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| Una ciudad construida por exguerrilleros de las Farc en Caquetá. REUTERS/Luis Jaime Acosta |
(U24) - El martes 31/10, el Consejo Nacional Electoral de Colombia le otorgó personería jurídica a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común -el movimiento político que surgió tras la desmovilización del movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)-. Así, el partido está más cerca de estrenarse en las elecciones legislativas y presidenciales en 2018.
"El reconocimiento otorgado por el CNE le da vía jurídica al partido político de las Farc aunque sus condiciones de participación en las próximas elecciones aún no están plenamente definidas, pues en el Congreso se discute la reforma política, como parte de la implementación de los Acuerdos de Paz", explica sin embargo la revista Semana.
Más de 11.300 integrantes de las ex FARC se encuentran en proceso de reincorporación a la sociedad luego de que el grupo entregara las armas a las Naciones Unidas y conformara un partido político bajo el marco de los Acuerdos de Paz, explicó el portal SwissInfo.
Según el diario El Tiempo, el miércoles 1/11, la Farc anuncia quiénes son sus candidatos para las elecciones. Se espera que el partido confirme a Rodrigo Londoño, alias Timochenko, como su candidato presidencial, y que la lista para el Senado estará encabezada por el exjefe de los negociadores con el Gobierno colombiano, Iván Márquez, quien representa la línea más tradicional de la exguerrilla.
Bajo los Acuerdos de Paz, la Farc tiene derecho a 5 curules en el Senado y a 5 en la Cámara de Representantes, pero debe participar con sus candidatos en las elecciones. Si en las votaciones no obtiene las 10 curules a que tiene derecho, estos cupos se les asignarán automáticamente, explica El Tiempo.
Y si la Farc logra más de 10 curules, eso se respetará. "El próximo mayo, los colombianos se dirigirán a las urnas para elegir un nuevo presidente", escribió Adriana La Rotta en AmericasQuarterly.
A pesar de que esto debería marcar una nueva etapa de paz y prosperidad, plantea, dado que será la primera elección tras los Acuerdos de Paz en 2016, reina un ánimo sombrío en Colombia. Las encuestas muestran que 3 de cada 4 personas creen que el país está yendo en la dirección equivocada y hay una profunda desconfianza en todas las ramas del Gobierno.
Esto tuvo, entre otras consecuencias, la de que haya un inusual número de aspirantes a suceder a Juan Manuel Santos.
Según Télam, hay una treintena de candidatos a la presidencia. Esto es producto del desprestigio de los partidos tradicionales, que derivó en la fragmentación de fuerzas y el intento de algunos dirigentes por posicionarse.
Es importante destacar que ni Santos ni su antecesor, Álvaro Uribe, pueden ser candidatos porque la Constitución se los prohíbe. Gran parte de este pesimismo, explica La Rotta, puede rastrearse hasta los Acuerdos de Paz mismos, férreamente opuestos por aquellos que creen que se le otorgaron demasiadas concesiones a una guerrilla que ya estaba acabada en el campo de batalla.
La figura política que encarna esta postura es el expresidente Álvaro Uribe.
La Rotta cree que el pesimismo reinante tiene que ver con el miedo a lo desconocido. Colombia puso fin a 5 décadas de guerrilla para empezar un camino nuevo que no se sabe cómo se desarrollará.
Mientras tanto, Uribe utiliza su púlpito de senador -aún tiene el apoyo de casi la mitad del electorado (aunque recordemos que no puede presentarse)-, para expresar que las guerrillas desmovilizadas pueden haber dejado sus armas y unido al proceso electoral, pero nunca han abandonado su ambición de transformar a Colombia en un estado socialista y autoritario.
En una crónica muy interesante, Javier Forero y Angie Nichell Quiñones del diario El Tiempo recorrieron lo que es considerado el primer pueblo de los excombatientes de las Farc. Localizado en el sur de Caquetá y llamado 'Héctor Ramírez' en honor a un líder guerrillero por los 200 excombatientes que se establecieron allí, se trata del "primer pueblo socialista del país".
"El pueblo cuenta con una panadería, una miscelánea, un restaurante, una ebanistería, una cancha de fútbol, una de tejo y una gallera. También hay alrededor de ocho hectáreas de cultivos de piña, plátano y yuca y una biblioteca", explican los autores, que detallan que la urbanización tiene alrededor de 60 casas hechas en ‘drywall’ y levantadas sobre bases de concreto, en cada una de las cuales viven entre 4 y 5 personas.
Todo es trabajado por y para los habitantes de la zona, bajo una estricta disciplina. La designación de los roles de trabajo está a cargo de una asamblea.
"Atrás quedaron los fuertes entrenamientos de guerra, las prácticas de tiro y las estrategia s de combate”, escribieron los autores de la nota.
“Aquí trabajamos de manera colectiva; cada persona tiene un rol, ponemos unos responsables para atender los proyectos productivos. En asamblea se aprueba quién va a manejar la panadería, quién va a manejar el restaurante, y las ganancias que produce ese negocio son para el colectivo, para solucionar las necesidades prioritarias”, explicó a El Tiempo Ximena Narváez, delegada en el Consejo Territorial de Reincorporación.
Otro dato curioso es que el pueblo es un sitio turístico: "Cada fin de semana reciben grupos de personas que van a conocer el proceso de reincorporación, a quienes les ofrecen un completo menú de almuerzo, por siete mil pesos, diferentes clases de pan y bebidas preparadas por ellos mismos.
" Así avanza un país que lucha por dejar 5 décadas de violencia atrás.
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