lunes, 13 de febrero de 2012

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NOVEDADES ENERGÉTICAS

Repsol YPF devolvería a las provincias 37 áreas

Continúa el show ladriprogresista para ocupar la agenda mediática, entreteniendo a la opinión pública respecto a las cuestiones importantes.

 

AGENCIA/El diario BAE, del Grupo Olmos, cercano al Frente para la Victoria, afirma que habrá una devolución de áreas de Repsol YPF a las provincias, por al menos del 5% de lo producido por la petrolera. La formación Vaca Muerta, de Loma La Lata sería una de ellas, y tiene un enorme potencial en shale gas y taight gas.


Repsol YPF podría revertir al estado nacional al menos 37 áreas operadas en las que explota hidrocarburos. Las provincias que más se verían beneficiadas con una posible relicitación de esas áreas serían Chubut y Neuquén, seguida por Mendoza.

Lo cierto es que si bien estos pozos aportan menos del 5% de la producción de líquidos de Repsol YPF y no son de relevancia estratégica, el retorno de estas zonas a las gobiernos provinciales sería un fuerte gesto por parte de la petrolera hispano argentina para con el Gobierno, luego de varios meses de una escalada de conflictos entre la compañía y el Ejecutivo nacional, que alentaron los rumores de una reestatización de la empresa de hidrocarburos más grande del país.

Ya a comienzos de 2007, Repsol había encomendado a un banco de inversión (Scotia Bank) la búsqueda de eventuales interesados en asumir la continuidad de explotación de las 37 áreas. Para la petrolera, esas desvalorizadas concesiones no registran una producción atractiva y tampoco ofrecen potencialidad exploratoria que justifique lanzar mayores inversiones.

Las 37 áreas de las que Repsol YPF buscó desprenderse respondían al objetivo de desembarazarse de la responsabilidad que debe mantener para justificar el manejo de la comercialidad de esas concesiones sin gran futuro exploratorio.

Esas áreas no son, por supuesto, ni las neuquinas Loma La Lata ni Chihuidos de la Sierra Negra, Sierra Barrosa o incluso Chachauen, área ubicada en Mendoza, donde en los últimos meses YPF identificó un reservorio con capacidad de poder aportar hasta 40 millones de barriles equivalentes en petróleo, representativos de unos 8 millones de metros cúbicos, y que reúne potencialidades para convertir a esa provincia en una de las primeras productoras de crudo del país.

Pero lo cierto es que YPF, además de las 37 áreas que no revistan atractivo, tiene otra veintena de concesiones operadas que están bajo explotación desde hace años, mientras que otras como Bandurria, ubicada en la cuenca neuquina de Loma La Lata, YPF ya perforó un pozo (La Caverna-x1) de significativo rendimiento inicial de 200 m3 diarios.

En realidad, YPF, en la etapa inicial de su privatización de áreas centrales (5) y marginales y su posterior apertura al capital privado, debió desprenderse de valiosos activos cuyas divisas fueron derivados a consolidar el régimen de la convertibilidad. Pero esa decisión marginó a YPF de mantener una presencia relevante en la cuenca Noroeste y Austral, donde otras compañías buscaron desempeñar un rol protagónico como fue el caso de Pluspetrol en el área Ramos, desde donde partió el primer gasoducto al norte de Chile (Gas Atacama), hoy inactivo por el decaimiento de ese campo salteño.

Los desafíos que demandará a Repsol YPF la conversión en reservas de los recursos no convencionales ubicados en la formación Vaca Muerta obligarán a esa corporación a encarar formidables inversiones en unos 2.000 pozos multifracturados que costarían cerca de 24.000 millones de dólares. O sea, unos 12 millones de dólares por pozo.

Lo cierto es que después del duro documento emitido este jueves por las provincias petroleras nucleadas en la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) contra YPF, los u$s3.047 millones en inversiones están cada vez más lejos de ser una cifra satisfactoria para el Gobierno.

Una década de retroceso inversor

El retroceso inversor petrolero que se manifestó tras la desaparición de la convertibilidad a comienzos del 2002 es también extensivo a otras grandes corporaciones como Chevron, una de las petroleras más grandes del mundo y que ingresó al país en 1999 con la compra de la ex compañía Petrolera Argentina San Jorge, pero en cuyas áreas evidenció un modesto desempeño y bajo entusiasmo inversor. Petrobras Energía también fue otra desilusión manifiesta, quizás algo disimulado por la estrecha relación política que existe con el Brasil
Pluspetrol fue muy activa en los desafíos asumidos junto con Hunt Oil y la coreana SK en el campo de Camisea, Perú, dónde se transformó en la primera productora de líquidos de ese país, aún por arriba de la estatal Petroperú, pero no en la Argentina.

Sólo sobresalen como excepciones por la continuidad de su esfuerzo productor y explorador los casos de Total Austral y Pan American Energy, y en los últimos tres años, la norteamericana Apache Energía Argentina.

Las provincias quieren intentar asumir una relación petrolera con otros nuevos actores. ¿Pero con quienes? No cabe más bien extremar la presión sobre las que ya están en el ruedo con el ánimo de obtener una respuesta adecuada. Mientras tanto la Argentina tendrá que esforzarse en cerrar la brecha de precios que existe en su relación internacional con los precios a los que se remunera el crudo y el gas en la boca del pozo.

 

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