jueves, 9 de abril de 2015

LA POBREZA DISMINUYE EL TAMAÑO EL CEREBRO DE LOS NIÑOS

AGENCIA / INFORME ESPECIAL



 La falta de una buena alimentación lleva a otros asuntos que también van deteriorando al órgano de manera temprana como la angustia, la depresión, el estrés y la exclusión social. Todo ese combo atenta directamente contra las capacidades intelectuales de los chicos afectados.



 El informe, dirigido por las neurocientíficas Kimberly Noble (Universidad de Columbia en Nueva York) y Elizabeth Sowell (del Hospital de Niños de Los Ángeles California), se centró en el análisis de 1.099 cerebros de entre 3 y 20 años, provenientes de familias estadounidenses de bajos ingresos (menos de 4,500 mensuales).

 El mismo se basó en estudiar el órgano en más de mil niños de distintos niveles socioeconómicos mediante resonancia magnética. Los médicos hicieron énfasis en la superficie cortical del cerebro, que es donde se alojan las actividades cognitivas como el lenguaje, memoria e imaginación, y que va aumentando su tamaño a medida que el niño u adolescente desarrolla el cerebro.

 "Una mala educación, falta de estímulo o acompañamiento en el aprendizaje, o un contexto desagradable como un ambiente estresado y una alimentación desequilibrada, son factores que sin duda tienen que ver con la pobreza y coartan el desarrollo cerebral", aseguró uno de los investigadores.

 Por su parte, Natalie Brito, otra de las integrantes del equipo, aseveró que sin dudas el desarrollo del cerebro va de la mano de las condiciones socioeconómicas del niño.

"Las habilidades intelectuales están estrechamente ligadas con factores socioeconómicos. Una diferencia de pocos miles de dólares entre las familias de rentas más bajas cambian las condiciones de vida de los niños, por lo que se producen incrementos significativos en las capacidades cognitivas, como un mejor uso del lenguaje y una toma de decisiones más rápidas", insistió la mujer.

 Big Vang Suzanne Houston, uno de las autores del estudio, explicó que la epigenética (modificación del ADN causada por factores ambientales) así como la depresión y estrés pueden ser hasta hereditarios.

"Como científicos y como parte de la sociedad, investigamos cómo mejorar la situación de estas familias en ambientes desfavorecidos", afirmó Natalie Brito.

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