martes, 27 de diciembre de 2011

CLAVES


PROBLEMAS PARA LA FLOTA PESQUERA DE VIGO

Fin de año complicado para Malvinas/Falklands

Chile se sumó a Uruguay y no reconocerá buques con la bandera de Falklands. Pero lo más complicado es que la flota pesquera de Vigo, España, se queda sin puertos por apoyo en Chile para obtener servicios portuarios y de abastecimiento, un negocio de entre US$ 200 millones y US$ 300 millones anuales.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La flota pesquera originaria de Vigo, en España, que opera en la zona de islas Malvinas/Falklands se quedó sin puertos de reabastecimiento y apoyo, tras la decisión del Mercosur de cerrar sus puertos a los buques con bandera del archipiélago, explicó el diario El Mercurio, de Santiago de Chile.

Los armadores vigueses esperaban poder contar con puertos chilenos, especialmente el de Punta Arenas, para usarlos como alternativa en reemplazo de Montevideo, Uruguay, hasta ahora su base de operaciones.

La flota de Vigo en Montevideo le provocaba una facturación de hasta US$ 300 millones a proveedores uruguayos, obtenidos a través del pago de tasas y servicios portuarios y los servicios prestados a las embarcaciones y las tripulaciones, entre otros aspectos.

Ese negocio planificaba mudarse a Punta Arenas.

Sin embargo, la decisión chilena de respaldar la posición del Mercosur (reafirmada por el ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick), obligaría a los armadores de Vigo a optar por puertos en África, con costes mucho mayores, y que harían menos conveniente la extracción de especies de menor valor comercial.

En Malvinas/Falklands sólo existe una compañía marítima que brinda servicios portuarios, la griega Lavinia Corporation, que actúa como un monopolio, según el diario español Faro de Vigo.

Mientras tanto, operadores portuarios de Montevideo trataban de revertir la medida adoptada por las autoridades del país, debido a las pérdidas que traería la ausencia de la flota abanderada en Malvinas para la economía de este terminal marítimo.

El vocero del gobierno de Sebastián Piñera, Andrés Chadwick, destacó que de acuerdo a "la política exterior del Estado de Chile, que ha sido permanente y por muchos años mantenida", no existe un "reconocimiento a una jurisdicción propia, a una soberanía propia de las islas Malvinas".

"Sin ese reconocimiento del Estado de Chile, no corresponde el reconocimiento a naves que lleven las banderas de las Malvinas", indicó Chadwick.

La semana pasada, durante la cumbre del Mercosur realizada en Montevideo, el bloque regional decidió prohibir que barcos con la bandera de las Malvinas atraquen en sus puertos.

El Mercosur está integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, en tanto que Chile es uno de los países asociados al bloque.

"Lo único que ha ocurrido es que Chile ha suscrito este acuerdo de ratificación de una política permanente del Estado de Chile, Chile siempre ha apoyado las reivindicaciones y los derechos del Estado argentino", aseguró el vocero del gobierno trasandino.

Chadwick destacó que el Gobierno británico no le manifestó "ninguna" inquietud a la gestión de Piñera por la decisión. "No hemos tenido, hasta el momento, ninguna expresión por parte de la Embajada de Gran Bretaña en Chile o del Gobierno inglés sobre ninguna situación sobre la ratificación que ha hecho Chile a este acuerdo", aclaró

En tanto, un diario canadiense devino en vocero de Falklands:

"Los 3.000 habitantes de esta isla están orgullosos de ser súbditos británicos, y ninguna cantidad de argentinos soplando y resoplando va a cambiar eso", publicó el Globe and Mail.

Y agregó que los "intentos belicosos de la presidenta argentina Cristina Fernández por cambiar la soberanía  de la isla, y desarticular los enlaces de las flotas comerciales de las Falklands en Sudamérica  no tienen justificación".

También afirmó que es "hasta antideportivo que el equipo olímpico de Argentina lleve en sus camisetas una declaración política sobre las islas, a su favor". 

Sobre Cristina Fernández, el Globe and Mail sostuvo que "enfrenta un año difícil, con una inflación en aumento, competitividad en descenso, y acusaciones sobre coartar la libertad de expresión de los medios de comunicación".


En los últimos días dos diarios del Reino Unido, The Guardian y The Independent, cuestionaron la posición británica sobre Malvinas y propusieron entablar una negociación como reclama la Argentina con cada vez más apoyos internacionales. 

En verdad, lo que reflejan ambos periódicos es un avance sustantivo de la Argentina en la discusión sobre la disputa de soberanía, más allá de que los gobiernos británicos de cualquier signo repitan un texto bien aprendido sobre la "autodeterminación" de los kelpers y mantengan el ya perimido derecho a veto en el estratégico Consejo de Seguridad de la ONU. 

Estos progresos se anotaron en ámbitos diplomáticos y prepararon el terreno para que el Gobierno redoble la ofensiva por vía pacífica en 2012 cuando se cumplan 30 años de la Guerra, que Londres usa para legitimar su permanencia en el Atlántico Sur. 

Hace apenas dos años la diplomacia argentina reprochaba una falta de acciones concretas por parte de la región en solidaridad con Buenos Aires y puso en marcha un plan con ese fin.

El panorama cambió en poco tiempo: el año pasado la Cumbre del Grupo de Río que incluye países del Caribe históricamente enlazados al Reino Unido aprobaron una resolución para que ambas partes negocien; y la semana pasada el Mercosur aprobó una veda para naves con bandera de las islas en sus puertos. 

"Tradicionalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores (británico) les dice a los reporteros, sotto voce, que los gobiernos de América Latina (y, sobre todo, estas alianzas que ahora incluyen a los países del Caribe con lazos históricos con Gran Bretaña) hablan con lenguas viperinas y en realidad no apoyan el reclamo argentino de las Malvinas", señaló The Guardian en el artículo escrito por Richard Gott. 

"Sin embargo, la verdad es que la música de fondo ha cambiado. Los países de América Latina ya no buscan a Europa y a Estados Unidos para apoyo y asesoramiento. Han crecido como para hacer las cosas a su manera. La reclamación esta semana de Argentina sobre las Malvinas ha sido fuertemente reforzada", concluyó Gott. 

Por su parte, The Independent evaluó que Londres debería considerar la "oferta" de dialogar con la Argentina y recordó que "el año pasado, (la secretaria de Estado norteamericana) Hillary Clinton sugirió" la posibilidad de avanzar en tratativas entre los gobiernos de Cristina Fernández y David Cameron. Además del respaldo unánime del mundo emergente recogido en los últimos meses, aquella postura conciliadora de la jefa de la diplomacia estadounidense -histórico aliado militar del Reino Unido- también abre perspectivas en el hemisferio norte. Ese rol se puede profundizar ante el nuevo abordaje más "maduro" de las relaciones entre Washington y Buenos Aires. 

La recuperación de las islas no será sencilla ni mucho menos inmediata, pero por lo menos ahora hay una sensación de que la piedra está en horadación. Ya no hay cumbre o encuentro internacional en el que no salga una resolución instando a ambas partes a reanudar las negociaciones por la soberanía. 

"Malvinas figura al tope de la agenda exterior argentina", dijo Jorge Argüello, embajador en Estados Unidos y encargado en los últimos años de llevar a todo el mundo el reclamo de las islas como representante ante las Naciones Unidas. "Teníamos desarrollado una estrategia clara y ya se ha verificado", subrayó el flamante embajador, quien además en el último año aprovechó las tribunas que le ofreció la titularidad argentina del Grupo de los 77 más China. Todos los embajadores tienen la instrucción de plantear la cuestión Malvinas en el máximo nivel de esos países. Harán especial hincapié en los naciones de la Unión Europea que hasta ahora se mostraron alineadas con la posición británica. Cristina además designará a un nuevo embajador en Londres, sede vacante desde que Federico Mirré se jubiló en 1998, con el objetivo de ocupar todos los lugares posibles y fortalecerá la misión de embajadores "itinerantes" en Naciones Unidas, tarea que desempeñó Argüello.

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