jueves, 9 de abril de 2015

HORROR EN ENTRE RÍOS: EXFUNCIONARIO VIOLÓ A 40 MENORES

SOCIEDAD / NOTICIAS 



 Javier Broggi fue denunciado por abusar sexualmente de chicos de 6 a 13 años, entre 1988 y 1995. Foto: @Mdellamora 

 Se trata de Javier Broggi, quien fuera responsable de Turismo y Cultura de la localidad de Urdinarrain hasta 2008. Confesó sus delitos por mail. El caso del exfuncionario de la provincia de Entre Ríos, Javier Broggi, estalló en las últimas horas y conmovió a todos, sobre todo en su pueblo, Urdinarrain.



Está acusado de haber abusado a por los menos 40 menores de entre 6 y 13 años. Ahora, se dio a conocer un correo electrónico que sería clave para la investigación judicial en curso. Broggi es el ex secretario del Colegio Nacional y fue responsable de Cultura y Turismo de la municipalidad hasta mayo de 2008, muy reconocido localmente por su destacado desempeño laboral.

Fue denunciado por abusar sexualmente de chicos de 6 a 13 años, entre 1988 y 1995. Las víctimas serían alrededor de cuarenta, aunque la mayoría prefirió el silencio y pocos se animaron a declarar en los tribunales.

 Los que cuentan lo sucedido tienen hoy entre 27 y 35 años.

¿Cuál era su metodología?: el hombre, que actualmente tiene 53 años, se ganaba la confianza de los matrimonios con chicos y después a esos chicos los invitaba a su casa para enseñarles a dibujar, mostrarles alguna película o el último videojuego, porque siempre tenía lo último en tecnología para seducirlos.

En ese ámbito, los manoseaba o les eyaculaba en la cara, según consta en un informe del diario Página/12.

Broggi envío un email a los padres de una de sus víctimas para pedirles perdón por su delito.

Este es el texto completo: 

"Nada peor que verlos con el corazón destrozado. Se fue a la mierda mi imagen de amigo o de hermano. Se cayó mi cara oculta. Mi lado oscuro de mierda que tuve. Yo sé que pedir perdón no alcanza, que nada alcanza. 

¿Qué va a alcanzar? Yo agradezco tanto que hayan sido tan valientes a pesar de la procesión que llevan. Yo no sé cómo se remedian estas cosas. Nunca creí que podía hacer tanto daño. No me cabe ni en mí. Si para ustedes era un hermano, para mí también eran mi familia. Digo era. Porque va a ser difícil que me miren con la misma cara. 

Yo no tengo temor en hacer todo lo posible para que su hijo no sufra. No sé cómo. Pero hoy el dolor me llegó hasta los tuétanos. Estoy como en el aire. Pero siempre me quedo en que el otro queda peor. Será que toda la vida tuve estas mierdas. Será que me volvió el pasado que no quiero. Será, qué sé yo. 

Yo nunca voy a olvidar esta noche. No puedo olvidar las palabras y ese llanto sincero por alguien que les cagó la vida. Como si no hubieran tenido demasiado. Qué mazazo. 

Este es el click que quizás necesitaba para darme cuenta de que tengo que tratarme. Que esas cosas terribles que hice hoy me avergüenzan. Pero sobre todo me hacen mirar hacia atrás. Soy una mierda, ya lo sé. Pero al menos quiero recomponer lo mínimo que pueda. Pedir perdón no va a alcanzar ni el día del arquero. Pero es la primera palabra que me sale. 

Ahora sí que nosotros los de entonces ya no podemos ser los mismos. Nunca sé por dónde voy a empezar a recuperarme. No sé tampoco cómo me van a mirar mañana ustedes o los chicos. No quiero ser la víctima. Soy el que provocó -con mis mambos sin resolver- una situación que los derriba. 

Creo que la mejor manera será hablar. Tratar de ayudar y que me ayuden. Yo siento por ustedes el mayor afecto. Eso no se puede diluir. Es quizás el punto de recuperar este pasado que hay que sacar. 

Vivir confundido es lo que siempre me mató. No es una vida fácil. Yo sólo quiero que vuestro hijo pueda hablar conmigo. Que me cuente para que me pegue y me haga descender al infierno que tiene que haber vivido. A lo que vive. 

A partir de esto, yo haré todo lo que sea. Por lo pronto, para mañana suspendo las reuniones. Quedo a la espera. Un mensajito. Una llamada. Yo quiero que al menos mi corazón no se caiga más. Y menos el de ustedes. 

Sé que puede parecer banal todo esto. Sé que es fácil escribir. Sé que la fama de convencer con palabras es un terrible estigma. Pero también sé, y lo asumo, que soy culpable”.

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