martes, 7 de julio de 2015

EL PLAN DE SCIOLI: UNA FRASE Y MIL INTERPRETACIONES

AGENCIA / CONFIDENCIAL 



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Daniel Scioli inaugura desde las 19:00 de este martes el 1er "Ateneo para la Victoria" en la Capital Federal, un distrito adverso para el FpV si bien fue la cuna política de su candidato a Presidente. 



En 1997, Scioli resultó electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, en lo que fue su debut electoral. Scioli brindó una entrevista que el diario Ámbito Financiero publica este martes.

Allí habló de la "autonomía" de la Ciudad y prometió el traspaso de la Policía Federal si es Presidente. "Lo vamos a hacer", dijo aunque advirtió que será "con una mesa de estudio del origen de los recursos".

 En el extenso reportaje, el gobernador bonaerense habló de diversos temas. Pero una frase fue llamativa porque anticiparía cual será el eje de eventuales cambios en el plan económico en caso de acceder a la Primera Magistratura.

 Scioli no quiso hablar expresamente de "cambios", porque ese es el slogan de su rival, Mauricio Macri. Sin embargo, advirtió sobre "nuevas demandas". Entonces fue cuando dijo: "hay que desestresar las cosas ante algunas medidas que se han debido tomar por necesidad". La frase da lugar a muchas interpretaciones, pero hablaría de una "sintonía fina" que el gobierno de Cristina Fernández ensayó pero que nunca pudo llevar a la práctica.

 La frase de Scioli podría abarcar algunos, todos, ninguno o más, de los siguientes puntos que resultan un tabú para el ideario K:

- Reducir los subsidios energéticos y al transporte, que es el principal origen del déficit fiscal, que este año llegaría a niveles de 2001, de acuerdo a estimaciones privadas. La quita del aporte estatal para mantener bajas las tarifas disparará inmediatamente las mismas. Como lo señaló Scioli, el congelamiento de las tarifas fue una"necesidad" para la salida de la crisis, en el marco de la emergencia económica. Aunque quedó completamente desvirtuado con la recuperación. Tarifas bajas hicieron, por ejemplo, que las empresas energéticas no invirtieran y se generara una urgencia importadora, un agujero por el que se fueron (se van) miles de millones de dólares. La crisis energética es en buena medida la generadora del cepo cambiario.

- Levantar el cepo cambiario. Silvina Batakis, ministra de Economía bonaerense y quien suena para ocupar el Palacio de Hacienda en caso de que Scioli sea Presidente, ya se manifestó en favor de terminar con el cepo "en forma gradual" y "a medida que ingresen más divisas". Las restricciones cambiarias alientan la existencia de una cotización paralela del dólar, precio que tiene su propio impacto en la inflación. Además, la cotización del 'libre', más alta que la oficial, desalienta la liquidación de divisas por parte de los productores agropecuarios, que guardan la cosecha en silo bolsas a la espera de una devaluación. 

- Terminar con el atraso cambiario. Estimaciones privadas indican que el valor actual del dólar oficial está un 30% por debajo del valor real de la divisa. El atraso del tipo de cambio, sostenido por el Banco Central a instancias del ministro Axel Kicillof, es utilizado como ancla contra la inflación. Sin embargo, atenta contra la competitividad de los productos argentinos. Es el motivo por el cual se mantienen en alerta las economías regionales, algunas muy golpeadas como las del valle de Río Negro, que hicieron sentir su malestar en las últimas elecciones.

- Cerrar el conflicto con los 'Holdouts'. Batakis también se pronunció a favor de acordar con los bonistas que no ingresaron al canje de deuda, aunque se alinea con el discurso duro de la Casa Rosada. Lejos de la épica, Scioli pretende terminar con el conflicto para poder acceder a financiamiento a tasas más bajas que las que puede conseguir hoy la Argentina, con 2 default "selectivos" a cuesta.

- Bajar la inflación. Los asesores económicos de Scioli, como la gran mayoría de la sociedad, no confía en las mediciones del INdEC. Miguel Bein, uno de ellos, ya había hablado de la necesidad de implementar un plan para reducir la suba de precios a un dígito durante un período de 5 años. Esta meta estaría ligada a las medidas mencionadas más arriba, principalmente reducir el déficit, que implica una menor emisión monetaria, y estabilizar el tipo de cambio para despejar expectativas de devaluación.

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