por MARCOS DUARTE
CIUDAD DE CÓRDOBA (Diario Alfil). Apenas conocidos los resultados de las PASO, el kirchnerismo profundizó la estrategia de acercamiento al peronismo cordobés que ya había lanzado al momento de las elecciones provinciales.
Los gestos de distensión hacia el gobernador electo Juan Schiaretti por parte de distintos funcionarios del gobierno nacional se repitieron incesantemente desde que los guarismos de las primarias confirmaron que De la Sota era el postulante presidencial más votado en Córdoba.
El cálculo de los operadores del Frente para la Victoria es simple. El casi millón y medio de votos que consiguió el gobernador de Córdoba es uno de los pocos nichos que Daniel Scioli analiza como aptos para acrecer su caudal electoral.
Según el análisis del bonaerense y sus estrategas la filiación peronista de esos electores los convierte en permeables a su propuesta. El propio Schiaretti tuvo que salir al cruce de las repetidas insinuaciones de los voceros del FPV que sugerían diálogos políticos.
De la Sota recogió el guante y cortó en seco las especulaciones: “Las versiones de contactos de Juan con funcionarios del Gobierno nacional son todas operaciones de prensa. No hubo ningún contacto y ya lo negó de manera pública”.
El propio Daniel Scioli dedicó un párrafo elogioso al gobernador de Córdoba en la conferencia de prensa que ofreció con motivo de las inundaciones que sufre la provincia de Buenos Aires. Ponderó su “espíritu de colaboración” y reveló que había recibido su solidaridad por medio de un llamado telefónico.
Cierto es que De la Sota se puso a disposición del gobernador de Buenos Aires para asistirlo en la tragedia, pero el candidato presidencial oficialista fue específico en el elogio cuando lo diferenció de quienes, según él, pretenden sacar tajada política de la situación.
A esta ofensiva, De la Sota respondió en forma tajante. Efectuó una presentación judicial ante la Corte Suprema de Justicia solicitando resolución al reclamo por 12 mil millones que el Estado Nacional le adeuda a la provincia.
Córdoba quedó fuera de la refinanciación de pasivos provinciales con el argumento de que la demanda presentada en su momento aún no tiene sentencia definitiva del Máximo Tribunal. “Venimos a decirle a la Corte que suspenda el cobro que nos hace la Nación hasta tanto el tribunal resuelva las demandas que hemos iniciado oportunamente sobre el fondo del asunto”, dijo el gobernador para luego aclarar “el Gobierno nacional le cobra a Córdoba, lo que dice que Córdoba le debe, y no paga lo que nos debe: más de 12 mil millones”.
La petición concreta es que la Corte exima al estado provincial de esos pagos hasta que la cuestión de fondo quede zanjada. El mandatario provincial enmarcó su contraataque político-judicial en la historia de conflictos que tuvo su administración con el gobierno de Cristina Kirchner.
“Vengo como gobernador de los cordobeses a pedirle a la Corte que haga justicia y que no siga discriminado el Gobierno nacional a los cordobeses de la manera en que lo ha hecho durante todos estos años”; y agregó: “El pueblo de Córdoba no se lo merece, el Gobierno así no lo entiende y venimos a la Corte, en quien confiamos, a pedir justicia”.
Esta iniciativa en los estrados judiciales está orientada a poner blanco sobre negro en la relación entre el kirchnerismo y el peronismo cordobés. En su momento, De la Sota diferenció su buena sintonía con Scioli de su alineamiento político. Incluso advirtió al bonaerense que un acuerdo con los sectores duros del FPV alejaría definitivamente la posibilidad de acuerdo político con Unión por Córdoba.
La nominación de Carlos Zannini, responsable del último enfrentamiento Nación-Provincia, como segundo en la fórmula oficialista fue el cierre definitivo de cualquier entendimiento. Para que su posicionamiento quede absolutamente nítido, el gobernador saliente afirmó que no ocupará en el futuro ningún cargo no electivo.
Esta definición despeja las versiones que le asignan un futuro ministerial en el gabinete nacional. Como remate, De la Sota replicó a su estilo. Descartando, como era previsible, un eventual retiro de la primera línea de la política, dejó entrever que podría insistir en su intento de llegar a la Casa Rosada en cuatro años.
Quienes auguraban un pase a retiro del mandatario saliente luego de las PASO parecen haberse equivocado de cabo a rabo.
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