Foto: AP |
El suizo desplegó su renovada versión, en la que combina técnica, agilidad y poder de anticipación, en el contundente triunfo 6-1, 6-2 y 6-2 sobre Leo Mayer; igualó la marca de 73 victorias de Lendl en el US Open
Por SEBASTIÁN TOROK | canchallena.com
NUEVA YORK.- El Arthur Ashe delira. Roger Federer lo hace en una, dos, tres oportunidades. Presiona. Sube una vez más y otra. Asfixia. Vuelve a intentarlo. Gana. Sorprende.
Hace tan sólo un puñado de días, la leyenda que se reinventa para pelear contra el paso del tiempo, ganó Cincinnati exhibiendo una riesgosa jugada en los cinco partidos: restando los segundos servicios muy metido en la cancha, a menos de un metro de la línea de saque, a veces de sobrepique, prolongado con un avance furioso a la red. Todo ello con el objetivo de cazar a la presa antes de cualquier reacción.
Claro que para innovar de esa manera y no quedar en ridículo es necesario agilidad, técnica y poder de anticipación. Algunos, incluso Novak Djokovic, víctima en la final del último Masters 1000, aventuraron que las condiciones en Flushing Meadows serían distintas, más lentas, por lo que no podría lucir ese recurso con libertad.
Pero, en la paliza deportiva que le propinó a Leonardo Mayer (6-1, 6-2 y 6-2, en 1h17m), el suizo lo hizo casi diez veces. Preciso, equilibrado, con un juego de pies exquisito, siempre a ritmo. Y así, en definitiva, poniendo al rival contra las cuerdas.
"No quiero jugar al paso que me marquen; quiero jugar a mi manera", dijo, contundente, el ganador de 17 Grand Slam, que no alcanza la final de Flushing Meadows desde 2009. "Lo bueno es que cuando lo hacés, tiene que ser comprometido. Hay momentos en que pensás si lo vas a hacer o no y después te dejás llevar. Espero poder seguir haciéndolo, porque me divierto mucho jugando de esta manera. Él (por Mayer) tiene un segundo saque fuerte. Su promedio es de 105 (millas, 170km/h). Así que contra otros que sacan a 80 o 90 será más fácil", añadió Federer, que con el triunfo frente al Yacaré igualó a Ivan Lendl en la cantidad de éxitos en el último grande de la temporada (73).
"Es un poco incómodo, porque se te pega mucho y es más difícil pasarlo. No lo ves, porque se mete rápido, lo hace cuando mirás para arriba. Es el único que lo hace así. Uno no lo espera, te sorprende", reconoció Mayer, impotente.
Algunos entienden que la acción de Federer puede ser asumida mal por los rivales, como si se tratara de una suerte de subestimación al que tiene enfrente. Otros se rinden ante semejante movimiento.
"Lo último que pensé cuando me lo hizo es que se trataba de una falta de respeto. Es pegar una bola rápido, subir a la red y listo. Cada uno escoge la mejor manera. La falta de respeto es otra cosa", dijo el español Feliciano López, que lo sufrió en los cuartos de final de Cincinnati.
"Técnicamente, es un tiro muy complicado de hacer. Hay que tener anticipación, mucha reacción, agilidad en las piernas. Porque, en definitiva, hay que adivinar y hacer un movimiento muy rápido. Es Federer, tiene todos los recursos", aportó Fernando Verdasco.
"No lo tomo como una falta de respeto porque ya se lo hizo a jugadores de muy buen ranking. Está mal cuando te hablan, cuando te dicen cosas feas. Esa jugada, no", agregó Mayer.
Si Federer ya es dominante en el momento de servir, ahora incrementó una jugada que descoloca al sacador, como para seguir buscando alternativas de mejorar e intimidar. Prodigioso, como si ya no tuviera suficientes logros en su riquísima carrera.
"Todos los jugadores con buen ranking son rápidos y difíciles de jugar. Pero él (Federer) es de lo mejor que hay. Hacía rato que no me pasaba de jugar tan atado, tan nervioso. Contra otro rival lo podés ir manejando, pero contra Federer lo sentís mucho y se te va el partido. Me da bronca. ¿Qué me dijo cuando nos saludamos en la red? Si me había pasado algo. Le respondí que no. ¿Qué le voy a decir?", concluyó Mayer, resignado, luego de que Federer hiciera con él lo que quiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario