sábado, 22 de agosto de 2015

TÉVEZ Y CRISTINA

AGENCIA / OPINIÓN 
Imagen captura TV


 por RAÚL ACOSTA 

 SANTA FE DE LA VERA CRUZ (El Litoral). El jueves 20/08 hablaron Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner y Carlitos Tévez. 



 Hay una primera marcación que es necesario hacer. La instrucción de Tévez es escasa. Su inteligencia es mucha. Esa inteligencia, que es mucha, más la experiencia de vida, le permiten superponerse a su escaso grado de instrucción y darnos un mensaje claro.

La señora Presidente tiene mucha instrucción, no es súper inteligente, le da para manejar las informaciones, y el problema que tiene es exactamente el que no tiene Tévez.

Tévez no necesita disfrazarse de humilde, lo es. Cristina no puede ser humilde; es orgullosa y egoísta, egocéntrica y monárquica. Ahí ya hay una primera diferencia en cómo se paran ante la realidad.

 Las realidades de ambos también son distintas. Hija de un matrimonio separado, viviendo con la madre, yéndose a vivir con quien fue el hombre importante de su vida, Néstor Kirchner, la señora Cristina adoleció de una relación social con la clase media y con la clase importante de Buenos Aires, a la que evidentemente desea pertenecer pese a que no puede, y pese a que adquirió los modismos de lenguaje de la Recoleta lo desea, pero no lo es.

Gasta su tiempo en tinturas, maquillajes y enojos. Porque la señora Cristina se pinta y se maquilla para pelear. Y, de hecho, es feliz en la pelea, porque en la pelea, quien quiera que se enfrente, se enfrenta con una mujer peleando, y una mujer peleando dice cosas fuertes y hay que contestarle a las cosas que dice en la pelea.

 En la pelea no se dice ni la verdad ni la totalidad de las cuestiones. La señora Cristina nunca dice la verdad y nunca el total de las cuestiones. Orgullosa, peleadora, sin decir toda la verdad ni el total de las cuestiones, ayer habló Cristina, habló mal de las inundaciones, mal de personajes a los que ustedes me han oído criticar –habló mal de la Carrió-, adoctrinó a los jóvenes de La Cámpora, explicó de qué modo habían usado el dinero de las obras hídrica, aburriendo con los datos y mintiendo porque dio parcialmente los datos, y resolviendo que ella es el eje del mundo argentino.

En parte tiene razón, porque no hay frente a ella un político de fuste que pueda decirle: “señora, usted miente, está equivocada, hay otra salida mejor para el país, que es esta”. Y ese es uno de los peligros que tenemos como país.

 Cuando habló Tévez, a la noche, partió de dos o tres ejes imposibles de mover. Cada uno es lo que es uno, dentro de uno está la posibilidad de cambiar. Eso dijo Tévez.

Y dijo: “yo no necesito hacerme el humilde, yo soy así, no estoy cambiándome para sentarme de modo distinto”.

Dijo: “volví a Fuerte Apache con los cinco amigos con los que jugué de pibe y ahí no me dejan pagar, porque yo vengo de visitante”.

Y no importan los millones, ni siquiera los mencionó, lo que importa es que los amigos, como decía un viejo conocido mío llamado Miguel Beluomini: los únicos amigos de verdad son los que jugaron con vos a las bolitas, porque con ellos era te quiero, te odio, y mañana arrancamos de nuevo y no había nada que cambiase ese afecto.

Y lo que dijo Tévez es que la amistad es un afecto que no se cambia. Y él los tiene. Habría que preguntarle a Cristina quiénes son sus amigas, quiénes son los afectos que nunca cambian, con quién, de qué modo ella es humilde y honesta porque lo que estamos advirtiendo, y de eso estoy hablando, es de dos símbolos –que no es lo mismo que líderes- de Argentina.

Un símbolo que dice: me vine acá porque pese a esto que dije de que allá si te portás mal vas preso, y yo fui preso por portarme mal en el tránsito, este es mi país y acá quiero vivir. Y están las cosas mal y ojalá mejoren, dice Tévez.

Y de otro lado, la persona que maneja los destinos del país, que para lo que quiere manejarlo es para pelearse con la Carrió, con Morales, con Scioli, con Macri. Quiere gobernar para pelear.

Y Tévez volvió a Argentina porque es el sitio donde tiene afectos. No quiere pelear Si no hay un mensaje diferente en estas dos personas, es porque no se los escuchó o no se los vio. Dijo además, de un modo imposible de quitar, una verdad que la señora Cristina debería escuchar.

Dijo Tévez que a él le pasa que a donde va, ahora comprende el mundo Boca, comprende que Boca es más importante que él.

Como si necesitase comprender, Cristina, que ella es menos importante que Argentina, y que Argentina es más importante que Cristina. Cosa que Cristina no sabe o niega. Tévez se da cuenta que el mundo Boca es más importante que él.

Y los otros días, que se fue a jugar a Formosa, se encontró que ahí estaba el problema del país, que era la desigualdad. Y con las pocas palabras que maneja por su escasa instrucción, pero su inmensa capacidad de intelecto, de inteligencia, de contar lo que pasaba, Tévez dijo, en pocas palabras, cuál es el problema de Argentina: nosotros llegamos a un hotel cinco estrellas en Formosa, pero para llegar al hotel yo iba en el bus mirando a los costados, y lo que veía era feo, era duro.

Y después, dice, un muro alto, de adentro un hotel con cinco estrellas como si fuera Las Vegas, pero afuera del muro no.

¿Cómo hace usted, siendo presidente, para explicarle a Tévez que Tévez está equivocado cuando la verdad es ese? Por fuera del hotel cinco estrellas, donde paró Boca y llegó Tévez, estaba la Argentina real. Tan real que desde su monarquía tibia y debilitada, la señora Presidente no ve o no quiere ver.

Cfk no ve más la realidad. Este 20 de agosto hubo dos discursos en Argentina. Uno del egoísmo y de la pelea. Y el otro el de un muchacho que dijo “vengo a mi país porque acá están mis afectos, y yo no necesito hacerme el humilde, soy así, como me ven”.

Y dijo una frase, estamos hablando del segundo o tercer jugador de importancia en la República Argentina, ganó en Brasil, en dos ciudades de Londres, en Italia y ya había ganado en Boca –donde fue, fue campeón-, “yo, con mi representante no tenemos firmado ningún papel, nos dimos la mano. Y si nos damos la mano, y la palabra basta, está bien. Yo no tengo firmado ningún papel”.

 Cristina, con Hotesur, con Lázaro Baéz, con Cristóbal López, con la trampa, ¿qué papel tiene firmado? Todos. Y ese es el miedo. Que sobreviva el país de Cristina y nunca lleguemos al país de Tévez.

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