martes, 27 de enero de 2015

EL CALENTAMIENTO DEL ÁRTICO. LA DESESTABILIZACIÓN DEFINITIVA

ECOLOGÍA / NOTA DE OPINIÓN 



 Por JULIO CÉSAR CENTENO 

 La temperatura promedio ha aumentado cerca de 1°C sobre el promedio de la época pre-industrial. Aunque aparentemente insignificante, ha provocado que la superficie del hielo ártico marino haya perdido la mitad de su extensión desde 1950 (10 millones km2), un tercio sólo entre 1980 (7,41 MM km2) y el 2014 (5,01 MM km2), medido en septiembre cuando se presenta el mínimo anual.



Sólo durante este último período se han derretido 9.000 kilómetros cúbicos de hielo marino, provocando que su volumen se haya reducido a menos de la mitad sólo en los últimos 34 años. La capa de hielo sobre Groenlandia cubre 1,7 millones de kilómetros cuadrados y contiene 2,83 millones de kilómetros cúbicos de hielo.

Su pérdida implicaría un aumento en el nivel del mar de 7,4 metros. Groenlandia ha perdido en promedio 260.000 millones de toneladas de hielo cada año entre el 2002 y el 2014.

El Ártico como lo conocemos está desapareciendo. Los ecosistemas se aproximan a un estado de caos. La flora y la fauna sub-ártica se desplazan hacia el norte en un intento por sobrevivir.

Docenas de miles de morsas se han desplazado hacia la costa nor-occidental de Alaska. La población de osos polares en el mar de Beaufort se ha reducido en un 40% en apenas 10 años.

El rápido deshielo del Ártico ha provocado una carrera por sus recursos, en particular las reservas de petróleo: 90.000 millones de barriles y gas natural: 44.000 millones de barriles equivalentes de petróleo.

En el Ártico también se encuentran importantes depósitos de oro, plata, diamantes, titanio, níquel, hierro, zinc, paladio, platino y cobalto, además de importantes recursos pesqueros.

De allí se extrae actualmente el 40% del paladio, 20% de diamantes, 15% del platino, 11% del cobalto y 10% del níquel que se consume en el mundo.

De sus aguas se extrae el 11% de la pesca global anual. Cerca de 10% del suministro mundial de petróleo y una cuarta parte del gas natural provienen en la actualidad de la región Ártica.

Estas cifras tienden a aumentar rápidamente. Los países que comparten el territorio reclaman derechos más allá de las 200 millas de zona económica exclusiva en anticipación al reparto de sus recursos: Estados Unidos, Rusia, Noruega, Dinamarca-Groenlandia, Islandia y Canadá.

Otro aspecto de importancia estratégica son las rutas de transporte que se abren con la pérdida de las masas de hielo. En el 2007 sólo 3 buques rompe-hielo se atrevieron a realizar esta peligrosa travesía.

En el 2013 fueron surcadas por 72 buques convencionales de carga, reduciendo el recorrido entre 4.000 y 5.000 kilómetros en comparación con las vías alternas a través del Canal de Suez, los estrechos de Malaca y Gibraltar o el Canal de Panamá.

En el 2010 se transportaron 110.000 toneladas de carga por la Ruta Norte. En el 2013 aumentó a 1,4 millones de toneladas, con un incremento previsto a 4 millones para el 2015 y a 60 millones para el 2030.

Aunque esto es sólo una fracción de lo que se transporta por el canal de Suez (740 millones de toneladas en el 2012), la Ruta Norte se convierte rápidamente en un enlace estratégico entre Asia, Rusia, Europa y Norteamérica, particularmente en el ámbito militar, en materia energética y tecnología de punta.

Un viaje desde Melkoya, Noruega hasta Yokohama, Japón, por la Ruta Norte ahorra 21 días de viaje en cada dirección y US$ 800.000 sólo en costos de combustibles.

El reciente deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos aumenta el riesgo de militarización de la región.

Ante el creciente acoso de la OTAN, Rusia ya ha desplegado su nuevo Comando Norte y su Flota del Norte con 40 barcos de guerra para defender sus intereses en la región.

Para inicios del 2015 se encuentra prevista la activación de una Flota de Drones rusa para vigilancia y reconocimiento. Rusia plantó su bandera en el fondo del océano Ártico en el 2007, en una cápsula de titanio, 4.200 metros directamente debajo del Polo. Ecoportal.net

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