El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner prestó ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en presidente de la República hasta 2007.

# Cómo fue la histórica sesión, qué se votó y quiénes votaron

Cuenta Página/12 que ese 24 de enero "Lanús amaneció preparado como para una invasión armada. Había vallas dos cuadras a la redonda del microestadio en donde se realizó el congreso, protegidas por dos filas de policías. El menemismo había amenazado enviar diez mil manifestantes pero apenas si habrán ido unos veinte. Se fueron junto a sus congresales arrojando unos panfletos que decían “chirolita” y en los que se veía a Kirchner en las rodillas de un Duhalde ventrílocuo".

"Estaba previsto un primer llamado a las 11 y un segundo a las 13, pero el congreso recién comenzó pasadas las 14, una vez que se solucionaron los inevitables problemas de acreditación y demás. Dentro del microestadio, los congresales se ubicaron en sillas de plástico de cara a la mesa de autoridades. Afuera era un día peronista, pero en el gimnasio no circulaba el aire y todos se apantallaban con lo que tuvieran a mano.

Las autoridades se reunieron en una oficina en el segundo piso del Club Lanús y decidieron el sistema de oradores: en caso de que alguna provincia tuviera más de una posición hablarían dos congresales, cinco minutos cada uno. La mesa estuvo encabezada por el bonaerense Eduardo Camaño y también participaron los menemistas Juan Carlos Romero y Angel Maza", continúa el relato de Página/12.

Como hemos visto, el duhaldismo no sólo logró el quórum necesario para sesionar sino también para imponer su postura.

Los argumentos fueron expuestos por orden alfabético. Comenzó la provincia de Buenos Aires que, en voz del diputado José María Díaz Bancalari, propuso la moción que luego apoyó la mayoría.

El argumento del duhaldismo para suspender las internas fue que el país y la clase política en particular atraviesan una crisis excepcional, que en momentos excepcionales hacen falta medidas excepcionales y que la lógica, entonces, pasa por evitar la interna y no someter al justicialismo a una competencia de consecuencias imprevisibles. Finalmente, argumentaron que no sean los afiliados sino la sociedad argentina quien decida qué fórmula y qué modelo de país prefieren.

Díaz Bancalari brindó ejemplos concretos de los peligros que acarrearía la interna: habló del escándalo del radicalismo y también de “lo que pasa con esa señora gorda que se juntó con los socialistas” para terminar con “lo que pasa con esos que dicen ‘que se vayan todos’, los de la Izquierda Unida, que son dos y se separan”, en clara alusión a Elisa Carrió y Luis Zamora.

Según la información de dicho diario, la primera reacción la provocó el menemista cordobés Oscar González. “Me sorprende que los padrones truchos que supuestamente impiden la interna a nivel nacional sirvan para hacer la interna bonaerense el 30 de marzo”, lanzó. Los congresales bonaerenses le empezaron a decir de todo mientras el gobernador Felipe Solá lo miraba desde la primera fila. Le respondió Camaño. “Creo que está cometiendo un error: en la provincia la interna es abierta y simultánea.”

“Me importa un carajo el que gane con tal de que sea peronista. Lo que no puedo admitir es que busquen cómo le van a quitar al pueblo peronista el derecho de elegir o ser elegido”, sostuvo visiblemente enfurecido el pampeano Rubén Marín.

Los pampeanos votaron en contra de la mayoría, los cordobeses de José Manuel de la Sota se abstuvieron mientras que los santafesinos de Carlos Reutemann votaron a favor de la realización de internas abiertas. Los misioneros de Ramón Puerta apoyaron su propia postura de impulsar una ley de lemas.

Como esposa del candidato, el discurso de Cristina Fernández tuvo un clima especial, cuenta Página/12: “Se es democrático cuando se es minoría y se banca la opinión de los demás. Yo muchas veces fui minoría pero jamás fui a reclamar al estrado de un juzgado”, explicó. Como el discurso se excedía de los cinco minutos, los menemistas la empezaron a abuchear. “Más allá de las diferencias que tengamos, compañeros, no volvamos a los tiempos de Herminio Iglesias”, dijo Cristina, que ya no pudo continuar con su alocución ante los silbidos e insultos de sus compañeras menemistas.

La voz cantante del menemismo la llevó la riojana Alejandra Oviedo, pero el golpe de efecto lo tenían reservado con el último orador, un congresal tucumano que anunció que no convalidaría con su presencia “la proscripción de los afiliados”. Los menemistas se levantaron y se fueron. M

Con la determinación del consejo se resolvió que cada aspirante podría llevar en su boleta los símbolos del PJ y el nombre de cada de uno de los movimientos que representen.

"Las graves circunstancias políticas que imperan justifican la decisión de suspender, por esta única vez, el sistema de internas", se expresó en la declaración final.

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