viernes, 23 de septiembre de 2011

UN CANTO DE VIDA


UN DÍA ESPECIAL PARA PERSONAS MUY ESPECIALES

(Florencio Varela-23/09/2011) El día prometía, según el servicio metereológico, algunas lluvias por la mañana y baja temperatura. La cosa se presentaba de acuerdo a lo previsto. Había muchas notas para cubrir y el horario un tanto apretado. No obstante, a partir de las 09:00 horas comenzó la carrera contra reloj para cumplir con los compromisos. Esos compromisos que, si bien fueron contraídos con anterioridad, no sirvieron como excusas y me permitieron estar presente para la realización de mi labor profesional.


Muchas personas piensan que, los periodistas o quienes tienen la responsabilidad de informar, deben ser individuos especiales. En rigor de verdad, algo de eso, tiene viso de veracidad. 

Cuando se ama lo que se hace con respeto y ética, todo lo demás es simple consecuencia de cumplir, dignamente, con esta profesión de informar y estar informado.
Muchas veces somos ignorados u otros, que nunca están, se llevan las palmas de su inacción o carencia de sentido común.

Son las actuales reglas de juego. ¿Hay que aceptarlas tal cual son? No es tan así. Cada uno debe responder ante la sociedad que lo escucha, lo mira o lo lee. 

A pesar del día destemplado, un rayo de esperanza y enorme satisfacción, produjo una enorme estela lumínica de amor y esperanza. Mi reencuentro con los “Ángeles de Manos Especiales”, coordinadores, colaboradores y familiares. 

Manos que saludaban, rostros sonrientes, abrazos, besos y lágrimas en los rostros… por lo menos en el mío. Dicen los sabios y filósofos que se extraña aquello que se ama. 
Es muy cierto. Mucho tiempo había pasado desde nuestro último encuentro, pero en mi modesto entender, las cosas seguían de la misma manera como fueron depositadas en el corazón.

Las emociones fueron muy encontradas. Personas muy especiales que alegraron mi vida desde el primer momento en que nos conocimos. Hoy ratificaron que aquel contrato firmado con amor, comprensión y compromiso, seguía vigente a pesar de que los tiempos ya no son los mismos.

Muchas gracias, amigos. Dios los bendiga y siga señalando el camino que trazaron quienes buscan la inserción y el reconocimiento en una sociedad que, muchas veces, les dio la espalda. Con el cariño de siempre.

Oscar Fernando Baró

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